En Colombia, el cultivo de hongos podría convertirse en una alternativa de alimentación y de solución a problemas de disposición de residuos agroindustriales y de contaminación ambiental. Investigadores estudian posibilidades.
Pleuroto en forma de ostra
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La cuestión es muy sencilla. Investigadores del Grupo de Biotecnología de la Corporación Universitaria Autónoma de Occidente, CUAO, de Cali, Colombia, experimentan en su laboratorio el cultivo de hongos comestibles en mezclas de desechos que, generalmente, son causa de problemas ambientales.
Normalmente, los hongos comestibles son cultivados en pasto, boñiga o en otros materiales orgánicos. Este grupo de investigadores aprovecha desechos que afectan el equilibrio de los ecosistemas, como es el tamo del arroz y la maleza acuática conocida como Buchón de Agua, para conseguir, a muy bajo costo, un alimento de alto valor proteínico, como son los hongos.
El Buchón de Agua es considerado como la maleza acuática más peligrosa del mundo, por su capacidad de colonizar amplias masas de agua en muy corto tiempo. Esta maleza es la causante del grave deterioro que sufre la Laguna de Sonso, una de las más grandes masas de agua del suroccidente colombiano, ubicada a aproximadamente una hora de Cali.
La presencia del Buchón
hace que se disminuya el oxígeno en la laguna y no permite que las
algas que allí habitan, y que son el principal alimento para los
peces, tomen el sol que requieren para su supervivencia.
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Los profesores de la División de Ciencias Básicas de la CUAO, bioquímicos Julio César Molina Bastidas, Julio César Montoya Villegas y Julio César Wilches Rodríguez, exploran diferentes alternativas para minimizar estos problemas ambientales y reutilizar materiales críticos en la producción de alimentos. El cultivo de hongos comestibles es una de ellas.
El profesor Molina Bastidas,
quien coordina los estudios, manifestó que se ha demostrado la capacidad
biodegradadora del hongo, después de 30 días de ser sembrado
en la mezcla de desechos.
Según el profesor Wilches
Rodríguez, los trabajos del Grupo de Biotecnología de la
CUAO, que iniciaron hace dos años, han sido realizados con un hongo
de la especie conocida como Volvariella esculenta, que crece frecuentemente
en algunos países asiáticos. Sin embargo, los investigadores
también están identificando hongos comestibles nativos en
la cuenca baja del Río Líli, en el departamento del Valle
del Cauca, al sur de Colombia, para analizar su capacidad biodegradadora
y compararla con los conocidos en el mundo.
Champiñón silvestre
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De otro lado, el Instituto
de Ecología en Xalapa, México, ha probado cultivos de hongos
comestibles sobre pulpa de café, bagazo de caña de azúcar,
bagazo de maguey tequilero, lírio acuático, viruta y aserrín
de diversas maderas, con resultados bastante exitosos.
Pese a esto, en Colombia aún no se tiene una cultura que nos lleve a pedir el hongo de cada día como parte de nuestra alimentación. Por su lado, países como México, China, Japón, Tailandia e Indonesia tienen toda una tradición de cultivo de hongos para consumo humano.
En México, 205 especies de hongos son comestibles. Los silvestres tienen muy buena aceptación en los mercados nacionales y extranjeros, por lo que su demanda tiende a incrementarse, según datos del Instituto de Ecología de Xalapa.
De acuerdo con el profesor Montoya Villegas, aunque en nuestro país hay una gran riqueza y variedad de hongos, alta disponibilidad de residuos y desechos y mayoría de población con déficit proteínico y vitamínico, son pocos los estudios en este campo.
El cultivo de hongos en Colombia y otros países de Latinoamérica, podría ser no sólo una alternativa de alimentación a bajo costo, sino una oportunidad de generar nuevos productos y mercados, aún más, si se tiene en cuenta que la producción de residuos agrícolas y agroindustriales en los países en desarrollo, se calcula al rededor de 2.500 millones de toneladas al año.
Actualmente se conoce que el hongo que más se explota es Tricholoma magnivelare, conocido en México como hongo blanco. Su importancia comercial es tal, que en 1993 se cotizó en unos 150 dólares el kilogramo, en el mercado internacional.
Con los estudios hechos por los profesores de la CUAO, en Cali, se espera que, aproximadamente en dos años, los pescadores, en especial de las lagunas, y los pequeños agricultores colombianos, tengan un paquete tecnológico de fácil manejo, para que aprendan a cultivar los hongos y, al mismo tiempo, contribuyan a solucionar problemas ambientales y de disposición de desechos agroindustriales.
¿Necesita
más información acerca de este artículo?
Puede contactar al Investigador Julio César Montoya. Corporación
Universidad Autónoma de Occidente.. Cali, Colombia. Email :
jmontoya@verne.cuao.edu.co
Fué el quien gentilmente nos sirvió de fuente para la elaboración del texto que usted acaba de leer. |
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