Al hablar de juventud, necesariamente hay que tratar el tema de la violencia pues lamentablemente los índices de participación delictiva y generadora de conflictos violentos, para el caso de los jóvenes, son elevados.
Foto de Rev. Positiva |
Los medios de comunicación son también responsables de la desorientación y la falta de identidad de los jóvenes, cuando lo que presencian en ellos es el reflejo de unas sociedades ajenas o imaginarias que no corresponden a su entorno. |
“A plena luz del día, un sujeto de escasos 17 años, dió muerte a un reconocido comerciante de la ciudad”. “ Un sujeto joven que caminaba desprevenido por su barrio, murió a manos de otro joven que se movilizaba en una moto. Algunos testigos declararon que el hecho ocurrió, por robarle las zapatillas a la víctima. Otros aseguran que mas allá del robo, se trata de una pugna entre pandillas”.
Informaciones como estas aparecen, cada vez con mayor frecuencia, en los medios de comunicación de todo el mundo. Incluso el problema ha tomado proporciones mayores porque los niños están pasando de víctimas a protagonistas de la agresión como es el caso, que ha conmocionado al mundo, de los menores asesinos en los Estados Unidos.
En Colombia, hay muchos sectores preocupados por este problema y existen instituciones que estudian y trabajan en distintas comunidades, en busca de alternativas de solución.
En Cali, el Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de Violencia y Promoción de la Convivencia Social de la Universidad del Valle, CISALVA, adelanta investigaciones para la intervención y prevención de la violencia y es además, centro colaborador de la Organización de Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud.
Los jóvenes y la violencia
Se considera que la violencia juvenil es generada por causas estructurales, es decir por las carencias a las que se ve sometida la juventud, por una sociedad que no está en capacidad de ofrecerle las condiciones necesarias para su óptimo desarrollo como individuos.
La pobreza, que los somete a situaciones de mala alimentación y salud, la falta de educación y el desempleo, se constituyen en un caldo de cultivo para crear insatisfacción, conflictos emocionales, resentimientos, en jóvenes que ven en la violencia, la manera de acceder a lo que no poseen o de reclamar justicia e igualdad, involucrándose en el conflicto armado.
Foto de Rev. Discover |
Es preocupante el hecho de que el referente o modelo para muchos niños y adolescentes, es el joven de las bandas, porque tiene poder y reconocimiento, mientras que no se identifica por ejemplo, con el joven que trabaja con la comunidad. Es necesario trabajar por la transformación de los ideales de futuro y personalidad de las nuevas generaciones. |
Cuando los jóvenes terminan su bachillerato tienen la obligación de prestar servicio militar, entonces se les prepara para la guerra. El Ejército les enseña a manejar armas asi como las estrategias de guerra.
“Pero cuando se desmoviliza la guerrilla o cuando salen del ejército, las ofertas de trabajo son reducidas. Quedan entonces muchachos que no tienen otra habilidad distinta a la de matar y es una opción para el que no sabe hacer otra cosa”, expone Humberto Arboleda, quien trabaja con jóvenes, en la Corporación Región de Medellín.
Existe además una preocupación por los referentes o modelos que tienen los niños y los adolescentes. El niño quiere ser como el joven de las bandas, con poder, reconocimiento, mientras que no se identifica con el joven que está trabajando con la comunidad como es el caso, por ejemplo de los jóvenes de la Pastoral Juvenil de Medellín, quienes no han podido convertirse en modelo para los niños de las comunidades con las que trabajan. Es preciso entonces, buscar fórmulas y motivaciones para que los niños transformen sus ideales de futuro y de personalidad.
Para Héctor Fabio Mesa, un representante de la juventud caleña, los medios de comunicación son también responsables de la desorientación o la falta de identidad de los jóvenes porque lo que presencian en ellos es el reflejo de unas sociedades ajenas o imaginarias , que no van de acuerdo a su entorno “Nos muestran a un joven rebelde, con la chaqueta de cuero, la moto, que tiene mil mujeres y que es “un berraco”; induciendo con esto al joven, a creer que ese es el ideal. Pero rara vez se muestra al joven con su camarita trabajando en el canal comunitario o con el grupo ecológico, sembrando árboles. Pero en los noticieros si lo muestran porque violó, mató o atracó. También, cuando se trata de buscar el consumo presentan al joven como el bonito, el rebelde con frases como “tu decides”, “haz lo que quieras”. La programación para la juventud está dirigida hacia el consumo”.
Víctimas pero tambien responsables
De otra parte Alonso Salazar, investigador y escritor del libro “ No nacimos para semilla ”, sostiene que no puede mirarse al joven únicamente como una víctima de la sociedad, al contrario hay que reclamarle una conciencia de autoresponsabilidad , sobre su propia vida y sobre su entorno “¿ Acaso el joven no tiene capacidad para decidir y construir su futuro?. Todos como sujetos somos responsables de nuestras decisiones y no sólo víctimas de lo que otros nos han hecho”.
Ilustración de Rev. Discover |
Es preciso que las instituciones que trabajan en proyectos dirigidos hacia los jóvenes, creen espacios para que ellos también participen en la formulación de las propuestas y en la toma de decisiones y no que sean los expertos únicamente los que decidan las acciones a seguir, sin considerar las necesidades reales de los jóvenes. |
El afecto, la comunicación y el lugar que se le da al muchacho en la familia, es muy importante porque muchas veces los jóvenes que tienen problemas de droga , delincuencia o sicariato, están buscando reconocimiento y esa causa puede estar por encima de razones psicológicas o ideológicas.
Desde las instituciones que trabajan por los jóvenes hay muy poco conocimiento de las necesidades reales que tienen ellos, de sus expectativas, sus sueños, los índices reales de acceso a la educación y al trabajo. Por otro lado, hace falta coordinación intrainstitucional e interinstitucional , pues existen diversas instituciones trabajando en proyectos similares e inclusive con los mismos grupos de jóvenes, sin ponerse de acuerdo.
La coordinación es importante para permitir el mejor aprovechamiento de los recursos y para que las propuestas que se desarrollan con la población juvenil, tengan impacto y resultado.
Mayor participación de los jóvenes
Es clave también, involucrar a los jóvenes en la propuesta, toma de decisiones y seguimiento sobre los proyectos que se van a desarrollar y no que sean unos “expertos”, a nivel central, quienes decidan qué y cómo se van a efectuar los procesos.
“Las instituciones del estado y las privadas, tenemos que asumir con mucha responsabilidad, un diseño participativo de los proyectos, porque hoy en día se habla mucho de darle participación y reconocimiento a los jóvenes pero cuando van a formularse las políticas y los planes de desarrollo, a ellos escasamente se les consulta. Quizás por ello tantas iniciativas fracasan, pues si no se tienen en cuenta las propuestas de los jóvenes, ellos no van a asumir como propios los procesos que se traten de desarrollar”, plantea Elkin Giraldo, del Viceministerio de la Juventud.
Existe un enorme potencial en la juventud, hacia la creación, la producción y la actividad que debe ser rescatado para encaminarlo hacia iniciativas que promuevan su bienestar y el de toda la comunidad. Hay que darle la oportunidad a las nuevas generaciones para que propongan y actuén, demostrando que son capaces de generar cambios hacia una sociedad de tolerancia y buena convivencia.
Contacto: Emmanuel Rozental. Instituto de Investigación y
Desarrollo en Prevención de Violencia y promoción de la Convivencia
Social de la Universidad del Valle, CISALVA.
e-mail: cisalva@mafalda.univalle.edu.co
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
HOME PAGE |