Algunas alternativas, como vacunas para el control de la fertilidad por parte del hombre, se estudian actualmente.
Adriana María Ochoa O.
AGENCIA AUPEC.
Por más de 25 años, las mujeres han asumido casi solas la responsabilidad del control de la fertilidad; para el hombre los métodos más frecuentes siguen siendo la utilización del preservativo y en muy pocos casos, la vasectomía.
La lentitud de los avances en el campo de la contracepción masculina obedece a la compleja fisiología del sistema reproductor del hombre porque la función de los testículos es doble: producen los espermatozoides a la vez que segregan las hormonas masculinas.
En un hombre adulto los espermatozoides demoran en promedio 74 días en madurarse, pero como su fabricación es continua, se producen aproximadamente 30 millones de espermatozoides por día; cuando salen del testículo son inmóviles, incapaces de fecundar un óvulo, se acumulan entonces en el epidídimo donde adquieren movilidad y poder de fecundación; en el momento de la eyaculación hay en promedio entre 50 a 300 millones.
La producción de espermatozoides no es autónoma, está determinada por dos hormonas: la Folículo estimulante, FSH y la Luteinizante, LH, que son secretadas en la hipófisis, una glándula localizada en la base del cerebro. La primera estimula la síntesis de diversas proteínas que comandan la producción de espermatozoides y la diferenciación de estos en X y Y (responsables del sexo).
La LH estimula la liberación
de testosterona en los testículos, la cual es la principal hormona
masculina responsable de la aparición de los caracteres sexuales
secundarios en la pubertad, es decir, la musculatura de tipo masculino,
la vellosidad, la voz grave, además su papel es muy importante
en el deseo sexual.
Estas hormonas son estimuladas
por la proteína gónadoliberina GnRH que se origina en el
hipotálamo, región situada en la base del cerebro y unida
por un tallo nervioso a la hipófisis. La GnRH es liberada
de forma pulsátil cada 60 a 90 minutos; un exceso de testosterona
inhibe su producción y por consiguiente, la producción de
las hormonas FSH y LH y a su vez de testosterona.
Se ensaya una vacuna
En el campo de la concepción masculina, algunos estudios han sido dirigidos a inhibir, de manera reversible, las hormonas que inducen la formación de los espermatozoides. utilizando una vacuna anti-GnRH.
“Los efectos de esta vacuna, denominada Toxina Tetánica o Dictérica, están basados en trabajos con animales, donde provoca una inhibición completa de la función testicular, al formar anticuerpos que atacan la GnRH”, dice Sophia Cristin, Practicante de Endocrinología del Hospital Saint-Antoin, de Francia.
Sin embargo, Cristin advierte de la necesidad de un suplemento andrógeno para mantener el libido y una sexualidad normal.
Hasta el momento ningún efecto secundario ha sido observado en los estudios sobre animales. La GnRH se normaliza cuando el suministro de la GnRH-toxina se suspende; si estos resultados se muestran idénticos en el hombre, este método permitiría un control de la fertilidad eficaz.
Otros estudios han sido enfocados en hombres y mujeres, que gozando de buena salud, producen espontáneamente anticuerpos contra los espermatozoides, lo que los hace infértiles. Con este punto de partida, investigadores se proponen aislar y clonar ciertas proteínas de espermatozoides, implicadas en la función de interacción con el óvulo, buscando utilizarla para desarrollar una vacuna contraceptiva.
Los estudios hasta ahora han establecido claramente que ningún método es ideal, que uno solo no sería adoptado por la gran mayoría de hombres o parejas del mundo y que por razones de diferencia de culturas, de estilos de vida, de prácticas sexuales, del medio socio- económico y religioso, diferentes métodos de anticonceptivos masculinos deben ser desarrollados.
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
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