TAN POBRES COMO HACE

DIEZ AÑOS

El aumento de la mortalidad por violencia es uno de los fenómenos que Cali no ha podido superar, transcurrido casi una década. La pobreza no sólo es cuestión de dinero.


Foto de rev. Tierra Verde

Agencia AUPEC
Si está preocupado por que en estos inicios de año su bolsillo ya no alcanza para todo lo que hay que pagar y, sobre todo, con precio nuevo, pero con salario viejo, trate de consolarse con saber que, usted puede hacer parte del 45,6% de la población de Colombia, que, según un estudio presentado por diferentes entidades, tiene Necesidades Básicas Insatisfechas, NBI.

La Comisión Económica para América Latina, CEPAL, ha dicho que la pobreza está asociada a la desnutrición, bajos niveles educativos, deficiente acceso a salud y condiciones habitacionales y de salud precarias y que no es sólo la insatisfacción de necesidades básicas materiales, sino que abarca otras necesidades, como la autorrealización, libertad, derechos humanos, participación en mecanismos sociales de integración y toma de decisiones y en manifestaciones culturales.

Para conocer cómo está este panorama en Cali, Colombia, un grupo de investigadores de diferentes instituciones de esta capital, culminó un estudio sobre el comportamiento de la salud y la pobreza en algunas comunidades deprimidas de la ciudad, entre 1985 y 1993.

Esta investigación se hizo como complemento al estudio internacional "Patrones de salud y pobreza en áreas urbanas de bajos ingresos y respuesta de los servicios de salud, a la luz de la equidad",  coordinado por la Organización Mundial de la Salud, OMS, y realizado simultáneamente en Cali, Colombia; Jakarta en Indonesia; Quezon City en Filipinas y Harare en Zimbabwe.

En el estudio de Cali participaron la Universidad del Valle, el Centro de Investigaciones en Salud y Violencia, Cisalva; la Fundación Carvajal; la Fundación para la Educación Superior, FES; el Centro de Investigaciones en Epidemiología, CIE; la Fundación Centro de Investigaciones Multidisciplinarias en Desarrollo, Cimder y la Escuela de Enfermería y la Secretaría de Salud Pública Municipal, SSPM.
 
Se analizaron datos de los censos nacionales de población de 1985 y 1993, el Departamento de Estadística de la SSPM, el Departamento de Planeación Municipal, la Oficina Municipal de Servicios Públicos, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, y varias encuestas y estudios institucionales privados.

Con el fin de comparar los modelos de salud de áreas pobres de Cali, con los de la ciudad en total y con los del país, se estudiaron los datos de las comunas 13, 14 y 15, que cubren el denominado Distrito de Aguablanca, DAB, y de la comuna 20, conocida como Siloé. Se estima que en esta ciudad, la población de bajo nivel socioeconómico llega casi al 60%.

Los investigadores evaluaron aspectos demográficos y estadísticas de salud, patrones de mortalidad, indicadores socioeconómicos, datos de infraestructura y servicios públicos, participación comunitaria, presupuestos y percepción del público acerca de los servicios de salud.

Una ciudad de contrastes


Foto de rev. Semana

La insatisfacción de necesidades básicas, las difíciles condiciones para autorrealizarse, el irrespeto a los derechos humanos, escasas formas de participación en mecanismos sociales de integración y toma de decisiones, la pérdida de indentidad cultural, no son sólo productos de la crisis social sino generadores de más crisis.

El estudio indicó que han ocurrido cambios importantes en Cali, entre 1985 y 1993, que disminuyen la brecha en materia de salud, entre las áreas de más bajos ingresos en la ciudad, la ciudad misma y Colombia, entre ellos, el mejoramiento de los servicios públicos y el incremento de las posibilidades de educación, prestación de servicios de salud, participación comunitaria en salud, población económicamente activa y control de la natalidad, entre otros.

Pero, al mismo tiempo, se observó un incremento en los homicidios desde 1983, cuando ocurrían 23 por cada 100 mil habitantes, hasta llegar, en 1994, a 124 por 100 mil, cuando de cada cuatro homicidios registrados, uno sucedía en las comunas donde se realizó el estudio.

En Cali como en Colombia, se observó un aumento en la mortalidad general, que pasó de 4,9% en 1985 a 5.9% en 1993, probablemente debido al envejecimiento de la población.

Se destacó también una disminución de muertes por enfermedades infecciosas y parasitarias, de 8,12% a 6,64%, pero un aumentó de mortalidad por cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras, de 29,9% a 30,2%.

En cuanto a los aspectos socioeconómicos, se encontró en la comuna 20 un aumento en el número de personas que asisten a la primaria, el cual pasó de 61% en 1985 a 79,4% en 1993, pero una disminución de los que asisten al bachillerato, que pasó del 28,2%, a 20,2%. Según el médico Rafael Espinosa, de la Secretaría de Salud Pública Municipal, esta información no es del todo concluyente, pues falta indagar cuántos de ellos estudian en otras partes.

El desempleo disminuyó significativamente en las cuatro comunas, hallando que en Cali bajó del 12.8% en 1985 a 8.6% en 1993, lo que probablemente refleja el efecto del auge del narcotráfico sobre la economía, indicaron los autores.

Arqueología a los servicios de salud


Foto de rev. Positiva

El embarazo en adolescentes y la falta de planificación en muchas parejas adultas genera familias inestables y numerosas, disparando una descontrolada natalidad en condiciones sociales que no son las mejores.

Tal como se investigan piezas históricas, los realizadores de este estudio aplicaron "Arqueología a los servicios de salud", con 88 personas que habían vivido en las comunas 13, 14, 15 y 20, por más de diez años, para conocer su percepción acerca de la calidad de los servicios de salud de estas áreas.

Se indagó la percepción de mujeres que habían tenido varios partos, de líderes comunitarios y de población hipertensa. En general, la prestación de los servicios fue evaluada favorablemente y se señalaron positivamente acciones de promoción y prevención y de participación comunitaria. Sin embargo, se resaltó la carencia de coordinación intersectorial y se cuestionaron programas como los de lucha contra el Sida, embarazo en adolescentes y violencia.

Frente a todo este panorama, la principal conclusión de los investigadores es que aunque se han hecho esfuerzos por mejorar la calidad de vida, aún las pocas oportunidades de las áreas de bajos recursos, frente a las que tiene en general la ciudad, son muy notables.

Con esta caracterización de los patrones de desarrollo de la ciudad, se espera que las instituciones encargadas, lleven a cabo programas de erradicación de pobreza y mejoramiento de calidad de vida, entre otros, mucho más acordes con la realidad de estas comunidades.

Contacto: cimder@mafalda.univalle.edu.co y cisalva@mafalda.univalle.edu.co


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