LA COMUNIDAD TIENE LA PALABRA

Líderes comunitarios de las más apartadas regiones de la costa Pacífica están recibiendo  capacitación en etnobiología, en la Universidad del Valle, para luego aplicar esos mismos conocimientos en proyectos que beneficiaran la calidad de vida de los habitantes de sus regiones de origen.

Foto de Proyecto Biopacífico

La capacitación en etnobiología les permite a los estudiantes conocer la relación entre los demás seres vivos y el hombre, y cómo ésta determina las costumbres de sus regiones.

Agencia AUPEC.  27-02-1998

Cuando Aníbal Rosendo Candelo Hurtado llegó a Cali, con el ánimo de iniciar sus estudios superiores, se encontró con un mundo totalmente distinto al de su natal Timbiquí, Cauca,  al que tendría que adaptarse durante los próximos dos años.

Pero Aníbal no es uno de tantos estudiantes de provincia que vienen a una ciudad a cursar sus estudios universitarios. El, al igual que muchos de los compañeros que encontró en las aulas, habían desempeñado un papel de liderazgo dentro de su región y se habían destacado por sus méritos académicos y personales.

Por estas razones fueron elegidos por sus respectivos cabildos indígenas locales y organizaciones de  comunidades negras para asistir a la capacitación de etnobiología, dictada por la Universidad del Valle.

Este programa está dirigido a personas de comunidades indígenas y negras del Pacífico colombiano, que tienen como mínimo educación secundaria, pero que no han realizado estudios profesionales.

Hasta las aulas han llegado cincuenta líderes provenientes del Bajo San Juan, Turbo (Antioquia), Itsmina (Chocó), Bojayá (Chocó), Guapi (Cauca) y Tumaco (Nariño), entre otras apartadas regiones.

El objetivo es que estas mismas personas, una vez terminen la capacitación teórica, puedan diseñar y poner en práctica, en sus respectivas comunidades, proyectos de investigación dirigidos a conservar la biodiversidad, recuperar valores culturales y la construir un medio más saludable de vida para los habitantes de esas regiones.

La capacitación se inició en 1996, por iniciativa de la profesora Ana Julia Colmenares Dulcey y con el apoyo de la Universidad del Valle y el Ministerio de Gobierno.

De acuerdo con el químico Arnoldo Ramírez, los estudiantes toman varias asignaturas que les demuestran la relación entre plantas, animales, microorganismos y el hombre, y como ésta determina las costumbres y la cultura de las regiones. "Además se les enseña a proteger esa riqueza biológica y usarla de manera sostenible,  de tal manera que se preserve para generaciones futuras", afirma.

Entre las asignaturas impartidas a los estudiantes se encuentran etnozoología, etnobotánica, ecología general, antropología, sistemas e internet. El taller de escritura y lectura les permite  elevar su nivel de español,  pues el dominio del idioma de muchos de estos líderes, especialmente de las comunidades indígenas, es mínimo.

La instrucción en taxonomía los capacita para coleccionar adecuadamente especies vegetales que después van a ser objeto de estudio científico más avanzado.

La Universidad del Valle es la sede del programa, pero también se trabajará con la Universidad Tecnológica del Chocó, en Quibdó, y la Universidad del Cauca. A mediano plazo se diseñará un programa parecido para la Costa Atlántica.


Foto de Rev. Orstom Actualités

Muchos líderes indígenas que asistieron a la capacitación tenían un dominio mínimo del idioma español, por lo que fue necesario que asistieran a un taller nivelatorio.

Desarrollo comunitario

Al terminar la capacitación, cada estudiante prepara un proyecto de investigación que desarrollará en su propia comunidad. Como resultado de esto, algunas personas en diferentes lugares de la Costa Pacífica, trabajan dirigiendo cultivos de plantas medicinales o escribiendo procedimientos de preparación de estas especies con uso terapéutico.

"Lo que se quiere es que estas comunidades, con poco acceso a la medicina moderna, estén en la capacidad de utilizar los recursos propios para enfrentar emergencias", afirma el profesor Arnoldo Ramírez Barco.

Otro proyecto tiene que ver con plantas que sirven como condimento, con miras a crear una pequeña industria con base en los aceites esenciales de estas especies.

Así mismo se estudia la manera de mejorar el sistema de pesca artesanal con catanga o nasa y el uso etnobotánico de una planta conocida como la chígua.

Otro estudio se dirige a cómo captar y conservar en buen estado el agua lluvia, utilizando canales de recolección, ubicados en los techos de las viviendas, que llevan el líquido hasta tanques especiales donde se guarda.

Cuando Aníbal Rosendo Candelo Hurtado regrese a su querida Timbiquí las cosas ya no serán iguales, pues estará en la capacidad de aplicar todo lo que aprendió en la gran ciudad, para beneficio propio y de toda su comunidad.


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