El Pacífico colombiano es un patrimonio universal, debido a su enorme riqueza ecológica, por lo que debe ser usufructuado de manera racional; por lo tanto es necesario que se establezcan nuevas reglas de juego nacionales e internacionales que permitan beneficiarse de estas tierras preservándolas para las generaciones futuras.
Ilustración de Hernando Tejada. |
El Pacífico colombiano y especialmente el Chocó biogeográfico son un patrimonio natural valioso para la humanidad. |
Esta ley divide el país en cuatro regiones naturales (Atlántica, Andina, Amazónica y Pacífica), vistas como puntos claves geográfica económica y culturalmente.
En la región Pacífica, el reordenamiento territorial involucra directamente a una población conformada en un 90% por negritudes y el 10% por raza indígena, según datos de la Coporación Biotec, de la Universidad del Valle.
Como es de esperarse cada grupo tiene aspectos sociales, culturales y formas de relacionarse con el medio ambiente muy diferentes. Por ejemplo, el campesino negro conserva una relación simbólica con el espacio, para ellos la tierra no tiene un sentido comercial, han hecho uso de ella de forma colectiva y la pertenencia es relativa; la selva en general es usufructuada por todos.
Precisamente, el Instituto de Estudios del Pacifico busca, a través de diferentes investigaciones, alternativas para que se cumpla la ley 70 de tal forma que se respete la cultura y los proyectos de cada una de las comunidades que habitan en esta región.
De acuerdo con el arquitecto de la Universidad del Valle, Jaime Carrillo, con especialización en sociología urbana, de la Universidad de París, se deben analizar las relaciones entre ecosistema, territorio, minería y medio ambiente, para la delimitación y gestión territorial.
"Estas propuestas deben nacer de las mismas comunidades, pues tienen un concepto diferente de su territorio y del manejo del espacio, es decir, poseen sus propios modelos culturales", afirma el investigador.
Foto de rev. Ecológica |
Una apertura social y económica para el Pacífico colombiano puede afectar su biodiversidad si no se establecen reglas de juego que permitan su conservación. |
Para lograr esto, según el investigador, la cacería y la tala de bosques deben ser reglamentadas para proteger el medio ambiente y no prohibidas, pues son un método de subsistencia de quienes allí habitan.
Otro punto importante es evitar la exportación del patrimonio natural sin que la población local obtenga beneficios de ello; actualmente si un empresario desea importar cualquier planta puede hacerlo sin pagar valor agregado, aún cuando esa planta sea materia prima indispensable en la fabricación de la droga más sofisticada y costosa.
Este tipo de practicas se han dado durante años, pero el reordenamiento territorial tiene como objeto acelerar el ritmo productivo sin afectar el habitat y los habitantes. El principal propósito es encontrar un modelo que favorezca el intercambio internacional de tecnología y permitir la apertura social , ecológica y económica de una zona donde podrían estar las esperanzas del país.
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co