El cuerpo humano funciona con campos eléctricos y magnéticos pequeños; los campos magnéticos generados por electrodomésticos pueden tener una acción desequilibradora en el organismo.
Foto de La Casa y Oficina Ecológicas |
El dormitorio especialmente, es un lugar sensible, ya que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo. |
Los televisores, radios, computadores, teléfonos, aparatos en la cocina y el baño, líneas de alta tensión y muchos otros accesorios de la vida moderna que hacen parte integral del mundo en que vivimos, crean campos electromagnéticos a los que estamos expuestos.
El cuerpo humano funciona por la acción de corrientes eléctricas muy débiles y de campos magnéticos pequeños; campos naturales o artificiales que superan estas magnitudes pueden ejercer una acción desequilibradora en el organismo, en especial los generados por la electricidad que llega a nuestros domicilios.
El dormitorio especialmente, es un lugar sensible, ya que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo. El sueño es necesario para la regeneración y recuperación de las fuerzas; durante este momento todas las funciones del cuerpo cambian y se hacen 50 veces más sensibles frente a influencias negativas externas.
Nuestros hogares, equipados con instalaciones eléctricas que facilitan la vida diaria, pueden representar peligro para la salud. Por ejemplo ahora se habla del síndrome del “edificio enfermo”, cuando al menos 20% de sus ocupantes manifiestan algunos de estos síntomas: irritación de los ojos, congestión nasal, problemas respiratorios y alergias entre otros.
Investigaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud OMS demostraron que el 30% de los edificios europeos causa trastornos de salud y 24% de los trabajadores de oficinas experimentan problemas de calidad de aire en su puesto de trabajo. Según American Lung Associaton de los Estados Unidos, el 50% de las construcciones británicas sufre el síndrome del edificio enfermo.
Los resultados de investigaciones, a nivel mundial acerca del posible efecto de los campos eléctricos y mágneticos en el cuerpo humano, magnitudes permitidas y tiempos de exposición, son aún contradictorias, declara Héctor Cadavid director del laboratorio de Alta Tensión y catedrático de la Universidad del Valle
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El cuerpo actúa como una antena receptora que absorbe la tensión eléctrica. |
Un campo magnético es la región donde se manifiesta una fuerza de atracción o repulsión ejercida por corrientes eléctricas e imanes permanentes. El campo magnético natural, es producido por la presencia de minerales ferromagnéticos en la corteza terrestre y está influenciado por la rotación de la tierra, las manchas solares, la radiación cósmica y las tormentas magnéticas.
Los campos magnéticos y eléctricos
artificiales son los creados por el hombre y están presentes en
los electrodomésticos, equipos industriales y diversas tecnologías
destinadas a producir electricidad. “Estos campos son más nocivos
que los naturales o estáticos, investigaciones les atribuyen
problemas cardiovasculares, nerviosos y desórdenes endocrinos”,
dice Gustavo Garzón, arquitecto de la Universidad de los Andes
de Bogotá.
“Los campos magnéticos se forman
tanto en zonas de tensión eléctrica como en las instalaciones
eléctricas mismas, ya sea en paredes, techos y suelos cableados
y se transmite por paredes y suelos colindantes”, explica el ingeniero
Cadavid
Al llegar al cuerpo humano, los campos electromagnéticos provocan intensidades de radiación que pueden sobrepasar hasta mil veces las corrientes naturales del cuerpo, pues dentro de un campo electromagnético alterno el cuerpo actúa como una antena receptora que absorbe la tensión eléctrica.
De acuerdo con la OMS las investigaciones
en esta área son aisladas y sin ninguna coordinación,
por lo que se tiene una imagen incompleta de los posibles daños
que suponen esos campos; con el fin de coordinar una investigación
internacional al respecto la OMS lanzó en 1997 un proyecto por 5
años.
Existen si recomendaciones para fabricantes
y usuarios de equipos eléctricos que buscan prevenir cualquier influencia
nociva para el operario que se encuentre permanentemente cerca de las instalaciones
o equipos eléctricos, explica Héctor Cadavid.
Así por ejemplo se debe tener en cuenta la distancia como principal parámetro para la disminución del efecto del campo magnético, emplear tubería galvanizada en lugar de PVC para transportar los cables conductores de electricidad y no concentrarlos en un mismo punto.
Algunas recomendaciones sobre la distancia
que se debe tener de estos emetores son:
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Cable protegido | 0,5 metros | Caja de switches | 3 metros |
Teléfono, lampara | 1 metro | Televisor | 4 metros |
Aparatos de cocina | 2 metros | Cable alta tensión | 100 metros |
Transformador | 10 metros | Emisor Frecuencia | 1 kilómetro |
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
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