Con talleres científicos se busca que los niños autistas comprendan y se integren al mundo que les rodeaSon personas que viven sumergidas en un mundo interno, no tienen relación con el entorno ni con quienes les rodean, lo que les lleva a tener una percepción de la realidad muy limitada, no tienen identidad propia ni se consideran parte de este mundo. Ellos son los autistas.
Cómo corregir el hecho de que los autistas carecen de conciencia para el proceso más elemental del ser humano, comprender e integrarse al mundo que les rodea, es la respuesta que los investigadores interesados en el autismo buscan continuamente.
Colombia no ha sido ajena a esta situación, por eso, científicos del Centro Internacional de Investigación Clínico Psicológica, CEIC, trabajan en una serie de talleres científicos que le permiten al niño autista reconocer su entorno.
En estos talleres el psicoterapeuta escoge un objeto de estudio y trata, a través de diferentes preguntas y situaciones, que los niños lo reconozcan y encuentren explicaciones a los fenómenos que tiene que ver con él.
Por ejemplo, el grupo profesional del CEIC trabaja con el sonido a través de sus múltiples manifestaciones. En un caso especial se busca que los niños intenten hacer sonar un tambor. Aunque parece una situación fácil para cualquier persona normal, este ejercicio exige que el niño se asuma como "sujeto", entre en relación con un objeto de su entorno, el tambor, y asuma una actitud frente a él, hacerlo sonar.
"Esta situación es difícil para el niño autista, pues aunque saben cómo hacerlo, no se atreven a ser depositarios de su conocimiento", afirma Arturo Murillas, psicólogo del CEIC.
Complementario a esta situación, los sicólogos sugieren que los niños vean cómo la vibración al hacer sonar el tambor tiene un efecto sobre los granos de arena que se han colocado en un recipiente. Cada vez que el tambor suena, los granos de arena saltan. A través de preguntas, intentan que estos niños encuentren la relación entre estos dos hechos y se formen así, una idea de los fenómenos típicos que suceden en el mundo real, distinto del mundo al que ellos pertenecen.
De esta manera, los niños se ven obligados a formar ideas que den respuesta a las exigencias, incógnitas que el medio les plantea. Trabajan en función de las formas de exploración, experimentación y control que ellos mismos descubren y esto les permite progresar en su construcción, elaboración y crítica del conocimiento.
Se pretende entonces, que el taller científico sea un espacio dentro del cual los niños puedan situarse como una persona con identidad. Allí tendrán un lugar para ejercer sus habilidades, disfrutar sus conocimientos y construir su experiencia. Además les permite descubrirse como seres responsables de su propio aprendizaje y de sus obligaciones con el mundo exterior. Igualmente estos talleres motivan la capacidad de reflexión como instrumento para manejar las situaciones.
"Se trata de brindar la oportunidad para que los niños con dificultades puedan a través de estos talleres reflexionar sobre sí mismos, pensarse a sí mismos y por lo tanto, asumir una conciencia de sí, de quién es", dice Angela María Mejía, Psicóloga del CEIC.
Contacto: Investigador Angela María Mejía, CEIC, teléfono, 92-5541490
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