EL JUEGO DE LA CONVIVENCIA

La exposición permanente a situaciones de violencia, ya sea en calidad de víctima o de observador,  pueden interiorizar y arraigar la violencia como mecanismo para la resolución de conflictos, generando problemáticas de maltrato. Psicólogos evalúan el problema y proponen utilizar el juego como un medio para intervenirlo.
Agencia AUPEC. 16-03-1998


Centro de Inv. y est. av. en Sicología, Cognición y Cultura, Univalle

Uno de los objetivos del juego del semáforo, es propiciar la reflexión sobre pequeños actos de la vida familiar, identificando aspectos que facilitan o impiden la relación con el otro; asociándolos respectivamente a los avances y premios, o retrocesos y castigos del juego.

Cuando don José miró el dado, sonrió creyendo que con el 6 que sacó, avanzaría en el juego, hasta adelantársele  a sus  compañeros. Pero cayó en una casilla de penitencia. Debió tomar una de las tarjetas rojas que decía “Usted, es de esas personas que considera que hay que gritar y darle duro a los “culicagados” de sus hijos porque cree que es la única manera de que entiendan. Por eso, retroceda 4 puestos ”.

Doña Bertha en cambio, llegó a la casilla de entrevista con refranes, en la que debió tomar una tarjeta blanca que contenía una pregunta y otra amarilla que enunciaba un refrán. De la combinación de las tarjetas, resultó la expresión: “ Al llegar al trabajo, así saludo a mi jefe . . . a todo marrano le llega su nochebuena ”. Esta descripción corresponde a la dinámica del Semáforo, uno de los juegos diseñados por el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados en Psicología Cognición y Cultura de la Universidad del Valle, para prevenir e intervenir el maltrato en los menores.

El problema de la violencia es uno de los que más afecta a Colombia y parte de esta violencia se traduce en el maltrato al menor. El abuso sexual, la agresión física, el maltrato psicológico y la imposición al trabajo infantil, por parte de los padres o responsables de los menores, son los casos más extremos. Sin embargo, existen otras formas de maltrato de las que muchas veces la familia y la sociedad no son conscientes.

La intolerancia, la injusticia o severidad exagerada en la imposición de normas y castigos, el no escuchar las opiniones del niño y el no reconocer sus necesidades, son formas de atropello al menor, que aunque parecen poco graves, pueden producirle trastornos emocionales.

El problema del maltrato es una conducta y un mecanismo que se transmite generacionalmente, pues se crea un círculo vicioso en el cual se repiten entre y a través de las generaciones, comportamientos violentos que generan daño físico y /o psicológico. Este fue uno de los hallazgos del estudio sobre maltrato al menor, realizado en 1997 por la Psicóloga María Cristina Tenorio.

Este estudio denominado El Maltrato al Menor y la Violencia, un Estudio para su Prevención e Intervención, ha  sido desarrollado por el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados en Psicología Cognición y Cultura y el Centro de Investigaciones en Salud y Violencia de la Universidad del Valle. El trabajo fue financiado por El Ministerio de Salud.


Centro de Inv. y est. av. en Sicología, Cognición y Cultura, Univalle

En el juego de la escalera, las ilustraciones representan situaciones positivas, que permiten el ascenso hacia la meta y situaciones negativas o de agresión al otro, o a las normas, que obligan a descender. Cada situación propone una reflexión sobre la relación con los demás.

El maltrato: un mecanismo que se reproduce

Las dos primeras fases del estudio fueron las de caracterización de las familias maltratantes, a través de historias de vida y un estudio epidemiológico. Aunque la investigación fue llevada a cabo en Cali, algunos de los hallazgos pueden ser representativos de las conductas de violencia al interior de cualquier familia.

Por ejemplo, los padres maltratantes son personas con escasas satisfacciones y reconocimientos. Frecuentemente, estos padres no conocen otra forma de relación con el otro, pues en su propia vida no disponen de un modelo de relación fundado en el amor, el respeto a sí mismo y al otro, la comprensión y la ternura.
 
Es decir, que muchos padres reproducen los modelos de crianza y relación que les fueron aplicados.  Sus conductas son el resultado de adquisiciones psicológicas cultivadas a lo largo de la infancia y que se expresan en forma de mecanismos y reacciones  psicológicas y sociales agresivas.

La exposición permanente a situaciones de violencia ya sea en calidad de víctima o de observador,  pueden interiorizar y arraigar la violencia como mecanismo para la resolución de conflictos y de situaciones de tensión interior, generando problemáticas de maltrato.

Por ello el problema no puede ser abordado únicamente, a partir de las relaciones actuales pues sus causas pueden extenderse al pasado y futuro individual, familiar y sociocultural, pues se encontró una consistente reproducción del maltrato infantil y otras formas de violencia , de generación en generación , explica la Psicóloga Maria Cristina Tenorio.

Otras tendencias al maltrato se dan cuando las familias están en proceso de disolución, pues son frecuentes las discordias; cuando el hijo no ha sido deseado y se siente como una carga; cuando alguno de los padres ha sido abandonado y debe enfrentar la tarea de cuidar y sustentar sólo a los hijos y cuando se presentan problemas de disfunciones psicológicas, como se expone en un informe realizado en 1988, para la Casa de la Mujer, en Bogotá.

Una intervención lúdica

Partiendo de las pistas que se obtuvieron a través de estas investigaciones, se  pensó en diseñar unas estrategias de intervención que propiciaran el acercamiento y la apertura de espacios de reflexión con la comunidad pero de manera desprevenida, ligera y que resultaran atractivas para la gente; diferentes al acostumbrado discurso del experto profesional. Esta fase del estudio fue realizada por un equipo dirigido por Gustavo de Roux , investigador de CISALVA y la Psicóloga Rebeca  Puche.


Foto de Rev. Positiva

La relación que se sostiene con los hijos, va cultivando en ellos conductas y actitudes a lo largo de toda la infancia. Cuando estos niños se convierten en adultos, tienden a repetir con sus hijos el tipo de relación que recibieron de sus padres.

Existe una incapacidad de autocrítica por parte de los individuos maltratantes. De otra parte las personas que proporcionan el maltrato y las que son víctimas del mismo, temen expresar su responsabilidad o sus inquietudes sobre el tema por temor a que los casos sean llevados hasta la jurisdicción penal.

“Quisimos crear estrategias diferentes a los tratamientos tradicionales, con un potencial de cobertura amplio y con la idea de crear un control social y no judicial, que es como se ha tratado tradicionalmente el problema”, explica la psicóloga Rebeca Puche.

Se crearon entonces,  talleres  para desarrollar con la comunidad, basados en estrategias lúdicas y humorísticas, como una forma diferente y más espontánea de acercarse a ellos. Con el diseño de juegos de mesa o juegos en espacios libres, se crea un ambiente más relajado y propicio para la reflexión.

“Con los juegos se busca que el individuo se ubique en situaciones de la vida cotidiana para reflexionar sobre ellas, sobre los hábitos, las actitudes, la forma de relacionarse con el vecino, con los hijos, con la madre; relaciones que están basadas en buenos o malos tratos”, comenta Hernán  Sánchez, uno de los monitores del estudio.

A través de estos juegos se busca aliviar tensiones para crear un ambiente agradable y propicio para el diálogo. Se proponen situaciones simuladas, que favorecen el distanciamiento de la situación particular, logrando de esta manera ser más objetivos y liberarse de los sentimientos de culpa, pues en la simulación el sujeto no es él mismo sino que representa a otro. Esto origina reflexiones desprevenidas sobre el sujeto representado y no respuestas evasivas o defensivas como cuando se aborda el problema desde el tratamiento judicial.

Los juegos, de fácil aprendizaje y manejo, fueron creados a partir de otros ya conocidos como la escalera, por ejemplo. Durante la dinámica de los juegos se suscitan espacios de reflexión, conversatorios, exposición de ideas, se generan preguntas e inquietudes, que son muy valiosos para retroalimentar al grupo.

En manos de la comunidad

Hay un estudio piloto sobre el proyecto , es decir que la propuesta no sólo se quedó en la academia  sino que se llevó a la comunidad. Este estudio fue coordinado por los psicólogos Beatriz Gutiérrez y  Hernán Sánchez.


Foto de Rev. Carrusel

El juego no es una actividad exclusiva de los niños, también puede ser una herramienta eficaz para reflexionar sobre normas y patrones de comportamiento.

A través de videos y datos  obtenidos en la interacción con la comunidad se  evaluó la aceptación de los juegos, los alcances que tenían y las dificultades que se generaban. Los resultados  revirtieron en la modificación  de los juegos para hacerlos cada vez más agradables  y sencillos para las gente. Se fueron transformando de manera constante y continua.

El producto final se llevó a la comunidad evaluándolo nuevamente para garantizar la vigencia y la comprensión de los juegos y considerando la posibilidad de dejarlos para que la gente se apropie de ellos.

La virtud de este trabajo es que puede ser presentado a la comunidad como un trabajo que parte de ellos, que no es ajeno y que genera  la reflexión . Este hecho ha  causado una impresión grata  en diversas entidades del gobierno, interesadas en implementar esta estrategia de intervención para el maltrato, evaluando sus bondades y sus alcances reales.

La propuesta de prevención e intervención del maltrato a través del componente lúdico y humorístico que se genera con el juego, es una iniciativa que puede ser válida para cualquier tipo de población. Es decir que puede ser adoptada y adaptada en cualquier país.

De otra parte, sería benéfico aplicarla no solo en grupos con tendencias al maltrato, sino en la población general, pues diariamente las personas incurren en actitudes agresivas sin ser conscientes de ello. Esto generaría un clima menos agresivo  y de mayor tolerancia.

Contacto: Psicóloga Rebeca Puche, Profesora de la Universidad del Valle. Directora del Centro de Investigaciones y estudios avanzados en Psicología, Cognición y Cultura.
Teléfono: 923391185.  e-mail: rpuche@makarenko.univalle.edu.co


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Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
 
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