QUIEN NO COME BIEN, NO APRENDE BIEN

Importantes investigaciones han revelado que un niño mal nutrido no posee capacidad de atención,  así mismo se ve afectado el nivel de concentración y  hasta la memoria, elementos básicos para  un buen desempeño escolar.

Foto de Rev. Discover

Existe una relación directa entre la salud emocional, cognoscitiva y física de una persona durante su desarrollo.

Agencia AUPEC. 10-03-1998

Las infecciones recurrentes, diarreas y problemas respiratorios agudos, como consecuencia de la mala nutrición,  generalmente retardan el crecimiento de los niños. Este hecho puede causar no solo problemas físicos sino también cognoscitivos, es decir dificultad en el aprendizaje del niño.

Según el médico, Carlos Hernán Daza, profesor  de Epidemiología Nutricional de la Escuela de Salud Pública, de la Universidad del Valle,  Cali, Colombia, existe una relación  directa entre la salud emocional, cognoscitiva y  física de una persona durante su desarrollo.

“Durante los últimos años se ha observado un incremento progresivo de  la malnutrición, especialmente en Latinoamérica, debido entre otros factores  a que existe la tendencia a consumir más calorías que las debidas”, dice el médico Daza.
Lo anterior implica que los niños e incluso los adultos consumen muchas golosinas, harinas y grasas y no realizan las actividades físicas suficientes para quemar estas calorías.

Desde 1960 se ha tenido el concepto que la desnutrición sufrida durante ciertos períodos sensitivos de la vida, sobre todo al comienzo, produce cambios irreversibles en el cerebro acompañados probablemente de retardo mental y trastornos en las funciones cerebrales. Daza afirma que actualmente se sabe que la mayoría de cambios en las estructuras cerebrales se recuperan en alguna medida, aunque las consecuencias perduran.


Foto de Rev. Scientific American

La desnutrición de los primeros años de vida puede afectar el comportamiento y el rendimiento del niño en su primera etapa. El niño mal alimentado es apático, indiferente y desatento, con capacidad limitada para comprender.

Sin embargo, recientes investigaciones neurofarmacológicas han revelado cambios duraderos aunque no permanentes en la función receptora del cerebro, como resultado de una mala nutrición.

El INCAP, Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá, realizó una investigación desde 1988 hasta 1997, con el fin de estudiar los efectos de la nutrición durante los primeros años de vida de los individuos, tomando como referencia sus  condiciones actuales físicas y capacidad funcional como adolescentes y adultos.

El estudio  se hizo con 639 personas, entre 13 y 19 años, recogiendo información sobre inteligencia, competencia funcional y logros educativos. De acuerdo con los resultados, se llegó a la conclusión que los cambios dietéticos inclinados a una buena alimentación están relacionados, positivamente, con las pruebas de comportamiento.

Entre los efectos a largo plazo se observó mayor masa magra y estatura  en las mujeres, mayor capacidad de trabajo en los hombres y mejoramiento de la función intelectual en ambos. Sin embargo no se notó relación alguna entre  el estado de nutrición de los primeros años y la maduración en la adolescencia.

Rendimiento escolar

Los niños en edad escolar han adquirido ciertas defensas para tolerar casi toda la dieta de los adultos en una casa, sin embargo, es frecuente encontrar mal nutridos a los pequeños cuyas familias tienen bajos ingresos.

De acuerdo con las últimas investigaciones, la deficiencia de hierro se ha asociado con trastornos en el desarrollo cognoscitivo y neurointegrativo de los niños en nivel preescolar y escolar.

Un estudio pertinente realizado en Cali, Valle del Cauca en Colombia, en los tres niveles socioeconómicos, encontró que el 17% de los niños analizados tenían hemoglobina por debajo de 12, lo que indica una carencia de hierro. Este problema alcanzó el 22% en estrato bajo y 12% en los estratos medio y alto.


Foto de Rev. Discover

Durante los últimos años se ha observado un incremento progresivo de la malnutrición, especialmente en Latinoamérica, debido entre otros factores a que existe la tendencia a consumir más calorías que las debidas.

Aunque los datos experimentales concretos no son absolutos  en cuanto al rendimiento escolar, si se puede decir enfáticamente que la desnutrición de los primeros años de vida puede afectar el comportamiento y el rendimiento del niño en su primera etapa.

El médico especialista Daza sugiere  que junto a sus compañeros bien nutridos el niño mal alimentado es más apático, indiferente y desatento con capacidad limitada para comprender, retener hechos y falta frecuentemente al colegio.
Estos elementos de juicio derivados de estudios sobre nutrición y desarrollo intelectual en la edad preescolar, hacen deducir que después de haber padecido desnutrición crónica en la primera infancia, existirá retardo en el crecimiento y su desarrollo educativo se verá afectado.

“Un buen ambiente escolar, condiciones mínimas de bienestar económico y psicosocial y una alimentación saludable son elementos mínimos para el éxito del niño en la escuela” concluye Daza.

Contacto: Médico Carlos Hernán Daza. Teléfono: (92)5542514
Fuente: Revista Colombia Médica


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