SUICIDIO: LA SOCIEDAD TAMBIEN ES RESPONSABLE

El problema del suicidio ocupa la atención no sólo de los psicólogos sino también de los sociólogos y otros estudiosos de las problemáticas sociales pues la tendencia suicida no siempre obedece a factores de índole personal. La sociedad y los movimientos que se originan dentro de ella, pueden también incidir en la elevación o disminución de dicha tendencia.

Foto de Rev. Comfandi

El suicidio es motivado por la ausencia o la falta de claridad de las normas, lo que se conoce como suicidio anómico.

Agncia AUPEC. 10-03-1998

Frecuentemente se cree que el suicidio ocurre cuando las personas tienen desórdenes emocionales causados por depresión, baja estima, angustia, soledad o duelo y que estos sentimientos son ocasionados por problemas particulares que necesariamente fluyen del interior del individuo. Sin embargo, no puede desconocerse la influencia de la sociedad en los sentimientos de aflicción y desorientación del individuo.

Según Durkheim, reconocido teórico social considerado como el Padre de la Sociología, existe una grave influencia de las crisis económicas sobre la tendencia al suicidio. Pero esto no obedece precisamente a las consecuencias de miseria y dificultad económica que generan pues cuando crece la prosperidad de un país, se da el mismo efecto. Es porque son crisis, perturbaciones del orden colectivo.

Cuando la sociedad está perturbada por crisis dolorosas o gratas, es incapaz de realizar su acción reguladora  y asciende la curva de suicidios. Se produce entonces el suicidio anómico, es decir el suicidio motivado por la ausencia o la falta de claridad de las normas.

“La anomia es un estado de desajuste a la normatividad y esto genera angustia pues se pierden los límites a los que se está acostumbrado”, explica el sociólogo Pedro Quintín, profesor de la Universidad del Valle.

La sociedad como ente regulador

La actividad humana no puede estar libre de todo freno, requiere de normas que impongan un orden pues de lo contrario sería un caos las relaciones entre los hombres Cada quién buscaría imponer sus ideas y sus reglas. La sociedad es ese poder que regula a los individuos.

Las necesidades del hombre no están bajo la dependencia del cuerpo solamente , como en el caso de los animales. El hombre tiene otro tipo de necesidades que se traducen en cantidad de bienestar, confort, lujo, aprobación o reconocimiento.  Estas necesidades no tienen límites.


Foto de Rev. Positiva

En la actualidad hay menos tendencia hacia el suicidio porque las normas de la sociedad son más heterogéneas. En sociedades pasadas, las normas eran mucho más estrictas y homogéneas.

En cambio, las necesidades físicas pueden ser satisfechas porque se pueden limitar. El organismo requiere de determinadas cantidades de energía, de alimento para recuperar el desgaste diario y para mantenerse saludable. Pero hay necesidades de orden moral que se constituyen en deseos. Son deseos ilimitados por tanto sobrepasan siempre e indefinidamente los medios de los que se dispone . Cuanto más se tenga, más se querrá tener, puesto que las satisfacciones recibidas estimulan las necesidades, en lugar de calmarlas.

Por ello es preciso que un poder regulador desempeñe para las necesidades morales, el mismo papel que cumple el organismo para las necesidades físicas. La sociedad es el único poder moral superior al individuo.

La sociedad establece el máximo de bienestar  que cada clase social  puede alcanzar legítimamente. Entonces cada uno en su esfera se da cuenta, vagamente, del punto máximo al que pueden llegar sus ambiciones, sin esperar mucho más. Esto es lo que le permite sentirse acorde con su condición  y no desear más de lo que legítimamente pueda esperar. De esta manera le pone fronteras a sus ambiciones.

No obstante estos límites no son tan estrictos y los deseos se mueven traspasando esas fronteras, buscando superarlas.

¿Suicidio positivo?

Cuando el individuo se siente incapaz de entender los límites y las normas que le imponen la sociedad aparecen muchos casos de suicidio anómico.

“Durkeim considera que este es un suicidio positivo porque se constituye en un sacrificio por la sociedad. El individuo se da cuenta de que la sociedad no es para él” explica el profesor Quintín


Foto de Rev. Positiva

La incapacidad para vivir las condiciones de confort y lujo exigidas por el entorno generan sentimientos de temor por el rechazo o la burla de la que pueden ser víctimas. Finalmente, algunas personas no pueden manejar esa presión social y pueden considerar la idea del suicidio.

Se puede pensar que en la actualidad hay menos tendencia hacia el suicidio porque las normas de la sociedad son más heterogéneas. En sociedades pasadas, las normas eran mucho más estrictas y homogéneas. Por ejemplo la religión cristiana en el Occidente, imponía ciertos órdenes, mientras que en la actualidad existe libertad y multiplicidad de cultos.

En épocas no muy lejanas, la sociedad imponía a las mujeres que a los 25 años debían estar casadas. Aquellas que no cumplían con este requisito se sentían frustradas y eran mal vistas por la sociedad. Pero toda esta serie de normas tan estrictas se han ido difuminando.

Sin embargo, la sociedad continúa tratando de imponer reglas únicas . Los jóvenes están siendo sometidos a reglas unitarias que les dictan lo que deben o no, ser y hacer. Cuando el adolescente se siente incapacitado para cumplir con las exigencias impuestas le sobrevienen sentimientos de culpa o vergüenza, lo que puede desencadenar el suicidio.

El hombre está bajo la incidencia también, de ciertas normas de grupo, que no son aplicables a todo el conglomerado social. Por ejemplo, las impuestas por el grupo del club social o del vecindario al que pertenece. La incapacidad para vivir las condiciones de confort y lujo exigidas por su entorno, generan sentimientos de temor por el rechazo o la burla de la que pueden ser víctimas. Finalmente algunas personas no pueden manejar esa presión social y pueden considerar la idea del suicidio.

Lo único cierto es que la sociedad debe garantizar el bienestar de los individuos y asimismo, el individuo necesita fortalecer su integridad física y emocional para enfrentarse a las condiciones, a los cambios que la sociedad sufre y no dejarse arrastrar por ellos.

Contacto: Sociólogo Pedro Quintín, Profesor de la Universidad del Valle.
                 Teléfono: (92)3392399


© Se permite la reproducción total o parcial de este material, siempre y cuando se cite a AUPEC como fuente original


Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
 
HOME PAGE