A partir de desechos del banano, ahora es posible alimentar sin fertilizantes químicos la lombriz roja o californiana, cultivo al que Colombia recién ingresa, pero que ya le deja positivos efectos ambientales como la recuperación de suelos erosionados.
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Utilizando el humus de lombriz, producido con los desechos de plantación y el laboreo del banano, se reduce al mínimo la aplicación de fertilizante químico, lo que disminuye los costos de fertilizantes hasta un 70%. |
Aunque la lombriz roja o californiana está difundida en todo el planeta, la siembra en Colombia, que es relativamente nueva, aprovecha la materia orgánica resultante del cultivo de banano.
"El objetivo es reducir al mínimo la posible aplicación de fertilizante químico, utilizando el humus de lombriz producido con los desechos de plantación y el laboreo del banano, lo que disminuye los costos de fertilizantes hasta un 70%", manifiesta el ingeniero agrónomo Héctor Zuluaga Ramírez, coordinador de la investigación.
El humus es el material resultante de la transformación digestiva que ejerce la lombriz sobre la materia orgánica, degradándola vorazmente en pocas horas. La microflora y bacterias benéficas para el suelo que están en el humus, son superiores a las de cualquier abono similar.
La cantidad de alimento depende de la densidad de población. Así, para un lecho con 20 mil lombrices por metro cuadrado, se pueden necesitar 20 kilos de humus cada ocho días.
Cuando se tienen poblaciones altas, el requerimiento de alimento es mayor y se les debe proporcionar en períodos más cortos (5 a 7 días), adicionándolo en capas que no excedan los 10 centímetros de espesor.
Una de las formas antiguas de alimentación de la lombriz roja fue a partir de desechos como estiércol, nutritivos y de fácil consumo, pues así, ya han tenido una primera digestión y así la lombriz pierde menos energía en su transformación.
Los desechos vegetales, como son en esta caso la del banano, deben suministrársele bien desmenuzados, para que su consumo se logre en menor tiempo.
El humus tiene una composición de 57.64% de humedad, 70.79% de materia orgánica, 2.91% de Nitrógeno, 2.01% de Fósforo, 1.80% de Potasio, 4.60% de Calcio, 0.64% de Magnesio, 0.60% de Hierro y altas concentraciones de Manganeso, Cobre, Zinc y Cobalto.
La carne y harina de lombriz se emplean para consumo humano y animal. En general, todos los cárnicos contienen 5% de carne de lombriz.
Con la secreción cutánea producida por la lombriz cuando es sometida a estrés, se obtiene una alta concentración de minerales, hormonas y enzimas que poseen propiedades bactericidas, bacteriostáticas y antialérgicas.
"Entre nosotros, el cultivo de la lombriz es un eficaz colaborador en la preservación del medio ambiente y además contribuye en el afianzamiento de las rentas municipales, mediante la rápida transformación de las basuras en humus, fuente de materia orgánica para la recuperación de suelos erosionados, técnica que se ha difundido ampliamente en países como España, Italia, Israel, Argentina y Chile", anota el ingeniero Zuluaga.
La acción de la lombriz hace del lombricompuesto un sustrato que les permite a las plantas una inmediata toma de nutrientes asimilables, al mismo tiempo que regula los nutrientes en el suelo haciéndolos perdurables. De igual forma, la alta carga microbiana que posee el humus, restaura la actividad biológica del suelo.
Se dice que los israelíes transformaron el desierto en un terreno fértil, agregando agua. Pero en realidad esto se logró gracias a la acción de la lombriz y por lo tanto a la continua incorporación de humus, es decir, que un kilo de lombricompuesto más algunos kilos de arena y agua se convierten en terreno fértil.
"Si continuamos con el uso indiscriminado de los fertilizantes químicos, podemos estar abocados a infertilidad parcial de los suelos y a que la productividad decaiga sensible" enfatiza el investigador.
Su nombre científico es Eisenia foetida, mide entre 60 y 120 mm y posee una protuberancia denominada clitelo entre los anillos 24 y 32, la cual se hace notoria cuando la lombriz alcanza su madurez sexual.
Aun cuando las lombrices son hermafroditas, no se autofecundan, por lo tanto es necesaria la cópula, la cual ocurre cada siete o diez días. Luego cada individuo coloca una cápsula, de la cual emergen de cuatro a diez lombricitas después de un período de incubación de 14 a 21 días, dependiendo de la alimentación y los cuidados.
La lombriz consume diariamente su propio peso en alimento y excreta en forma de humus 60% de él.
La Eisenia foetida, habita en los primeros 50 cm del suelo, por lo que es muy susceptible a cambios climáticos.
En casi un año, con una densidad de 6 mil lombrices por metro cuadrado, se pueden producir 1.350 kilos de humus. En 600 metros cuadrados la producción mensual ascendería a 6.75 toneladas.
Todas estas características hacen pensar seriamente que la lombriz puede ser el gran aliado del hombre para combatir la erosión y recuperar, en parte, el patrimonio biológico de la humanidad.
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