Síndrome de la Fatiga Crónica SFC

REALIDAD O FANTASIA

Es posible que no haya una sola causa del SFC y que sea el resultado de una combinación de factores, tanto físicos como psicológicos. Sin embargo, muchos  investigadores dudan de la existencia del síndrome y creen que "todo está en la cabeza del paciente".

Ilustración de Rev. Cromos

El síndrome de La Fatiga Crónica, SFC presenta la misma síntomatologia de la gripa, dolores musculares, congestión, tos, fatiga, pero se cree que la explicación a este síndrome está en un sistema inmunitario muy activo, que arroja cantidades incontroladas de productos químicos.

Adriana María Ochoa O.
AGENCIA AUPEC. 21-05-1998

Fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, mal de garganta, dolor de oído, congestión, flujo abundante de moco por la nariz, tos, diarrea y fatiga, son los síntomas característicos de una simple gripa, pero también pueden ser los primeros indicios de una enfermedad mucho más grave: el Síndrome de la Fatiga Crónica, SFC.

Los expertos definen el SFC como una fatiga que no tiene su origen en ningún problema médico o psicológico anterior, dura, no encuentra alivio con el reposo y deteriora las actividades normales de la persona.

De igual manera, para que una enfermedad sea diagnosticada como  el síndrome de la fatiga crónica, el paciente debe manifestar, por más de seis meses, pérdida de la memoria de corto plazo o una grave incapacidad para concentrarse, mal de la garganta, ganglios linfáticos hinchados en el cuello o en las axilas, dolor en varias articulaciones, dificultad para reposar, fatiga que dura mas de un día después de realizar cualquier esfuerzo.

Según el Acceso Computarizado a los Servicios de Salud de Nueva York, Estados Unidos, NOAH, la gravedad del síndrome de la fatiga crónica varía. En los casos extremos, los pacientes están postrados en cama y prácticamente no pueden hacer nada, incluyendo las tareas domésticas livianas.

Grupos fatigados

Según los  resultados de un estudio epidemiológico dado a conocer por Nidus Information Services, de Estados Unidos, entre un 2% y un 6% de la población experimenta este trastorno.

La fatiga crónica es experimentada, con mayor frecuencia, por pacientes de 20 a 50 años de edad, con una incidencia máxima entre los 49 y 50.

También se reporta más a menudo en mujeres, en caucásicos y en las personas con un nivel educativo elevado. Sin embargo,  muchos médicos creen que esto se debe a que tales individuos tienen mayor probabilidad de buscar ayuda médica, ser conscientes del síndrome de la fatiga crónica como un trastorno específico y tener seguro de salud.

Otros estudios encontraron que mujeres con implantes de senos de silicio presentan síntomas relacionados con el SFC.

Un origen desconocido

La causa del síndrome de la fatiga crónica permanece desconocida, aunque algunos médicos e investigadores creen que está causado por agentes infecciosos, como los virus.


Foto de Rev. Nueva

La fatiga crónica ocurre con frecuencia entre los 20 y los 50 años de edad. El tratamiento, de acuerdo con los investigadores, hace referencia al uso de diversos medicamentos, cambios del modo de vida y, sobre todo, el apoyo de la familia y los amigos, pueden ayudar a un paciente a vivir con el SFC.

No hay evidencia uniforme de que el SFC sea difundido a través del contacto casual, como el estrechar de las manos o el toser, o por el contacto sexual íntimo. Sin embargo, brotes del Síndrome han ocurrido en miembros de una misma familia, lugar de trabajo o una misma comunidad.

De acuerdo con la NOAH, una teoría médica referida como "golpe y escape" ("hit and run" en inglés), sugiere que el síndrome de la fatiga crónica puede ser el resultado de un virus que infecta el cuerpo, causa anormalidades inmunes y luego es eliminado, dejando atrás un sistema inmunitario dañado que sigue causando síntomas parecidos a los de la gripe en la ausencia del virus.

En este contexto son tres los virus candidatos que han recibido mucha atención: el virus Epstein-Barr (EBV), el tipo 6 de herpesvirus humano (HHV-6) y una familia de virus conocidos como retrovirus.

Sin embargo, otros investigadores dudan de la existencia del síndrome y creen que "todo está en la cabeza del paciente". Es posible que no haya una sola causa del SFC y que sea el resultado de una combinación de factores, tanto físicos como psicológicos.

Sistema inmunitario hiperactivo

De acuerdo con investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, el SFC también puede deberse a infecciones causadas por hongos, especialmente uno llamado Candia; alergias, defectos musculares, presión arterial baja, anormalidades cerebrales y del sistema inmunitario.

Precisamente, debido a esta última causa, el SFC se ha calificado como "el síndrome de la disfunción inmune de la fatiga crónica". Parece ser que algunos componentes del sistema inmunitario son demasiado activos, mientras que otros no lo son tanto.

Estudios médicos han reportado que algunos pacientes con el SFC, en particular aquellos con síntomas graves, tienen números incrementados de glóbulos blancos, conocidos como células-T letales CD8, los cuales combaten la infección, atacando a los virus invasores y a otros microorganismos que causan enfermedad.

Sin embargo, estos mismos individuos tienen números inferiores de un nivel normal de otro tipo de glóbulo blanco, conocido como la célula-T supresora, que ayuda a detener la respuesta inmunitaria una vez de que los organismos invasores hayan muerto.

El resultado, según esta teoría, es un sistema inmunitario demasiado activo que arroja cantidades incontroladas de  productos químicos, llamados las linfocinas, dentro del cuerpo,  aparentemente provocando la fatiga, los dolores musculares y otros síntomas.
 
De acuerdo con los investigadores, en lo que se refiere a tratamiento, el uso de diversos medicamentos, los cambios del modo de vida y, sobre todo, el apoyo de la familia y los amigos pueden ayudar a un paciente a vivir con el SFC.

Con respecto a los medicamentos, los expertos descartan totalmente los medicamentos inútiles y potencialmente peligrosos, como las inyecciones de peróxido de hidrógeno que puede causar coágulos sanguíneos o derrames cerebrovasculares, las megadosis de vitaminas (que pueden ser tóxicas), el polen de abejas y el jugo de aloe vera.

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