Los seres humanos poseen aproximadamente 5 litros de sangre que circula por su organismo constantemente, pero ...¿qué sucede cuando comienza a derramarse como una cascada incontenible?
Foto de Rev. Fotomédica |
Cuando una persona pierde sangre por algún accidente tiene el 40% de probabilidad de morir , pues la sangre lleva los alimentos y el oxígeno a todas las células del cuerpo y cuando esto deja de suceder, la muerte está cerca. |
Nestor llegó al hospital, tras un atentado en el que recibió 2 balazos, el primero en un brazo y el segundo en la pelvis, pero lo peor es que este último comprometió de forma directa la arteria ilíaca, ocasionando una pérdida incontenible de sangre.
Los médicos de urgencias empezaron una ardua labor para salvarle la vida y ordenaron una transfusión masiva de sangre que consiste en insertar entre 5 y 10 litros de sangre, en menos de 24 horas.
Sin embargo, en este caso, Nestor, ya había perdido el 25% de su sangre, por lo cual sus venas se apretaron y sufrió una baja de presión, hasta perder el conocimiento. Muy pronto ya había perdido un poco más del 30%, entonces comenzaron a disminuir los factores coagulantes de la sangre, que son 9 y están clasificados como factor, 1, 2...hasta el 9; cuando estos fueron expulsados se volvió imposible detener esta cascada incontenible y por esta razón Nestor, a sus 22 años, perdió la vida.
Según el médico Armando Cortés Buelvas, Director del Banco de Sangre de la Cruz Roja, Profesor Titular y jefe del Departamento de Patología de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, en la muerte de Nestor influyó que la herida, en la cadera traspasó la arteria ilíaca, la cual junto a la aorta que sale del corazón y la femoral, en las piernas, son las tres arterias que más sangre conducen en el organismo.
El especialista Cortés, también asegura que el índice de sobrevivencia en estos casos va del 40 al 60%, es decir que no es muy alto, pues la sangre lleva los alimentos y el oxígeno a todas las células del cuerpo y cuando esto deja de suceder, el paciente está muy cerca de la muerte.
Cortes también afirma que el índice de mortalidad aumenta cuando existe trauma craneano, fractura de pelvis y senectud. La muerte por hemorragia llega cuando el paciente pierde el oxígeno en los tejidos y se paraliza el corazón.
Ilustración de Rev. Fitomédica |
Aún así la muerte por desangramiento o hipoxia no sucede sólo cuando las arterias grandes están rotas o traumatizadas, también se presenta hemorragia microvascular, es decir una herida que no compromete vasos grandes sino los pequeños, pero todos sangran a la vez.
La hemorragia microvascular es muy común en las encías, por ejemplo, y en pacientes con trastornos de coagulación como hemofílicos. “También fue muy frecuente en otras épocas cuando las mujeres daban a luz, que murieran de “parto”, desangradas, además después de perder los factores coagulantes, cuando ya era imposible “atajar” la hemorragia”, explica el médico.
En el artículo de la Revista Colombia Médica, “Medicina Transfusional en Situaciones de Trauma y Transfusión Masiva”, el médico Cortés hace referencia a muchas situaciones de riesgo en hemorragia y cuales deben ser los procedimientos, pues existen muchos tipos de trauma tales como quemadura.
En el trauma CID (Coagulación Intravascular Diseminada), cuando se coagula la sangre y se estanca por “aplastamiento” de una parte del organismo el problema es muy grave, pues la sangre deja de circular, se mueren los tejidos y se produce la coagulación intravascular, por lo cual esta parte queda casi que “muerta”.
No es tan difícil perecer “desangrado”, incluso en una cirugía por hemostasia o inadecuada ligadura o sutura, se puede ocasionar una hemorragia interna y el paciente puede morir.
Es importante tener en cuenta que este tipo de lesiones que comprometen la sangre son peligrosas , además es vital advertir que de la prontitud con que se realice la intervención y la transfusión depende que se salve o no, una vida.
Contacto: médico Armando Cortés Buelvas, Director del Banco de Sangre de la Cruz Roja, Profesor Titular y jefe del Departamento de Patología de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle.
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
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