Contrario a lo que se puede pensar las investigadoras encontraron que no existe una gran diferencia entre el autoconcepto de la mujer que trabaja fuera de su casa y la que no . Una prueba realizada por psicólogas de la Universidad Javeriana se demostró que las mujeres de ambos grupos se sienten fuertes en algunas áreas pero no tanto en otras.
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Para las investigadoras es claro que la mujer continua ligada culturalmente a ciertos parámetros, como ser la protectora del hogar, responsable de todo cuanto sucede en la casa. |
Según un informe presentado por la Organización Internacional del Trabajo, en el mundo, más del 45 por ciento de las mujeres son en la actualidad económicamente activas. Sin embargo, aún cuando las mujeres han conquistado el mundo laboral y social, la gran mayoría continúan con el papel de esposas y madres que deben responder por la armonía de su hogar.
Es frecuente que toda la responsabilidad del matrimonio recaiga sobre la mujer e incluso que ella sienta culpa, en algunas ocasiones, por trabajar. También es común que los hijos y el esposo le envíen mensajes subliminales para que ella se sienta culpable por dejar a su familia .
Estas son algunas consideraciones hechas por las psicólogas María Cristina Bedoya Hernandez y Cristina Caicedo Mafla de la Universidad Javeriana, quienes realizaron un estudio comparativo con el fin de reconocer el autoconcepto de las mujeres con trabajo remunerado y no remunerado; es decir, qué percepción tienen de sí mismas a través de los papeles que desempeña.
La investigación se llevó a cabo durante 1996 y 1997, en Cali, Colombia con mujeres en edad productiva, entre los 30 y 45 años, que convivieran con us esposos , tuvieran hijos menores de edad y pertenecieran a un estrato socioeconómico medio.
Las psicologas aplicaron en 30 mujeres la prueba de autoconcepto de Tennessee que analiza 5 áreas: el ser social, familiar, personal, físico y eticomoral. Además, esta prueba permite medir la autocrítica, identidad y auto-satisfacción.
Para este estudio se dividió la muestra en 15 mujeres que laboran fuera del hogar y 15 que no lo hacen. Se encontró que las mujeres que trabajan en su hogar tienen más hijos, un promedio de 3 ó más y las que salen a trabajar tienen un promedio de 2 hijos.
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El hecho de quedarse en el hogar le da a la mujer cierta seguridad emocional pues se sienten respaldadas y amadas por su familia, están seguras de que sus hijos y su esposo son atendidos oportuna y afectuosamente. |
En general, las mujeres con trabajo no remunerado, es decir que se quedan en el hogar, son mayores que las que salen a trabajar, el 78% sobrepasa los 36 años.
El 85% de las mujeres que laboran tienen formación tecnica o universitaria; el 89% se había casado y el 11% convivían en unión libre; así mismo el 78% de la muestra llevan más de 9 años de convivir en pareja.
Contrario a lo que se puede pensar las investigadoras encontraron que no existe una gran diferencia entre el autoconcepto de la mujer que trabaja fuera de su casa y la que no .
En la prueba se demostró que las mujeres de ambos grupos se sienten fuertes en algunas áreas pero no tanto en otras. Por ejemplo, las mujeres que trabajan fuera del hogar consideran que su ser personal, social y físico están muy bien, tienen una buena opinión sobre si mismas en cuanto a el trabajo que desempeña, se siente capaces de hablar en público, bonitas y agradables. Pero también se sienten culpables y hasta infelices en su ser ético moral y, en algunos momentos, con su ser personal y familiar, pues sienten que están descuidando algunos aspectos de su familia.
“En la prueba se notó que es bastante frecuente que las mujeres que se desempeñan profesionalmente fuera del hogar padezcan de una serie de contradicciones internas, pues por un lado se sienten orgullosas y felices de ser independientes económicamente y por el otro profundamente tristes y culpables por no dedicar el tiempo suficiente sobretodo a sus hijos”, afirman las investigadoras.
Por su parte, las mujeres que permanecen en el hogar demostraron que su ser familiar y ético moral esta completamente realizado y pleno; en cambio existen algunos desacuerdos entre su ser personal, con el cual no se sienten del todo satisfechas, igual sucede con su ser social y físico.
Las mujeres que se quedan en el hogar tienen la sensación de que no ayudan a su esposo económicamente y por lo tanto no son productivas, además se sienten un poco “abandonadas” física y socialmente, consideran que han perdido su capacidad para socializar y se sienten intimidadas a la hora de hablar en publico.
Sin embargo el hecho de quedarse en el hogar les da cierta seguridad emocional pues se sienten respaldadas y amadas por su familia, están seguras de que sus hijos y esposo son atendidos oportuna y afectuosamente, lo cual es reforzado por los integrantes de su familia quienes de forma verbal o gestual le hacen saber que se encuentran agradecidos con su dedicación.
Para las psicologas Bedoya y Caicedo es claro que la mujer continua ligada culturalmente a ciertos parámetros, como ser la protectora del hogar y se siente en el deber de ser responsable de todo cuanto sucede en su casa.
Las psicólogas también afirman que es probable que esto sea consecuencia de la cultura en que viven, pues desde su mas temprana infancia juegan con muñecas, escobas y demás implementos que les refuerzan mentalmente la imagen de la madre y la esposa ejemplar.
“Lo cierto es que la cultura latinoamericana aún marca definitivamente a la mujer y de cierta forma ella misma es facilitadora de sus propias culpas, es decir que se encuentra “atrapada” en unas tradiciones que aún son más fuertes que las ansias de libertad e independencia que existen dentro de ellas”.
Para mayor información acerca del tema tratado en este artículo, escríbanos a aupec@mafalda.univalle.edu.co
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