"SI HE DE MORIR QUIERO QUE ESTÉS AHÍ..."
 
Cuando la medicina ya no puede curar, puede ayudar a morir con dignidad. Esta es la frase que puede definir el trabajo de un equipo multidisciplinario en las Clínicas del dolor.
 

Los cuidados paliativos son aquellos que se ofrecen a los pacientes que padecen enfermedades que no tienen cura, a este trabajo se dedican 8 de cada tres millones de médicos en el mundo.

Aunque hasta hace poco tiempo esta especialización médica era poco común y poco aceptada por los profesionales, pues exige un cuidado permanente de los enfermos y una disponibilidad de 24 horas, hoy es frecuente que las personas acepten que las clínicas del dolor son esenciales cuando se trata de morir dignamente.

El médico John Jairo Vargas especialista en cuidados paliativos en la Universidad Federal de Río de Janeiro, opina que cuando una persona se entera de que va a morir pronto, ocurren dentro de ella muchos cambios y acuden sentimientos difíciles de manejar que inexorablemente terminan confundiendo al paciente y trastornando toda su familia.

Un equipo de médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales, de la Clínica del dolor, intentan aliviar hasta donde es posible, la confusión de los momentos críticos personales y familiares del paciente con enfermedades terminales.

Cáncer de mama en las mujeres, de próstata y pulmón en los hombres, son las más frecuentes en cuanto a enfermedades terminales. El 5% de los pacientes que acuden a la Clínica del dolor son niños.

Para John Jairo Vargas desde el mismo instante en que se le informa a un paciente que su enfermedad no tiene cura, todos los pasos siguientes son difíciles, sin embargo la meta de la Clínica del dolor es que la calidad de vida del paciente sea óptima, se trata de evitar al máximo el dolor físico, tratar que la familia del paciente no se disgregue pues es frecuente que el sufrimiento de quienes rodean el enfermo terminen en enfrentamientos.

La experiencia del Vargas es que cuando el enfermo es cabeza de familia y además el único soporte económico o cuando es una madre joven con hijos pequeños, exista mayor confusión, otra circunstancia muy difícil es cuando los hijos del paciente, están en edad adolescente, entonces se vuelven muy conflictivos, el enfermo termina sufriendo más por el dolor de sus hijos que por el suyo propio, este tipo de problemas encuentran solución en la ayuda de la trabajadora social y el psicólogo.

Vargas también afirma que cuando los niños son los pacientes suelen aceptar la muerte de forma más natural y terminan incluso en algunos casos consolando a sus padres.

Según el investigador es curioso pero los pacientes terminales no tienen una fecha especifica para su muerte, ya que es muy probable que las ansias de vivir posterguen su vida aún mas de lo que las expectativas médicas prevén o mucho menos si es el caso.

Esto debido a que muchas veces sin razón aparente los enfermos postergan su vida por la necesidad de llegar vivos a un día determinado, es común escuchar personas que le dicen a su médico, "Tengo que llegar vivo al matrimonio de mi hijo" lo más extraño es que generalmente lo logran.

De la misma forma si el paciente se derrumba anímicamente, puede morir antes de lo previsto. "La depresión agrava todo" afirma Vargas, un paciente deprimido sufre de dolores más fuertes y con mayor frecuencia, este problema incluye a la familia pues los familiares de un paciente deprimido también asimilan esta angustia.

Es bastante frecuente que al final de la enfermedad la familia nuclear, es decir la que vive con el enfermo, entre en un estado fuerte de estrés porque ve sufrir mucho a quien quiere y desee que ese sufrimiento acabe pronto, lo cual causa desconcierto en los otros familiares pues suelen pensar que su familia más cercana no quiere luchar más con el enfermo.

Para el equipo de la Clínica del dolor es importante que el paciente en lo posible pueda vivir sus últimos días en su casa rodeado de los suyos pues en la Clínica el ambiente es más frío y las visitas controladas , mientras que en su casa se encuentra más cómodo y siente mayor afecto.

Para el equipo de profesionales de la Clínica del dolor la mayor satisfacción es que los pacientes pueden morir dignamente con el menor dolor físico y emocional posible y en este sentido se cumple la menta deseada que es ofrecer calidad de vida en los últimos instantes.

Lo que la investigación de los médicos de la Clínica del dolor ha concluido es que la calidad de vida del enfermo terminal si puede mejorar ostensiblemente cuando el mismo es tratado en este tipo de instituciones donde se realiza un seguimiento integral del paciente y quienes le rodean.


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