LAS SONRISAS MÁS COSTOSAS

Los niños con labio y paladar fisurado deben permanecer en tratamiento desde que nacen hasta que tienen 18 o 20 años. En nuestro medio sólo se conoce el 30 por ciento de los casos que se presentan, de esta proporción la mitad tiene acceso a un tratamiento y sólo la cuarta parte logra finalizarlo.


Foto de Diccionario Enciclopédico Larousse

Las relaciones sexuales entre miembros de una misma familia es, entre otras, una de las principales causas de la malformación conocida como labio leporino.


Uno de cada 650 niños que nacen en Colombia presentan problemas de labio y paladar fisurado, una malformación que, como su nombre lo dice, se caracteriza por la separación de las áreas mencionadas y que popularmente se conoce como labio leporino que significa “labio de liebre”.

Las relaciones sexuales entre miembros de una misma familia; la deficiencia de vitamina E, presente en alimentos como los vegetales, carne, huevos y la leche; las radiaciones ionizantes, tipo rayos X; el uso agrícola de insecticidas  y el monóxido de carbono, entre otros, son algunas de las causas de esta malformación que se presenta durante la octava semana del embarazo.

Los niños con problemas de labio y paladar fisurados requieren un tratamiento multidisciplinario que involucre las especialidades de cirugía plástica, odontología, ortodoncia, terapia del lenguaje, psicología y trabajo social, entre otras. Sin embargo éste no está al alcance de las familias con escasos recursos económicos, donde la mala alimentación y las relaciones sexuales entre parientes hacen que esta malformación se presente con mayor frecuencia.

La ortodoncista Nancy Rojas, del Hospital Infantil Lorencita Villegas de Santos, de Bogotá, explica que la rehabilitación de estos pequeños es muy costosa si se tiene en cuenta que el valor de una cirugía es de dos millones de pesos.

Adicionalmente, los niños con labio y paladar fisurado deben permanecer en tratamiento desde que nacen hasta que tienen 18 o 20 años, dependiendo de la complejidad de su problema. “En nuestro sólo se conoce el 30 por ciento de los casos que se presentan, de esta proporción la mitad tiene acceso a un tratamiento y sólo la cuarta parte logra finalizarlo”, asegura la profesional.

De acuerdo con un estudio diagnóstico sobre salud oral realizado por el Ministerio de Salud en menores de 10 años, en el año 96, Antioquia, Santander, Boyacá, Casanare, Huila, Tolima, Chocó, Cauca, Nariño, Caquetá y Putumayo se encuentran entre los departamentos que registran el mayor número de casos en el país.

Recuperando una sonrisa

“El nacimiento de un niño con el labio y paladar fisurado genera en la familia sentimientos de angustia, miedo, culpa, rechazo y temor a enfrentarse a la sociedad”, sostiene la psicóloga Ana María Angel, de la Clínica Noel de Medellín, quien enfatiza sobre la importancia de involucrar a la familia desde un principio en el tratamiento, explicarles en qué consiste, cuáles son las posibilidades de rehabilitación y el papel que desempeñan los padres en este proceso.

Según el cirujano plástico de la Universidad Nacional Lázaro Néstor Sánchez, la primera intervención, se realiza en el labio a los tres meses de edad, cuando el menor tiene más desarrolladas las estructuras de la boca, lo que permite que la alineación de esta área sea lo más exacta posible.

La segunda, se efectua en el paladar después de los 9 meses de edad, esto con el objetivo de no alterar el desarrollo facial del niño durante su primer año de vida. “Más adelante y si el niño tiene problemas de pronunciación,  ocasionados por escapes nasales, es necesario practicar otra intervención en esta área de la boca”, asegura el cirujano.


Foto de rev. Nueva, El País.

De acuerdo con los investigadores, es muy importante que se alimente con leche materna al niño que presenta labio leporino, por todas las implicaciones de salud que esta acción conlleva.


Los niños con labio y paladar fisurado requieren muchos tratamientos quirúrgicos, como el que se realiza en la hendidura del hueso alveolar, donde nacen los dientes,  con el fin de que puedan salir alineados.

Por su parte, el médico José Rolando Prada, del Hospital La Misericordia, de Bogotá, señala que uno de los avances más importantes en el campo de la cirugía es la movilización de los huesos de la cara con instrumentos que halan el hueso y hacen que crezca sin necesidad de realizar intervenciones grandes.  Este procedimiento se efectúa en una hora, a diferencia de las grandes cirugías donde se emplean 6, y es utilizado en niños mayores de 10 años que tienen la cara muy hundida.

A la hora de comer

El médico Gustavo Jaillier, Director de la Clínica Noel de Medellín, enfatiza, que lo más importante en la alimentación de los niños con labio leporino es la leche materna. “La primera recomendación es que la madre introduzca toda la auréola del pezón en la boca del niño ya que ésta tapa la fisura del paladar, lo que le permite al niño succionar normalmente”.

Según el médico, un tetero con un chupo normal al que se le abre un hueco de un milímetro de ancho con una puntilla de una pulgada y que previamente ha sido quemada en alcohol, permite alimentar el bebé. Este método le permite al niño degustar los alimentos y mover los labios, aspecto que es importante cuando empiezan  a hablar.

La nutrición de los pequeñós con labio y paladar fisurado es importante no solo para su crecimiento sino para poderlos someter a cirugía.

Aunque es un trayecto largo y costoso, los investigadores concuerdan en que todo vale la pena si lo que se quiere es que más niños tengan la oportunidad de sonreír.

Contactos :  Médicos José Rolando Prada. CLINICA LOS CEDROS. Tels:625-06-30 258-55-55, Bogotá;  Gustavo Jaillier. CLINICA NOEL. Teléfono 211-14-84 Medellín;
Lázaro Nestor Sánchez. CLINICA LABIO Y PALADAR FISURADO, HOSPITAL UNIVERSITARIO DEL VALLE. Teléfono 554-13-61 Cali.


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