El oso de las nubes
ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA


Guillermo Cantillo

El oso de las nubes es llamado también oso de anteojos por las manchas blancas que tiene alrededor de los ojos y que contrasta con el negro de su pelaje.

AGENCIA AUPEC octubre 1998

Los dioses habitaban en la cima de las montañas y los osos merodeaban por los bosques. Para los Incas, estos animales salían de la oscuridad del bosque a la luz del terreno abierto para deambular entre el bien y el mal, y en la vía para hablar con los dioses; eran el vínculo entre la tierra y los seres supremos.
 
Creencias como esta todavía existen en torno al oso andino, Tremactos ornatus, único oso que habita los andes americanos, quien está en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat y la cacería indiscriminada.

Hace más de cien años, este oso ocupaba todos los sistemas montañosos de Colombia y sus poblaciones se extendían desde Venezuela hasta Bolivia; en ese entonces, los bosques de montaña eran extensos y continuos.

En la actualidad este territorio se encuentra reducido a pequeñas islas de bosques, como resultado de la permanente presión que el hombre ha ejercido sobre ellos. Colombia, por ejemplo, ha perdido desde 1966, la mitad de los bosques que tenía en esa época: veinticinco millones de hectáreas.

Debido a esto sólo quedan algunas poblaciones de osos en los bosques de montaña mejor conservados y en las área protegidas.

En la Reserva Natural La Planada, ubicada en el Departamento de Nariño, Colombia, constituida por la Fundación FES y el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF, se lleva a cabo un programa de repoblamiento del oso andino, desde 1986, cuando se introdujeron al área de la reserva, tres ejemplares de estos animales que habían sido criados desde pequeños por gente de la región.

A través de este programa, ha sido posible criar cuatro oseznos en cautiverio, los cuales han recibido los nombres de Azúcar, Moisés, Clarita y Chucho. Cuatro osos han sido reintroducidos en e bosque, como parte de la estrategia del programa: Milú, Azúcar, Fermina y Moisés. Milú tuvo en libertad un osezno conocido con el nombre de Juan del Monte.

De acuerdo con los investigadores, una reintroducción exitosa de los osos en el bosque depende de su grado de familiaridad con el ambiente natural. Por esta razón, para el proyecto se acondicionó una especie de isla en la cual los animales podían vivir en libertad y en condiciones semejantes a su hábitat. En este lugar, los oseznos pueden desarrollar las destrezas necesarias para defenderse y subsistir.

Guillermo Cantillo

Los osos de anteojos tienen grandes habilidades para trepar árboles y en ocasiones construyen nidos en la copa para dormir en ellos.

Una familia de gigantes

El período de gestación de los osos dura entre cinco y siete meses, al cabo de los cuales nacen uno o dos oseznos, que pueden llegar  a pesar alrededor de 300 gramos. “Las hembras preñadas y las hembras con crías deben permanecer aisladas para evitar que los machos le hagan daño a los ejemplares más pequeños”, explica Pedro Moreno, actual Director de la La Planada.

Durante el primer mes de vida de los oseznos, las hembras dejan de alimentarse. Ellas dedican sus energías a construir nidos con ramas para depositar a sus crías y se entregan por completo a atenderlas y alimentarlas.

Después de un mes y medio, las crías abren los ojos por primera vez y empiezan a moverse, sólo hasta el tercer mes de haber nacido logran caminar.

La lactancia se extiende hasta los quince meses, período al final del cual los oseznos han alcanzado el tamaño similar al de sus madres. La madurez sexual llega sólo hasta el cuarto año de vida.

La liberación de los oseznos en la isla junto a sus madres, como parte del proyecto de la Fundación FES, se realiza a los ocho meses de haber nacido. Aquí, aprenden a trepar árboles, a distinguir las plantas alimenticias de las tóxicas, a manipular los alimentos naturales y a orientarse en su entorno inmediato. Adicionalmente el estar en libertad les permite desarrollar una sorprendente coordinación motriz, necesaria para sobrevivir en estado silvestre.

Cuando los oseznos cumplen el primer año de edad, se introducen a su medio natural. “Sin embargo, es necesario conocer más detalles para garantizar el éxito
de la programación y por ende, la supervivencia de los osos liberados”, dice Pedro Moreno.

El estudio ecológico más detallado del oso de las nubes y la educación ambiental son indispensables para lograr su supervivencia y no permitir, que como pasa diariamente en muchos ecosistemas del mundo, las especies se extingan sin que nadie se de por enterado.

Contacto: Fundación FES. e-mail: fes@cali.cetcol.net.co


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