Agencia Universitaria de Periodismo Científico y Cultural de la Universidad del Valle
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Cali, Colombia
enero de 2001

Primer paso: Contar los patos

Parece increíble que un pato sea capaz de volar desde Canadá hasta el trópico colombiano, pero es cierto. 

Ana Sofía Franco Zafra
AUPEC- Univalle
Fotografías: Ducks Unlimited

El viaje

Es primavera en Norteamérica. Las plantas que han sobrevivido al invierno florecen y los insectos salen de sus huevos. Los patos y demás aves migratorias están felices, sus polluelos acaban de nacer y hay alimento para todos. Deben preparar el equipaje, acumulando grasa y energía, y mudando el plumaje, para viajar hacia el trópico Cuando el frío comienza a amenazarlos, grandes y pequeños alzan vuelo, pues si no lo hacen mueren de hambre y frío.

El pato “Canadiense” o Anas discors vuela hasta Centroamérica y la parte norte de Suramérica en bandadas de hasta 8000 individuos, al igual que más de 70 especies de aves migratorias. En los 15 años que vive, alcanza a visitar las tierras tropicales unas 12 veces.

A Colombia los patos empiezan a llegar en septiembre. Van directamente a las “residencias” de siempre, sus hogares, los humedales más grandes del país. Allí prueban exquisitos manjares tropicales y se dedican a recuperar lo que perdieron en el par de semanas de viaje. Toman agua y luego la filtran a través de unas pequeñas barbas de su plancho pico, dejando dentro sólo el material orgánico recogido en ella. Tienen bastante tiempo libre para acicalarse y cambiar nuevamente su plumaje, pues la estadía en el trópico dura hasta abril o mayo.

Calidad de las “residencias”

Su comida y su techo está en los humedales y lagunas, si éstos se deterioran o secan, los patos se ven directamente afectados. Ducks Unlimited, ONG norteamericana protectora de estas aves, financia un proyecto de investigación en Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Mexico, Venezuela y Colombia, para saber la calidad de los servicios de “hotelería” que estamos ofreciendo en el trópico y el número de “huéspedes” o “viajeros” que los utiliza. Saben que no se puede hacer una conservación adecuada de los patos preocupándose sólo por una porción de su hábitat, en norteamérica, cuando pasan cinco meses al año en otras tierras. 

Registro de “huéspedes”

Apoyado también por el Ministerio del Medio Ambiente y su oficina de Humedales, en Colombia el conteo de patos se está desarrollando en las zonas, históricamente, más visitadas por ellos: la Cienaga Grande de Santa Marta, las lagunas del altiplano cundiboyacense y el valle geográfico del Río Cauca. Esta última región ha sido visitada, a través de los años, por dos especies de patos migratorios. Allí, La Fundación Calidris, ONG fundada en 1989 en la Universidad del Valle, Cali, realiza el monitoreo. Es la primera vez que se concreta un censo como éste en el país.

Cada 15 días, en horas de la mañana, los investigadores sobrevuelan el valle geográfico del Río Cauca. Durante el trayecto, que debe ser siempre el mismo y realizarse cada vez a la misma altitud y velocidad, registran las especies observadas en los humedales. No es tan fácil, deben reconocer a los “canadienses” por sus manchas azules en las alas y hacer un conteo de cientos o miles de patos en pleno vuelo, y aunque la avioneta vaya despacio, ellos se espantan o pasan por encima. Es un conteo “a ojo” y, también, el primer paso para la planeación de acciones que lleven a la conservación de la especie, las cuales deben realizar en conjunto los países visitados por ella. De nada sirve que la especie sea protegida en un país, si en el vecino no se hace nada. 

Ya se ha llegado a la conclusión de que los húmedos “hoteles” colombianos han perdido varias de sus estrellas debido al crecimiento y desarrollo del país. La Ciénaga Grande de Santa Marta, al norte de Colombia, sigue siendo el lugar más visitado por las aves acuáticas. Las lagunas del altiplano cundiboyacense, cercanas a la ciudad de Bogotá, están gravemente afectadas por la contaminación. En el Valle del Cauca la única “residencia” permanente que queda es la laguna de Sonso, las demás zonas han sido ocupadas por la agricultura y la urbanización.

El que un animal no viva todo el tiempo en nuestro país no quiere decir que no tengamos responsabilidad con él. El Anas discors no es sólo el pato “Canadiense”, es también estadounidense, venezolano, centroamericano y colombiano. Es de todos.
 

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Lo invitamos a contactar Fernando Castillo Fundación Calidris, Cali. Tel: ++57(2)5585598
email: calidris@nemo.univalle.edu.co
Fue él quien gentilmente nos sirvió como fuente para la elaboración del texto que usted acaba de leer.

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