Colombia, protagonista de un esfuerzo internacional contra la desnutrición.

¿Qué tal una yuca que mejore la vista o un frijol que fortalezca el cerebro y ayude al crecimiento de los niños? Por ahora, esos dos cultivos alimenticios no tienen esas propiedades, pero pronto las tendrán, al igual que otros cuatro alimentos básicos: el arroz, la batata, el maíz y el trigo. 

Para lograrlo, un ejército de científicos de 50 organizaciones de todo el planeta están trabajando en una descomunal batalla para combatir la desnutrición por falta de micronutrientes, especialmente hierro, cinc y vitamina A, que afecta a más de la mitad de la población mundial.

La anemia por deficiencia de hierro aflige a unas 1.5 mil millones de personas en países en desarrollo, en su mayoría mujeres, a quienes se les reduce la capacidad mental, les genera complicaciones en el momento del parto y les disminuye su capacidad física. 

En cuanto a la carencia de cinc, aunque menos conocida, está difundida en el trópico y es una de las principales amenazas para el crecimiento y la salud infantil.

Con respecto a la vitamina A, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, entre 100 y 140 millones de niños padecen de deficiencia de esta vitamina, lo cual le ocasiona ceguera a cerca de medio millón de niños al año, de los cuales casi la mitad mueren en ese lapso.

En esta histórica tarea de biofortificación de cultivos alimenticios, Colombia será protagonista, a través del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con sede en Palmira, Valle del Cauca.
  Los científicos de esta institución están trabajando para lograr nuevas variedades de yuca enriquecida con vitamina A, y frijol con mayor contenido de hierro y cinc, como aporte a esta estrategia global impulsada por el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (GCIAI).

El CIAT, además de generar los dos nuevos productos, fue encargado de la coordinación general del trabajo internacional de mejoramiento y de biotecnología. 
Según los investigadores del CIAT, el frijol posee suficiente variabilidad genética para realizar mejoramiento adicional respecto al contenido de hierro y cinc. Se calcula que el mejoramiento podría aumentar el contenido de hierro en cerca de un 80 por ciento y el de cinc en un 40 por ciento.

Para aprovechar el potencial genético del frijol, los científicos han generado una serie de poblaciones de frijol ricas en minerales, para el análisis químico y el mejoramiento adicional, utilizando herramientas de biotecnología. 

En cuanto a la yuca, sus raíces son fuente de muchas calorías, pero no contienen suficiente caroteno —que sirve como elemento constructor de la vitamina A, necesaria para una buena salud. La tarea de lograr una variedad de yuca que sea fuente de vitamina A, según los científicos, es más compleja que con el frijol, debido a muchos factores, entre ellos el largo ciclo reproductivo de la yuca y el rápido deterioro de la raíz después de la cosecha. 

Actualmente, un equipo de biotecnólogos está trabajando para lograr esa yuca enriquecida, y hay optimismo entre ellos de darle la buena noticia al mundo en un futuro cercano, puesto que ya se han identificado cuatro genotipos con alto contenido de caroteno en las raíces, así como bajas tasas de deterioro.

“Estamos haciendo un esfuerzo histórico y monumental”, dijo el Director General del CIAT, Joachim Voss, al darles la bienvenida a 65 científicos de todo el mundo que se dieron cita en días pasados en la sede del Centro para acordar los planes de acción que desarrollarán en esta batalla contra la desnutrición.