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Cali, Colombia
octubre de 2001 |
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Distancias cortas, contagio seguro Adriana Mildred Pérez
El contacto entre cepillos dentales puede facilitar el contagio de importantes enfermedades bucales. Junto a un lavamanos, dentro de un pequeño vaso traslúcido reposaba moribundo un cepillo blanco. Rebosante de energía y juventud, hasta hace, poco; solía pasarlo de lo lindo entre la blanca espuma de crema dental, rozando delicadamente esos molares color marfil que tanto le gustaban. Pero su goce no duró mucho. Su desgracia se inició en un paseo,
cuando empezaba a desgastarse. En aquel sitio improvisado otros cepillos
que le doblaban la edad, lo esperaban para compartir con él su tragedia.
Tan pronto lo tuvieron cerca lo contagiaron con diversas bacterias y una
a una, fueron contaminadas todas sus cerdas. A pesar de que nunca quiso
hacerle daño a sus adorables amigos, los dientes, terminó
enfermándolos.
Finalmente se cumplió su deseo. No conformes con eso, las ambiciosas bacterias, quisieron continuar con la invasión. Cuando pretendían apoderarse de otro cepillo, el pequeño azul, cientos de ellas fueron dadas de baja; pues el viejo cepillo blanco donde vivían desde hace algunos meses, por fin descansó en paz. Reposaba en el fondo de una bolsa de polietileno negra, junto a otros que como él habían caducado. En los cepillos dentales, cientos de microorganismos
permanecen vivos y algunos se reproducen gracias a que el contacto
diario con la boca, la saliva y los restos de alimentos, los provee de
condiciones adecuadas para sobrevivir.
Cualquiera está en riesgo de contraer infecciones que causan enfermedades en las encías, en la garganta y en los dientes, en el caso de entrar en contacto con un cepillo contaminado. El odontólogo Adolfo Contreras, egresado y docente de la Universidad del Valle, con estudios de Maestría en Microbiología y de Doctorado (Ph.D.) en Biología Craneofacial en la Universidad de Southern California, sospechaba lo que ocurría con los cepillos de dientes. La literatura científica manifestaba la posibilidad que ciertos virus y algunas bacterias anaerobias que viven sin oxígeno, pudiesen sobrevivir por un tiempo, fuera de la boca, al aire libre. La forma de contaminación de los microorganismos pronto sería confirmada por el estudio Contaminación in vitro de los cepillos dentales que emprendió el profesor Contreras con estudiantes de ultimo año de Odontología, a mediados de junio de 2000. Para llevar a cabo este experimento, se recrearon, en el laboratorio, las condiciones como se guardan los cepillos de dientes en el hogar. Dos tipos de bacterias y un virus, fueron el foco de atención y con ellos se contaminaron los cepillos: el Actinobacilo actinomycetemcomitans, o doble A. a., que es la bacteria mas virulenta para los tejidos de soporte dental; un organismo oportunista como el Enterobacter cloacae, comunmente presente en la materia fecal humana; y el muy común en la boca, el Virus Herpes simplex tipo I. Dieta baja en calorías Los malignos huéspedes del sistema bucal fueron sometidos a una rigurosa dieta con la idea de dejarlos morir de hambre. Para saber qué tan contagioso podía ser el cepillo de dientes de una persona con una enfermedad periodontal o infecciones en las encías, en la garganta o en los dientes, era necesario saber por cuánto tiempo podían vivir las bacterias y el virus, por fuera del sistema bucal; dado que los cepillos de dientes, lejos de la boca, no debería poseer las condiciones anaerobias y alimenticias necesarias para estos microorganismos sobrevivan por mucho tiempo. 48 cepillos totalmente estériles, tal y como vienen de la fabrica, en condiciones de temperatura ambiente, fueron divididos en tres grupos y en cada uno se sembró un microorganismo diferente. En cada cepillo se depositaron cinco millones de bacterias o una dilución del virus, según el caso. Luego, por parejas, los cepillos fueron subcultivados o estudiados en tiempos diferentes, a las 3, 24, 48 y 72 horas y a los 5, 12 y hasta los 16 días. Si 24 horas después de poner el microorganismo en el cepillo, y este no se logra cultivar, se considera muerto o no viable. La doble A (A.a.) y el herpesvirus tipo I, permanecieron vivos sobre los cepillos hasta por 72 horas, es decir tres días, mientras el Enterobacter cloacae resistió hasta por 16 días. Esta es una bacteria difícil de erradicar por su resistencia a soportar condiciones ambientales extremas.
Para desinfectar un cepillo de dientes hay una fórmula muy sencilla: en un vaso con agua se disuelve una cucharada sopera de hipoclorito de sodio, más conocido en Colombia como límpido o Clorox. Se sumerge el cepillo de dientes en la solución, por seis horas. Al terminar este procedimiento, se enjuaga bien el cepillo para retirar los restos de la solución, y el cepillo puede ser utilizado con la tranquilidad de de tener pocos microorganismos viables. Otra opción para evitar contagiarse, es cambiar el cepillo dental cada mes. No todas las personas tienen la misma capacidad de contaminar, ésta varía según la salud dental, por lo tanto quienes padecen de enfermedades bucales severas deben ser más cuidadosos con sus cepillos por el riesgo de reinfección y por que sus familias podrían contagiarse con facilidad. Los adultos con enfermedades periodontales severas y agresivas deben guardar sus cepillos fuera del alcance de sus parejas e hijos, desinfectarlos regularmente y mantenerlos alejados de otros cepillos dentales. Aunque el cepillo de dientes es una herramienta indispensable para garantizar la salud dental de todos, este elemento puede convertirse en nocivo si no se tiene en cuenta que los cepillos deben desecharse mas a menudo y desinfectarse diariamente. |
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Lo invitamos a contactar a Adolfo Contreras (PhD en odontología) e-mail: escuodon@mafalda.univalle.edu.co - adolfoco@yahoo.com Fue él quien gentilmente nos sirvió como fuente para la elaboración del texto que usted acaba de leer. |
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