EL DESAMOR POR LA PROPIEDAD Y EL ANHELO DE LA OTREDAD; EL CASO COLOMBIANO
Cuando Josué Gómez era un niño que cursaba primaria -hace 16 años- su padre, un sujeto de esos que considera a las mujeres incapaces para trabajar, abandonó el hogar al cuál hacia mucho tiempo no aportaba nada económicamente para dedicarse de tiempo entero al alcohol y a las fiestas. La madre de Josué, sintiendo que cuatro hijos eran demasiada carga para ella sola, empezó de forma paulatina a dejar de comer y se sumió en una fuerte depresión. Aunque no presentaba el comportamiento típico de una anoréxica -obsesión por el peso, la talla, la figura, el ejercicio y la comida- ella somatizó su afectación emocional a través de su comportamiento alimentario, dejando de comer hasta perder más del 35% de su peso corporal.
Doña María, la mamá de Josué, olvidó su propia salud, descuidó a sus hijos, y sólo se decidió a superar ese comportamiento anómalo cuando a raíz de su constante inanición el corazón y la circulación empezaron a cambiar peligrosamente. En un día de crisis su presión sanguínea descendió a límites extremos y casi muere de paro cardíaco. Como ironía de la vida la persona que logró asistirla en ese momento fué su esposo, quien al tener algo de tiempo libre visitó su antiguo hogar y puso en práctica sus empíricos conocimientos de medicina con el fin de salvar la vida a la madre de sus hijos. Doña María, ya restablecida, decidió olvidarse de su esposo y sacó, como muchas madres colombianas, fuerzas de su propia flaqueza para sobrellevar su vacío emocional, su propia vida y la de sus cuatro hijos.
Al igual que la madre de Josué, muchas mujeres en Colombia -de todas las edades- ante una crisis en sus vidas -crisis emocional, laboral, profesional o intelectual- sucumben en la depresión, se sumen en una sensación de ansiedad y estupor que puede desembocar en la generación de comportamientos alimentarios malsanos. Esto puede llegar a originar un típico trastorno de la alimentación como anorexia, bulimia, o descontrol alimentario.
Es injusto pretender que en todos los casos de trastornos de la alimentación la persona afectada enfermó, entre otras razones, por seguir el nuevo paradigma de los modelos -mujeres y hombres- magros y escuálidos cual habichuelas -ver apoyo fotográfico extraído de la publicidad de las principales tiendas de ropa hoy en el mundo-. Pero también es cierto que muchas personas pretenden llenar sus vacíos y problemas de personalidad -malsano desarrollo de los límites de su individualidad, baja autoestima y sensación de vacío constante- siguiendo los patrones que la sociedad otorga a través del marketing y la publicidad como adecuados. Los colombianos no somos la excepción.
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Hay una tendencia muy marcada hacia la flacura, y esto es peligroso. En una época de mi vida sufrí anorexia nerviosa. Llegaba cansada a mi casa después de cuatro horas de gimnasio a comer atún con limón..." Natalia París 249
Aunque el modelo mayoritario a seguir -desde el punto de vista físico para las mujeres- en la sociedad globalizada es una chica extremamente delgada, en Colombia se da un cambio doble y siliconizado, matizado por el agua oxigenada, secadores y/o alisadores, todo esto enmarcado en la labor del cirujano, el gimnasio y los tratamientos estéticos. El modelo a lograr o a imitar es una chica estilo Natalia Paris o Sofía Vergara, delgada pero con senos grandes, rubia -natural o no- con prótesis por aquí y por allá que simulen al igual que una caricatura, una mujer imposible. Una Barbie latina que aunque muy delgada mantiene milagrosamente la voluptuosidad de sus zonas más protuberantes.
Este ideal de modelo rubia, cara de ángel, cuerpo de "femme fatal" es imitado por la mayoría de adolescentes y mujeres entre los 13 y los 30 años; estas son las clientas de la creciente industria de la medicina estética, de los gimnasios, peluquerías, ventas de televisión, entre otros productos. La revista CROMOS e Invamer Gallup realizaron una encuesta nacional titulada "En Cuerpo Ajeno" la cual confirma algo que forma parte de nuestro diario vivir: las adolescentes colombianas se sienten insatisfechas con sus cuerpos y con su apariencia; estas mujeres sueñan con parecerse a cualquier otra cosa menos a los rasgos de su propia identidad particular.
La motivación de su investigación se centró en los siguientes interrogantes:
¿Qué tanto han influido los medios en la autoestima de las adolescentes colombianas?
¿Están contentas con su cuerpo?
¿Qué quisieran cambiar y hasta dónde llegarían por lograrlo?
Es importante resaltar, entre otros aspectos, algunos resultados de la encuesta:
- "dos de cada tres adolescentes colombianas quieren cambiar su peso y casi la mitad de ellas -en porcentaje- (44 ) ya han intentado bajar."
- "una de cada cinco adolescentes en Colombia ha tenido cerca un caso de bulimia o anorexia."
- "una de cada cuatro niñas que ni siquiera ha completado su desarrollo o que acaba de hacerlo, y que quizá le tema a cualquier otra cirugía, se atrevería a entrar al quirófano por vanidad..."
- "a una de cada cuatro adolescentes les gustaría cambiarse el busto para quedar en la talla ideal: 34, aunque a un 25 % le gustaría llegar a 36"
- "mientras que el 80 % de ellas tienen los ojos oscuros (negros o cafés), el 70 % quisiera tenerlos claros (azules, miel, verde o gris)"
- "Con el pelo sucede algo similar, pues el 60 % lo tiene oscuro (negro o castaño oscuro) pero el 60 % lo quisiera tener claro (rubio, castaño claro, rojo o caoba)."
- "Independientemente de las características de la cara, por ejemplo, muchas adolescentes piensan que una nariz sólo es bonita si es respingada. De ahí que la cirugía estética que más ambicionan es la de nariz (11), aunque sólo el uno por ciento de ellas ha podido hacerse alguna cirugía de este tipo." 250
Dentro de las personalidades a quienes estas adolescentes admiran, el primer lugar lo ocupó Natalia París, quien paradójicamente confesó haber padecido anorexia. Las mujeres colombianas están tan preocupadas por su aspecto y por cumplir las expectativas propias y las de los varones, que invierten un porcentaje considerable de sus ingresos en la industria cosmética; esta creciente necesidad es alimentada por la publicidad, a su vez generada por un mercado al que le conviene obtener las ganancias de las mujeres que paulatinamente ganan peso en el campo laboral.
La industria de la salud y de la estética influyen, con su participación en la imposición de estos cuerpos saludables, como modelo o estereotipo de belleza que implica en cierto sentido -en un mundo urbano donde con las ocupaciones y costumbres diarias es muy difícil poder conservar hábitos saludables- ser esclavos del cuerpo.
La medicina se utiliza como forma de control social; algunos médicos aprovechan este culto paranoide y obsesivo al cuerpo y se montan en el "caballo" de la comercialización de tratamientos con estos fines. Existe un incremento parejo en las ganancias del sector de la cosmetología especializada en Cali; blanqueamiento controlado de los dientes, odontología estética, ortodoncia, tratamientos completos para adelgazar, fajas yodadas, mesoterapia, gimnasia pasiva, cremas reductoras, medicamentos que adelgazan milagrosamente, vitaminas revitalizantes, maquillaje que tonifica y revitaliza la piel, tabletas antioxidantes, maquinas para hacer ejercicio o mejorar ciertas partes del cuerpo, entre otras posibilidades, adaptables a las nacientes necesidades de seres que buscan ser o parecer jóvenes, bellos y deseables.
Esta creciente demanda es alimentada por la proliferación de campañas en torno a centros de cirugía estética y negocios afines en todos los medios masivos, con la particularidad de que ahora existen espacios dedicados exclusivamente a la publicidad de productos cosméticos y la manipulación externa del cuerpo femenino; espacios como los telecomerciales de Global Marketing -entre otras empresas- que comercializan cremas reductoras, fajas térmicas reductoras y endurecedoras. También existe en Cali la gratuita Revista Imagen editada para promocionar centros dedicados a las cirugías y a los tratamientos médicos con fines estéticos. En esta sólo aparecen modelos rubias y de ojos claros, nariz respingada, senos protuberantes y cuerpos imposibles de alcanzar para la mayoría de las consumidoras. En dicha revista del mes de Agosto de 2000 había 8 informes comerciales, todos usaban modelos rubias y el lema de la revista es "Salud, belleza y estética"-.
También existe un programa en Telepacífico llamado Figura y Salud, en el cual se habla casi exclusivamente de cirugía estética. Además Revistas como Nueva del diario El País, la Revista Aló, y muchas publicaciones de circulación nacional reseñan artículos sobre el tamaño ideal de los senos, recomiendan cirugías, tratamientos, etc. La lista parece no terminar y todos somos conscientes de que las niñas piden a sus padres liposucciones y lipoesculturas como regalo de quince años, sin importarles -al igual que a cientos de otras mujeres- los casos, cada vez más frecuentes, de mujeres muertas por complicaciones postoperatorias tras una cirugía cosmética. 251
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Dos jóvenes caleñas -Fernanda (19) y Carolina (21)-, una anoréxica y otra bulímica en proceso de recuperación, cuentan en pocas palabras lo que ellas creen vive una persona afectada por un trastorno de la alimentación en nuestro país. Paradójicamente ambas son estudiantes de publicidad -sus identidades como los de todos los testimonios de este sitio web han sido cambiadas-. Ellas alternativamente, por medio de frases cortas y expresiones salteadas, complementan ideas y con estas expresan su realidad. Este juego de voces confirma lo que la revista Cromos publicó en su investigación antes mencionada, lo que los medios nos dicen todos los días: que las colombianas se sienten obligadas a ser diferentes a su propia realidad física.
Fernanda - Si en la Universidad quieres ser bien tratado tienes que invertir en la industria de la belleza, la solución a todos tus problemas está en la esclavitud del cuerpo, todo por el hedonismo y el placer por ser mirado y aceptado.
Carolina - Para mantener el peso anhelado también tienes que gastar en barbitúricos o drogas inhibidoras del hambre... y si para comprarlas tengo que robar en la casa pues lo hago. Ya lo hice para pagar la expansiva -tratamiento estético-, robé la bicicleta de mi novio para comprar "grasilan" -medicamento "quema grasa" de venta en muchos supermercados-.
Fernanda - Es usual que las muchachas mendiguemos el afecto, tenemos la autoestima baja y creemos que agradando a los muchachos supliremos el vacío que nuestros ocupados padres han creado en nosotros.
Carolina - Pero agradar a los pelados aquí no es fácil; te rechazan por ser fea y gorda, lo hacen hasta por un lunar!!!. La gente te critica cuando subes de peso: "¡Ay como estás de gordita!", "¿le cojo el 'bananito?". Un comentario de esos puede significar cuatro vomitadas...
Fernanda - Una sufre las consecuencias de vivir en una cultura que se ciñe al pensamiento superficial; aquí no se acepta a la gente tal cual es, los pelados y las viejas creen que ser es vestir. Todo les entra por los ojos, por eso exigen que la gente "bien" sólo use ciertas marcas, cierto estilo.
Carolina - En camisetas y jeans los tipos no te determinan, todos los hombres son superficiales; sino te vistes estilo "Faride" no te mirán. Los hombres son el motivo de hacer ejercicio exagerado, quemar energías, odiar la comida, engañar al hipotálamo.
Fernanda - A los mancitos se les ve la soberbia por encima. Ellos se dan el lujo de exigir esos criterios de belleza que inundan la publicidad colombiana; su anhelo radica en conseguirse una mujer que siga el patrón de belleza de las cervezas, los celulares, los discos y hasta la comida.
Carolina - Para vender no necesitan mostrar el 'culo' y la 'teta' de una vieja. Los pelados creen que esa imagen "perfecta" es real cuando existe el retoque digital, las asimilan como si fueran reales. Si una se parece a alguna de esas viejas, o tiene alguno de sus atributos te llueven los piropos, pero cuando los hombres te exaltan van detrás de algo.
Fernanda - Las mujeres de primerazo nunca nos fijamos en el físico de un hombre sino en lo que nos dice; parece que en realidad fuéramos más intelectuales pues nos interesa el concepto. En cambio los tipos són más "animales" pues los obsesiona la forma; por eso las curvas de la Coca Cola se hicieron pensando en las curvas femeninas... las letras son curvas también. Allí actúa lo subliminal y los mayores consumidores de Coca Cola son hombres, la botella es fálica a la vez, ¡que ambigüedad!.
Carolina - Es triste que nosotras aun sabiendo por nuestra carrera todo el teje y maneje que encierra la publicidad seamos esclavas de la anorexia o la bulimia. La recuperación es cosa seria, uno está actuando todo el tiempo, delante de los papás y conocidos comemos "tranquilas" para acabar con su angustia pues en cada comida nos están fiscalizando. Yo como pero para mí es una confusión intensa... como mecánicamente, no lo disfruto, eso sí muestro una cara feliz, "¡uf que rico!", pero una se está apuñalando por dentro.
Fernanda - Mientras uno sufre este infierno y las otras peladas se matan por estar lindas, los pelados se preguntarán qué llevamos en la cabeza?, ¿será que creerán que no es posible que llevemos otra cosa que la nueva gorra marca 'Faride' o de cualquier otra tienda, o el corte de moda?.
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Los colombianos les exigen a las niñas la perfección de la que se hace gala cada noviembre con las candidatas en Cartagena. El sufrimiento de muchas mujeres colombianas, su temor a no tener el cuerpo perfecto, es explicado en el texto "Imágenes culturales Masculinas y femeninas ; el cuerpo según los sexos" de Blanca Inés Jiménez . Esta antropóloga expone su opinión sobre el manejo del cuerpo de la mujer en el país:
"A diferencia del hombre la mujer es toda cuerpo, y su sexualidad y su sensualidad están mucho menos localizadas que las del hombre. Desde pequeña se le mima, se le rodea de juguetes delicados. Las caricias de los padres, los hermanos y amigos, se dirigen con predilección y sin mayores restricciones a las niñas. Desde pequeñas se les induce a sentir y proteger su cuerpo, se les llena de cuidados para que no se lastimen. Desde su temprana infancia a la mujer se le reconoce y estimula su preocupación por la belleza; puede exhibir su cuerpo y ser vanidosa. En la mujer hay mayores atenciones y cuidados hacia su cuerpo, porque se ha asumido que debe ser objeto de exhibición y medio de atracción para los hombres..." 252
Muchos latinos creemos que la mujer debe ser femenina, una muchacha que no se arregle o acentúe sus rasgos delicados y femeninos es tildada de "marimacho" y cualquier hombre que sea delicado o sensible es tachado de "maricón" -independientemente de cual sea la preferencia sexual-. La exigencia de femineidad latina llega a su summun en Cartagena cuando los periodistas llegan a "descuartizar" a las candidatas escogiendo la mejor cola, cara, piernas, etc. La revista Aló acostumbraba hasta hace un año armar por medio del computador la reina perfecta con los pedazos "extraídos" de lo mejor de la fisonomía de cada concursante... y el reinado de Cartagena es sólo uno de los 200 concursos de belleza que existen en el país. 253
La influencia del Reinado de Cartagena es tan fuerte que hace algunos años una señorita Atlántico -que bajó de peso de una manera notable- recomendó la dieta de piña y atún logrando que durante la época del certamen se vendiera atún en cantidades. Lo más cómico es que este año una marca de atún patrocinó a varias candidatas. Sólo un país nos gana en su afición por las reinas: Venezuela. Los venezolanos tienen su propio fabricante de Barbies tamaño natural, el preparador de reinas Osmel Souza, al cual le pagan varios miles de dólares por la preparación de cada "Miss" en cualquiera de sus concursos. Estas concursantes son más que una mujer bonita, son la caricaturización de los atributos femeninos elevados a la máxima potencia, los cuales se han considerado en las sociedades patriarcales por excelencia como una parte innata de la mujer... aunque es valedero mirar la otra cara de la moneda. -más sobre Femineidad-
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SUBIR Y BAJAR, LA VIDA COTIDIANA DE CUALQUIER COLOMBIANA
En la oficina de Martha Londoño, quien trabaja en una universidad de Cali, las empleadas estaban muy felices con el matrimonio de una compañera. El matrimonio sería en enero, así que todas prometieron que esa navidad se 'desordenarían' para no desaprovechar las vacaciones y la comida de las fiestas, pero que en enero harían dieta comunal pues para esa fecha debían estrenar sus vestidos, todos realizados en tallas pequeñas.
Eso es normal en el país, cuando una mujer tiene una cita amorosa procurará estar a dieta para que le entre tal o cual vestido, para que su novio la vea bonita. Las muchachas utilizan su ropa como termómetro de su peso y son capaces de hacer "lo que sea" por ponerse un determinado vestido.
Colombia es una sociedad en donde exigimos belleza en las mujeres por sobre cualquier otra cualidad. La inteligencia, el carisma, la elegancia, el 'glamour', la gracia, que en otras culturas son mejor valoradas o consideradas como los verdaderos atributos de belleza o considerados dignos de admiración, son olvidados aquí. Hernán García, experto psicoanalista de la Universidad del Valle afirma que la sociedad colombiana desde las antiguas colonias paisas vendían a sus hijas pues no les eran útiles en las casas:
"...casaban a las pequeñas desde los 13 o 14 años, a esa edad se casó mi abuela; criaban a las niñas para ser hacendosas, bien presentadas, porque un hombre tenía que mantenerlas, su valor individual era nulo. Aún hoy una mujer depende de qué apellido lleve, de Romero, de Balcazar, de Gómez, de Jaramillo. Para mí es una especie de prostitución y lo peor es que esta práctica aún hoy continúa. Las mujeres, en un gran porcentaje, son alentadas por sus madres a conseguir un buen partido y a pesar de las posibilidades que tienen las mujeres de forjarse un porvenir profesional, intelectual, artístico o social, ellas siempre están pensando en el matrimonio."
Angélica González, joven mamá, muestra orgullosa las fotos que registran la presentación de su hija en un acto cultural en el prekinder: "Andrea se veía divina, dejó a las demás como tontas. Mira qué bien se le ve ese rojo, como ella es blanca!". Usualmente cuando alguien visita una casa donde hay una niña pequeña siempre se dice: "como está de grande y de linda, va a ser una modelo o una reina".
¿Son acaso estos dos únicos oficios los considerados valorables en nuestra sociedad? ¿Por qué se alienta a las niñas a querer ser algo que no todas pueden ser?
Esta falta de aceptación que se refleja en los certámenes de belleza es sólo la muestra de lo que a nivel social exige la sociedad cotidianamente a las mujeres, en los colegios, en los barrios, en las universidades, en las oficinas. Pero para los hombres la perspectiva social de su apariencia física está cambiando al mismo ritmo en que comienzan a aumentar los espacios publicitarios en donde se les utiliza como carnada de "atracción sexual", es decir en los anuncios que no tienen nada que ver con la estética sino con cualquier otro tema se muestran jóvenes acuerpados y atractivos.
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"Yo odio ser negra. Detesto a los negros. Me hubiese gustado ser blanca, mucha gente me dice que soy linda, que podría tener admiradores por montón en Europa, pero aquí siempre me he sentido despreciada. Por lo menos las blancas con anorexia rebajan y ya están contentas, pero yo aunque he vomitado, he aguantado hambre sigo siendo negra." Catalina I., estudiante universitaria, 19 años.
En el programa "Espejo de los días" del canal regional Telepacífico, en un especial sobre modelaje le preguntaron a la modelo Ana C. -Ex-Twiggy colombiana quien dirige una importante academia de modelaje en Cali- sobre el componente racial de su agencia de modelos. Ella contó que tenía de todo tipo, pero manifestó que aunque algunas de sus pupilas afrocolombianas han causado furor en Italia, la gente que anuncia en Cali sólo tiene una condición, que las modelos no sean negras. Esa es usualmente la única petición que le hacen cuando los publicistas le visitan solicitando modelos.
Mientras tanto en todo el mundo los anunciantes están incluyendo componentes multiraciales en sus productos; Galletas Hershey en un comercial emitido en todo el mundo, incluso en nuestro país, muestra tres niños -uno afroamericano, uno latino y otro rubio- mientras Galletas Noel sólo muestra en sus comerciales niños rubios. Johnson y Johnson sólo muestra mujeres y bebés de cabello dorado, situación que se repite en la mayoría de comerciales del país y es casi seguro que muchas personas, la mayoría que compran sus productos en Colombia, no son rubias.
El racismo en Colombia representa un problema doblemente grave cuando nuestro componente cultural es multiracial y multiétnico. Los colombianos debemos rechazar la exclusión de todo tipo, si no lo hacemos nunca seremos una sociedad realmente civilizada.
Varios testimonios confirman que el racismo es latente en la ciudad de Cali:
"Yo soy alemán pero mi padre era africano, así que soy mezclado y mi piel es oscurita... cuando llegó mi novia a Cali -ella es como Claudia Shiffer- la gente me miraba raro, una señora me dijo: 'que bueno que ella es monita van a mejorar la raza!'" Pascal Nürember -médico general del programa de intercambio del Hospital Universitario del Valle-.
"Nosotros vendemos ropa Ralph Laurent y el modelo de esa marca es un jamaiquino de ascendencia china y europea. Su componente racial es el resultado de tres razas pero es oscuro, los clientes del almacén me pidieron que quitara el afiche del 'negro' sino no volverían." C.G., comerciante de un popular centro comercial en Cali.
"Yo soy ciudadana norteamericana del Estado de Carolina del Norte y enseño inglés en un colegio de secundaria en Cali. Fui una noche con mis compañeros y decidimos entrar a un sitio muy famoso en la zona rosa pero no nos dejaron entrar. Después supe, por cuenta de un conocido que conoce las reglas del lugar, que en este se prohibe la entrada de gente afroamericana, eso me pareció reprochable."Nadia Smith, profesora de ascendencia africana.
Aunque el tema central son los trastornos de la alimentación, es importante crear conciencia de que cualquier forma de rechazo a un ser humano por su aspecto físico es injusto y deplorable. Desde una óptica más compleja y en la etapa de globalización en que se encuentran los pueblos del mundo, es importante tener en cuenta la forma en que el intercambio cultural mass-mediático cambia la visión de la persona sobre lo que puede significar ser bello.
"Cuando se hace un estudio transcultural, se percibe que cada pueblo describe como ideal el tipo mayoritario de su etnia, y atribuye asociaciones negativas a las características físicas de sus vecinos y enemigos." 254
La perspectiva del autor de esta frase es la etnografía -descripción detallada de las costumbre de otras personas-, él describe las creencias particulares arraigadas en estas nacionalidades y grupos étnicos puros. Es importante imaginarse lo que puede pasar cuando dos personas de razas bien distintas tienen contacto visual, más aún cuando han sido conquistadas o subyugadas bajo un imperio opresor:
"Si bien al encontrarse por primera vez los distintos grupos raciales suelen percibirse como nada atractivos, cuando una raza ejerce poder económico o político los miembros de las otras tienden a imitar sus rasgos..." 255
Por eso "en los pueblos del 'tercer mundo' existe la creencia de que los individuos de las culturas más desarrolladas son más bellos que los nativos de las culturas más pobres".256
Uno de los principales propósitos de la mayoría de países occidentales el primer día del año 2000 de nuestro calendario -durante los actos de celebración de cambio de siglo- fue el de la desaparición de todo odio racial en los 'nuevos ciudadanos' del siglo XXI. A pesar de ello en Europa se están tomando toda clase de prevenciones para que el creciente número de inmigrantes de África, Sudeste asiático y Latinoamérica, fracasen en su intento de encontrar un 'mejor porvenir'. También se ven brotes de grupos Skin Head con tendencias Neo-Nazis, que maltratan a cualquier persona de raza diferente a la "superior". Es deplorable este irracional odio xenófobo y es mucho menos entendible el hecho de que aquí, en una cultura triétnica como la Colombiana, nos discriminemos.
Otro factor interesante para comprender el fenómeno de la obsesión de las niñas colombianas por ser rubias y "ojiclaras" es el color del iris. "El color del iris es un dato anatómico, pero muy variable. La pometría distingue 54 matices. Su significación es social. Así pues, lo étnico está en el origen del significado del color de los ojos. Se adorna con bellas cualidades el color de la propia raza y se acumulan defectos sobre el color de los ojos de los pueblos enemigos." 257
"El color de los cabellos ha sido también objeto de grandes prejuicios étnicos. El más extendido es la universal proscripción de los pelirrojos, a quienes daban muerte los egipcios. Todos los pueblos detestan a los pelirrojos, salvo aquellos que lo son en su mayoría, como los escandinavos." 258
"Naturalmente, los pueblos rubios prefieren las rubias; 'fair', en inglés significa rubio, bello, puro, bueno y justo. Pero hay que reconocer que las rubias son apreciadas por los pueblos morenos; españoles, italianos, marroquíes... en todas partes se prefieren rubias y existen estereotipos que favorecen a estas mujeres, en cambio con los hombres no pasa lo mismo." 259
La exposición de las anteriores conclusiones científicas sobre los estereotipos físicos y los prejuicios que estos originan en los diferentes grupos sociales sólo llevan a una dirección: los colombianos no tenemos una definición ecuánime de nuestra identidad nacional, en este país se rechaza la disparidad racial dominante y se exalta el prototipo nórdico y la piel blanca. Además a las personas que tienen los rasgos que dominan en nuestro país paradójicamente se les llama exóticos.
Las colombianas -padezcan o no de un trastorno de la alimentación- deben enfrentar muchas dificultades para sentirse valoradas pues en nuestro país no abundan las mujeres de ojos grises, azules, verdes o miel y menos las de cabellos rubios naturales. Nuestras niñas aman atributos de pueblos foráneos, por lo tanto en nuestro anhelo de obtener una presencia física diferente a la mayoritaria se comprueba el grado de "colonización ideológica" del que somos víctimas.
Para concluir el tema del racismo debemos remitirnos a la opinión del hombre que más experiencia investigativa tuvo como erudito del tema de las razas humanas, Charleton S. Coon. Este autor logra en su libro "Adaptaciones Raciales" -Un estudio de los orígenes , naturaleza y significado de las variaciones raciales humanas- conclusiones como:
"Las subespecies humanas tienen características morfológicas específicas que se han generado por la aclimatación o acomodamientos a los diversos climas a que se ha ajustado y tienen que ver fisiológicamente con la supervivencia." 260
Esto, entre otras cosas, explica porqué unos pueblos desarrollaron piel más oscura que otros, rasgos determinados en sus párpados, forma de cabello particular, estatura alta o baja, etc, y goza con el respaldo de una labor científica intachable. Tal afirmación nos enseña que el racismo no debería existir sustentado en las diferencias biológicas entre los individuos, más aún cuando el resultado de la decodificación del mapa genético humano comprobó que el 99.9% de nuestro mapa genético es igual para todos -independientemente de la raza- y que el 00.1% es lo que marca la diferencia entre todos nosotros.
Si comprendemos mejor nuestra verdadera identidad de acuerdo a los últimos descubrimientos científicos y dejamos atrás la segregación racial estaremos a las puertas de conformar una sociedad colombiana ideal que se fortalezca en su riqueza étnica y pluricultural. Quizás así nuestras adolescentes entiendan que la belleza del pueblo colombiano radica en nuestros particulares rasgos mestizos que nos hacen un pueblo rico desde el punto de vista social y cultural.
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BETTY, LA FEA Y LA "DICTADURA DE LAS MAYORÍAS"
"La aparente normalidad es más monstruosa que lo que podemos admitir", escribe en su libro "El vestido habla" el sociólogo Nicola Squicciarino. En la telenovela colombiana "Yo soy Betty, la fea" se ilustra a la perfección esa frase. La protagonista, Beatriz Pinzón, sufre el rechazo de las jerarquías de la empresa para la cual trabaja como consecuencia de su aparente carencia física de belleza, es objeto de burlas en su barrio por la misma razón y su autoestima está reducida sustancialmente por el mismo criterio.
Tocqueville en su primer volumen de "La democracia en América" expone los peligros de la igualdad en una sociedad, de la uniformidad de la mayoría de la población en relación a unas ideas o conceptos. Esa masa de gente intentará universalizar sus modos de vida y se verá entonces amenazada por los que no son como ellos, percibiran a 'esos otros' como un riesgo frente a la legitimidad de sus propios conceptos y creencias. En consecuencia se estigmatizará a los diferentes en pos de conservar la igualdad y uniformidad de la mayoría. Esta "dictadura de las masas", sin importar que sean capitalistas o comunistas, degenera a persecuciones racistas y xenofóbicas, a discriminaciones sociales constantes que intentan demeritar el valor de las personas que no cumplen con las normas y valores de la mayoría de la sociedad.
En la novela "Yo soy Betty, la fea" la protagonista y su amigo Nicolás Mora padecen de ese enfrentamiento diario con quienes son "voceros" -a veces sin darse cuenta- del paradigma de belleza y juventud que está en un primer nivel de la sociedad contemporánea y ha sido adoptado por gran parte de la cultura popular.
La "remodelación" de Betty, su ingreso al grupo de las bellas culturalmente alabadas y asediadas, conlleva una aceptación de la norma pero sólo a nivel de apariencia ya que la personalidad de la protagonista, lejos de convertirse a la uniformidad y empezar a criticar lo que antes era, reclama abrir espacios, nuevas formas de legitimación, para las mujeres que son menospreciadas porque su belleza no responde -en terminos marxistas- al patrón burgués. La propuesta de que la empresa de pret-a-porter televisiva, ahora dirigida por quien no era "digna" de ese mundo, produzca diseños para mujeres comunes y corrientes es coincidente con nuevas propuestas en la industria de la moda surgidas en las pasarelas de Nueva York. El mundo de la moda -fashion- empieza a aceptar que las mujeres grandes son consumidoras que pueden lucir bellas con vestidos de marca, y que son un segmento del mercado al cuál sería una tontería renunciar.
Sin embargo, tomará algo de tiempo que el mercado deslegitime como 'únicos y verdaderos' los patrones de belleza y moda -fashion- actuales trayendo un cambio positivo para la humanidad. Una de esas diferencias positivas será la disminución de los trastornos alimentarios en el mundo.
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Contribuciones y comentarios:
pedromendozachadid@hotmail.com /eduposad@terra.com.co
Pedro Mendoza-Chadid, Eduardo Posada-Hurtado © Copyright 2001.© Las Ilustraciones han sido tomadas de varios portales en Internet y revistas. Estas han sido adecuadas por Pedro Mendoza-Chadid. © Última revisión: noviembre de 2001© Última modificación de la página: 15 de noviembre de 2001