EXIGENCIAS SOCIALES SOBRE LA APARIENCIA Y CRISIS EXISTENCIAL

¿Por qué la gente odia tanto la gordura?
Trastornos alimentarios, música y televisión
Historias de vida en el negocio de tratar de uniformar lo no uniformable
Ropa unisex y dos tipos de desnudos
Sociedad global y crisis existencial
Construcciones simbólicas y trastornos alimenticios


 


TRASTORNOS ALIMENTARIOS, MÚSICA Y TELEVISIÓN

La costumbre de ver televisión mientras se come es innata a todo el mundo. Un espacio que antes era para la integración y el reconocimiento de la familia mediante la charla entre bocado y bocado, con la caja mágica se volvió un espacio de compartir e interactuar -preferiblemente en silencio y con comentarios del programa en medio de los comerciales- los antes irreconciliables aspectos de lo público y lo privado.El comer en la mesa con la familia resulta ser entonces una importante actividad cohesionadora, a menos que haya problemas profundos entre los miembros del núcleo familiar o que la comida sea escasa e insuficiente, en contraste con la abundancia que siempre se muestra en la publicidad televisiva.

Se da en este caso que algunas personas con un alto nivel de responsabilidad familiar sufren un constante sentimiento de culpa por comer, que no deriva de intereses estéticos o de necesidades de aceptación social, sino de las penurias que sus seres queridos atraviesan por la ausencia de comida suficiente. Poco a poco dejan de comer para que los otros puedan servirse más y, aunque sientan hambre o se noten delgados, el creer que hacen lo correcto los alienta a seguir adelante. Estos son casos de cuidado porque la desnutrición siempre está latente y el sacrificarse por otros, aunque loable, no soluciona el problema e impide que la crisis obligue a todos los afectados a tomar decisiones que acaben con el problema de raiz en vez de darle peligrosos "pañitos de agua fría".

Mientras ocurre esto, al otro lado, en el televisor, las imágenes que muestran abundancia de comida y el contraste entre esta y la delgadez de los protagonistas de las películas o novelas, se ve momentáneamente obnubilada ante la aparición de personajes populares de la ficción televisiva con problemas alimenticios que son parte de su identidad y de su relación empática con el público. Algunos de ellos son: Fran Fine -The Nanny-, Pedro Picapiedra, Homero Simpson, Son Gokoú -el protagonista de Dragon Ball-, Garfield, el Monstruo "Comegalletas"de Plaza Sesamo, Daria y amigas -las chicas anoréxicas de una serie animada de MTV- y el psiquiatra Frasier Crane de la comedia que lleva su nombre.

Pedro Picapiedra, quien junto a Los Beatles y a Sean Connery, fue uno de los personajes más famosos de Estados Unidos en la década de los sesenta, era el protagonista del primer programa de dibujos animados que se emitió en horario triple A en la Unión Americana. Comedor compulsivo y desmesurado aficionado a las chuletas de brontosaurio, era una delicia verlo devorarse un plato gigante de comida y meterse en todos los enredos posibles junto a su inseparable amigo Pablo Marmol. El pretexto de una era paleolítica disimulaba estos aspectos de Picapiedra, que junto con su malgenio, talento para el boliche y miedo a su esposa Vilma, lo caracterizaban como personaje.

Treinta años después otro gran personaje animado volvió a ocupar en Estados Unidos la franja triple A con grán éxito, Homero Simpson y su familia. Simpson es el Pedro Picapiedra de los 90s, pero con grandes elementos de contracultura y crítica social denotados y connotados en su forma de ser por su creador Matt Groening. Simpson es también un comedor compulsivo y piensa y vive por la comida, en especial por las donas. Su apetito es legendario y ha llegado a tener un sobrepeso que lo convirtió en alguien incapaz de ponerse otra ropa que no fuera una túnica. Esa experiencia lo hizo sentir la discriminación a la que son sometidos la gente gorda en Estados Unidos, pero aunque bajó de peso -gracias a una operación que su malvado jefe tuvo que pagar- sigue abusando de su cuerpo y de su salud ya que ha sufrido de varios ataques cardíacos por la arteriosclerosis.

Mientras que Picapiedra es un personaje blanco -como si fuera de Disney- cuya gordura es cuestionada sólo superficialmente, Simpson muestra todas las consecuencias del comer en demasía y de forma mordaz representa a todos los hombres norteamericanos sedentarios, cuyo único ejercicio es levantar cervezas y hacerle el amor a su mujer de vez en cuando. Sólo los cambios de época han permitido mostrar un dibujo animado como Homero Simpson, que en medio de situaciones graciosas e inverosímiles, presenta la realidad de la familia obrera norteamericana, cada día más gorda, improductiva intelectualmente y adicta a todo lo que signifique evasión, en especial la televisión.

Esa misma familia típica americana y el resto de los habitantes del "mundo globalizado" también son constantemente informados -con el enfoque de nota de farándula- de los famosos de carne y hueso con trastornos de la alimentación; algunos casos muy sonados són el de la desaparecida princesa Lady Diana, la princesa Víctoria de Suecia, La Posh Spice, la fallecida cantante del grupo Carpenter, la modelo Kate Moss, la actríz María Conchita Alonso, el desaparecido actor y comico Chris Farley, la famosa Calista Flockheart, entre otros.

Claro que el tema de los trastornos alimentarios en la cultura popular de los medios masivos de comunicación no siempre es tan "simpático" como en los programas de ficción y en los animados. Varias letras de la cantante Alanis Morissette hacen referencia explícita a la Bulimia, también lo hace la popular cantante mexicana Linda y estos son solo algunos ejemplos. El rock, como música cuestionadora y rebelde -a pesar de ser ahora parte del sistema-, es el género musical donde se referencia mas frecuentemente los trastornos alimentarios.

El pop, como música no contestataria, como simple producto comercial sin otro sentido que ser parte de la moda y desaparecer, evita participar en el desenmascaramiento de los trastornos del comportamiento alimentario. Incluso contribuye a su surgimiento con letras de canciones que incitan a las personas a responder al paradigma común de triunfar gracias a la belleza o el reconocimiento social.Esos temas son interpretados por ídolos que son extremadamente flacos como el cantante antes conocido como Prince y la joven nueva estrella Cristina Aguilera, o por artistas que representan "al individuo sexual y deseable" a lo Britney Spears, Ricky Martin o Jennifer López.

Géneros pesados dentro del rock son acusados de incitar a las personas a la depresión y al negativismo que los podría conducir a un trastorno de la alimentación. Personas con un yo débil o sugestionable pueden caer en ello, pero aquí el problema no está sólo en la música sino en las falencias y predisposiciones del afectado, quizás originadas en su núcleo familiar.

Es la vieja polémica de la canción de Ozzy Ozzborne que mencionaba abiertamente el tema del suicidio y el chico que se quitó la vida aparentemente -la demanda culpaba directamente a Ozzborne pero la corte lo declaró inocente- sugestionado por la canción. Millones escucharon el tema en la radio o compraron el disco y, aunque parezca un enfoque frío y pragmático, sólo uno se suicidó.

El actor ganador del premio Oscar, Tom Hanks, tuvo que engordar muchisimo y luego bajar más de 20 kilos para ajustarse a los cambios que debía sufrir su personaje en la película "Castaway". El psiquiatra Frasier Crane, representado por el actor Kelsey Grammer, ganador del premio Emmy, sufre a veces de episodios en los que intenta, sin caer en los extremos, calmar su ansiedad con comida.

En la vida real el actor bajó unos kilos que a su vez fueron disminuidos por el psiquiatra Frasier Crane tras una ardua dieta televisiva sin dulces ni pastelillos. Pero estos son sólo ejemplos de la relación existente entre el actor y su personaje en terminos de costumbres alimenticias o físico requerido.

En su libro "Homo Ludens" -1949- J. Huizinga escribió que: "El hombre moderno, definido como hombre sin contenido, que vive para los principios de la forma y de la expresión y que considera la forma como sustancia, busca en el cuidado de la imagen un disfraz estéticamente agradable para poder crear y representar el personaje que ha 'elegido', en un intento de ocultar con arte todas las disonancias psíquicas que pudieran interferir en su ficción. Motivado por la necesidad de una aceptación social y por un aumento de la conciencia de si mismo como actor, se somete a un opresivo y riguroso control de conformidad estética y de comportamiento en relación con los modelos de 'vencedor' ".246

Cualquier parecido con una descripción de lo que sucede en el interior de las personas anoréxicas o bulímicas, a pesar de lo temprano de la fecha en que se escribió el libro y de que Huizinga se refería a un fenómeno distinto al de los trastornos del comportamiento alimentario, ¿es pura coincidencia?.

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ROPA UNISEX Y DOS TIPOS DE DESNUDOS

"El primer papel social del traje, es el de hacer perceptibles, al primer golpe de vista, el sexo de quien lo lleva. Todo parece indicar que hombres y mujeres se han procurado siempre ropas diferentes, según sus ocupaciones preceptivas; pero es imposible dictaminar que tal o cual traje particular haya sido atribuido, en todas las civilizaciones, al hombre o a la mujer. Cuando los dos sexos llevan ropa parecidas, hay siempre algún detalle que permite identificarlos, como el cinturón u otro adorno" Yvonne Deslandres.247

En la década de los 70 ya se había masificado en Francia las ropas intercambiables para los dos sexos, cosa que hoy en día se ve con mucha frecuencia en nuestro país, sobre todo entre los jóvenes. Sin embargo, la sociedad colombiana -que aunque lo niegue es bastante conservadora o doble moralista- aún no está inmersa de lleno en "un reino de la androginia y del unisexismo" como el que el sociólogo Jean Baudrillard interpreta al observar a las modelos del mundo de la moda-fashion, mujeres cada vez más delgadas y con atributos femeninos disminuidos a su mínima expresión. Lo que sí refleja esta uniformidad en la ropa es una liberación respecto a géneros establecidos y a sexualidades activísimas, permitiéndose una mayor honestidad entre las personas y el disfrute de la sexualidad como un legítimo instrumento de placer que no tiene la obligación de estar unido al compromiso o al afecto.

Mas poco a poco, ligado a las nuevas formas de expresión y a los cambios en la moda, los chicos más jovenes se van androgenizando para así ser más deseables a ojos del sexo de su preferencia, y a la vez permitirse el placer narciso de disfrutarse a sí mismos como personificaciones de uno de los patrones actuales de hombre, el tipo Versace o Leonardo Di Caprio en "Titanic". Pero siguen existiendo aspectos y detalles en las vestimentas y en la apariencias que permiten identificar a primera vista el sexo biológico de la persona e incluso su orientación sexual.

Paralelo a esta uniformidad de la ropa e individualización de la forma de ejercer la sexualidad, se ha dado el fenómeno de la relativa pérdida del pudor ante el cuerpo desnudo. La relación intrínseca que la cultura moderna ha creado entre juventud, belleza y sexualidad, hace de los cuerpos delgados y bien proporcionados un contradictorio dominio de sexualización extrema, a la vez pública y privada, en la cuál parece no poder aplicarse íntegramente la frase de Henry Michaux "el desnudo se lleva dificilmente, es una técnica del alma. No basta con desprenderse de la ropa, hay que desprenderse también de toda la canallería".248

Los desnudos presentados ahora en las revistas o en el cine son tan faltos de un aura de aparente pudor o coquetería, tan viciosamente sexuados, que desligarse de la lujuria, del morbo, o del simple deseo de ver un cuerpo desnudo agitar sus carnes postizas, sería querer ver algo que esa piel, esa carne, es incapaz de mostrar. Las transparencias en el mundo de la alta costura parecen querer retomar tímidamente la magia de tapar lo que se muestra, jugando con los viejos conceptos de insinuación y provocación. Pero, a pesar de lo público que es el acto privado de desnudarse, este sigue siendo un privilegio sólo para los dioses de la sociedad de mercado y para los que transformaron su deseo exhibicionista en un movimiento de re-sexualización pública de los cuerpos normales -imperfectos- a través del internet.

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SOCIEDAD GLOBAL; CRISIS EXISTENCIAL Y 'GRUNGE'

Alguna vez se ha puesto a pensar: ¿qué tienen en común un niño callejero, los habitantes de una favela en Brasil, los grupos de rock alternativo Bush, Pearl Jam y el extinto Nirvana? Tratemos de encontrar similitudes:

La crónica "Sólo espero que llegue mi fin", ganadora de el primer Premio Nacional de Periodismo Universitario sobre Temas de Infancia -convocado por la el Ministerio de Comunicaciones, la Unicef y las Facultades de Comunicación de Bogotá en 1999- reseña la historia de vida de un adolescente que creció limpiando parabrisas en los semáforos de Cali -Colombia-. En esta el protagonista llamado Sofonías confieza que él en su vida sólo -o solo- espera que llegue el fin, una pronunciación que parece sacada de la literatura del pro-suicida escritor Ciorán y en labios del 'futuro del mundo' genera preocupación.

El pesimismo mezclado con la angustia existencial es el tema recurrente de los grupos de rock alternativo o el del movimiento musical llamado 'Grunge' -nacido en Seattle (Washington)-, el desaparecido Kurt Korbain fue el abanderado de este tipo de música; sus canciones revelaban en la notación musical y en sus líricas angustia pura además reflejada en sus vestimentas a proposito descuidadas. "Grunge" -sucio- es la manifestación más clara en contra del "glamour"-hechizo-; ropa de aspecto desaliñado, cabellos despeinados tirando a grasos, ropa con marcados dejos de uso, rebeldía que escapa por los poros anunciando que no se quiere esta vida, sin olvidar que la ciudad en que nació este movimiento es una de las que presenta mayores suicidios en el mundo. Ciertamente el mismo líder de este grupo murió de esa forma y muchos de sus seguidores más fieles se han suicidado.

La gente de las favelas en Río de Janeiro baja en multitudes a robar comida a los supermercados de la zona rica de la ciudad, allí hay comida enlatada lista para consumir, la que anuncian en el televisión pero no tienen para comprar aunque sientan hambre; son parías y la gente "bien" los ve con desagrado, pero para muchos brasileros vivir bajo una resignación fatalista es parte de su cultura religiosa, como los "parias" en la India se se resignan a esperar que esto se acabe, que tenga un fin, para que tal vez en otra vida se mejore la posición social.

"GRUNGE";MODA INSPIRADA EN REVOLUCIÓN SOCIAL

Nuestras sociedad globalizada marcha a un rítmo tan estresante que la gente inmersa en sus reglas y determinismos apenas tiene tiempo para meditar sobre sí mismos, su realidad, y la verdadera validez de las instituciones que la rigen -por lo menos las que aparentemente lo hacen como la religión, la moral y la política-

Hoy en día, grupos rockeros de la ciudad lluviosa y humeda de Seattle, en el estado de Washington -USA- , tal vez inspirados en la desigualdad y la injusticia social que ven en Latinoamerica -Colombia o Brasil pueden servir de ejemplo- deciden imitar ese look andrajoso típico de los que habitan y dormirtan en el alfalto y el cemento de la urbe -que pretende ser postmoderna- o en los sitios marginales suburbanos. Copian el desaliño de los seres, al hacerlo deciden 'escapar' de esas reglas arquetípicas y rígidas que dictan lo que está bien o mal presentado; manifestando por medio de su vestimenta el grado de desacuerdo en que se encuentran, desacuerdo con las normas que nos rigen y con el tener que llevar una vida sana y productiva -para mantener un sistema que nadie sabe a ciencia cierta quien dirige-.

Empezamos a entender que lo que une a estos tres modos de vida -fuera de su humanidad- es el deseo de no existir, mejor dicho de no existir de la forma en que se existe. En su trabajo musical 'In Utero' el fallecido Kurt Kobain -junto con su grupo Nirvana- expresaba un grito de horror de un bebe que padece desde el vientre de su madre, además este hombre empezó a utilizar camisas rotas, jeans curtidos, barba desordenada y pelo al estilo de los niños callejersos -sucio y dejado-, esta manifestación corporal de un sentimiento abrupto de insatisfacción comunica en los tres casos comentados en este texto lo mismo: una perspectiva de la vida que por medio de una diatriba de horror se decide cantar a los cuatro vientos, por medio de la indumentaria, que no son felices y que no está bien la forma en que marcha el mundo.

LOS MÚSICOS "GRUNGE" HOY

Los grupos alternativos como Bush, Pearl Jam y No Doubt, entre otros, han rescatado ese mismo estilo impuesto por Nirvana pero lo han glamourizado. Ahora ser "grunge" conserva ciertos lineamientos pero los principales rasgos de su vestimenta son reproducidos por marcas de ropa famosa con gran demanda en Colombia -como Diesel-, entonces ¿será que ese grito desesperado es también ahora asunto del esnobismo? A pesar de que algunos de los nuevos grupos de rock alternativo tienen un look un poco más limpio, la expresión de su performance, sus líricas y entonación musical están repletas, al igual que la del grupo Nirvana, de desesperación e inconformismo. Lo muestran con sus caras, su gesticulación, en especial la tesitura dramática de su voz; un guturación apretada.

La marca de ropa italiana Benetton también representa en su publicidad imágenes diferentes a las utilizadas por las marcas tradicionales de ropa; sus propagandas están protagonizadas por personas enfermas con SIDA, niños con mongolismo, cuadros mutirraciales, enfrentamientos étnicos y político-religiosos, entre otros temas. Esta casa de modas llama a la reflexión, algunas personas critican su modo de "hacer negocio con el dolor ajeno" o con temas controversiales, otras los elogían por ser diferentes, por que se atreven a sacar a colación temas que los de la vitrina mágica de la televisión argumental ilusionista se esfuerzan por disfrazar.

Los nuevos grupos alternativos y su manifestación rebelde han generado diferentes tendencias además de la grunge. Algunas de ellas son el Rap, el patinaje extremo, la moda Metallica, el Death Metal, entre otros, que manejan estilos, indumentarias y accesorios diferentes. Todos estos movimientos, nacidos en Estados Unidos y diseminados por toda la "Aldea Global" han encontrado en la industria de la moda su representación, es así como actitudes de minorías marginales inspiran artistas y estos a su vez son copiados por la industria con el fin de explotar hasta las manifestaciones abiertas que la critican.

Contra toda esta manipulación los grupos alternativos vestían ropa rebelde, pero ahora los nuevos estilos musicales se han vuelto el modelo de miles de jóvenes que compran ropa diseñada para cada grupo o tribu urbana ¿Será que toda manifestación de incorformismo humano se convertirá en artilugio de la industria FASHION?. ¿Estarán preparando una sobre las favelas pobres descendiendo a la zona rica de Río de Janeiro a robar en los supermercados? o ¿se estarán inspirando en un niño callejero para imponer el corte "Gamín" de nuevo?

VIDAS PESADAS

"Quiero ir a la punta de una montaña, sola... libre del género humano... Es terriblemente caprichoso el comportamiento humano" frases sueltas compuestas por la diva islandesa Bjork.

Esa sensación de vacío y ansiedad común en seres de tan diferentes puntos geográficos y étnicos es compartida por muchos ciudadanos del naciente milenio; todos al acostarse y cerrar sus ojos se envuelven en un mundo de sueños, mientras los ojos -dos linternas enfocables y de selección preferenciada- luchan por seguir funcionando bien mediante el movimiento de R.E.M. Cada ser humano, al dormir, se sume en la fantasía del subconsciente y del inconsciente Justo allí en medio del vacío que caracteriza la soledad existencial los humanos son presa de sus deseos.

Es posible que años de cultura televisiva ajusten los nuevos sueños a los paradigmas dictados en los comerciales y que en estos la millonaria cantidad de publicidad subliminal, a la cual los ciudadanos del nuevo orden están acostumbrados, se manifieste en deseos de "ser" parte de cierto estilo de vida. Pero este estilo de vida no lo viven sino unos pocos y esa desigualdad sumada a la injusticia social, crea inconformismo y desasosiego en los nuevos ciudadanos del planeta tierra.

Aunque cuando infantes somos unos cerebros desprogramados y con memoria ínfima, los años en sociedad se encargan, con sus angustias y pesares, con sus triunfos y sus vivas, de grabar, programar nuestro estilo, determinar nuestra manera de reír, de caminar, de saludar y mirar. Nuestra herencia genética nos aporta social y culturalmente una identidad, con ese estuche o caparazón a modo de cárcel nos inscribimos en un equipo determinado, este nos uniforma de etnia, raza o genotipo, haciéndonos símilares a algunos y diferentes de otros.

A pesar de las diferencias conscientemente preferimos vivir en esta sociedad de apariencias, disfrutar de los beneficios que la suerte nos ha podido otorgar al tener un cuerpo, si es el caso, "hermoso" -chic, chien, estilizado, armónico etc.- o resignarnos fatalmente a ser "loosers" -perdedores -del inglés- expresión utilizada por los niños en Norteamérica en sus escuelas para definir a los niños que no tienen buen físico ni están a la moda, a estar fuera de la "élite" de los bellos y populares.

¿Por qué nos empecinamos en adorar a aquellas personas que tiene ciertos atributos?, ¿por qué en vez de producir una mera y pasajera admiración los volvemos artículos de compra que se nos venden en películas, conciertos, shows, en la tv, en videos, Internet y en todos los medios masivos, obligando en cierto sentido a la gente de débil autoestima a querer imistarlos o a sentirse feos por comparación?

Esos modelos, de los que Hollywood y sus industrias son abanderados, están por todas partes y factibilizan la aparición de estilos y modos de ser, prototipos correctos de ser, representan vidas ideales mientras muchos seres tienen que conformarse a ser rechazados. ¿Por qué el cinismo humano se empecina en adorar a unos y rechazar a otros sólo por el deseo de amar la vanidad?

Nosotros los seres humanos inmersos en esta cárcel llamada vida, bajo el peso de soportar la condición de seres pasajeros, débiles y dependientes, buscamos alicientes que alimenten como sea las ganas de vivir, tratamos de encontrar motivos para sentirnos felices, a gusto, independiente de nuestro tormentoso encierro en un cuerpo de materia de fácil putrefacción. El arte es una de las actividades que hacen la vida más llevadera, ya sea practicándolo directamente, criticándolo o denigrándolo, las prácticas artísticas posibilitan una manera de distracción. El arte se basa en la búsqueda de lo bello, en tratar de comprender y captar los mensajes que nos muestran aspectos estéticos armoniosos de otras personas, en la danza, en la pintura, en el canto, en donde las cualidades del corpus son manifiestas.

Un ser humano puede observar cual obra de arte a una persona que le agrada, todo ligado a la fortuna de poseer talentos ligados al físico. Siempre anhelamos descubrir cual es el mejor cuerpo, la persona más lista, la más veloz, el mejor nadador, la mejor cola, el mejor pecho etc. Nos gusta fragmentarnos, si pudiéramos desarmaríamos y armaríamos seres humanos a nuestro antojo. Los ojos de aquel con la boca de aquella y el pelo del otro y la sonrisa de la otra. Sin olvidar el placer de juzgar, de poner en balanza todo lo que pertenece a otro cuerpo, esta práctica genera socialmente un rechazo hacia quienes usualmente no cumplen con los cánones establecidos. Aquellos que no tienen gracia física, llámese belleza, buena piel, salud, vigor etc.

Pero esta preguntadera se calma un poco cuando reconocemos que somos 'animales' a quienes nos guía el instinto del apareamiento. Éste junto con la inteligencia y la voluntad se mezclan formando una mezcla peligrosa, un ser pensante que tiene deseos instintivos incontrolables, que se guía a la vez por su conciencia y por su olfato. Un ser que trata de marcar territorios, que le gusta aparearse, vivir por el sexo y para el sexo. Esto lo sabe la industria de la moda y el manejo de sus hilos invisibles nos manipula con la imposición de modus de vestir y de parecer en una sociedad que agitadamente no tienen tiempo sino para cosas llamativas, la diversidad y la simulación. Pero cuando los 'excluidos' tratan de manifestar una forma de quejarse por medio de la vestimenta o una práctica como el patinaje extremo, el rap, y otras manifestaciones típicamente urbanas marginales, la industria se encargará de volverlo una moda, de colocarle marca y de hacerlo motivo de seducción, aplicándole un toque de sexualidad que nuestros sensibles, ajustables y manipulables cerebros acatarán de forma casi instantánea, sin pensarlo; porque en medio de este afán en que vivímos los 'aldeanos globales' no tenemos tiempo sino para la inmediatez, el placer y para sobrevivir en una vida cada vez más competente.

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CONSTRUCCIONES SIMBÓLICAS Y TRASTORNOS ALIMENTICIOS

En la cultura donde estamos inmersos existen diversas construcciones simbólicas que atraviesan sus productos. Muchas de ellas son explícitas como las influencias psicoanalíticas en películas del director Alfred Hithcock -Marnie; Psicosis- o un poco más escondidas, propias para una lectura minuciosa, una lectura de segundo nivel -como lo llama el semiólogo italiano Umberto Eco en su libro "Seis paseos por los bosques narrativos-.

-Psicoanálisis-

En el libro 100 años de Soledad, Gabriel García Márquez nos ofrece un caso de un desorden alimenticio, la pica. Rebeca Buendía, una familiar lejana sin parentela cercana, come compulsivamente tierra a escondidas y se preocupa poco de lo pública de su acción. Existen dos teorías fisiológicas de las causas de la pica, la primera se refiere a que es un trastorno frecuente en mujeres en el primer trimestre del embarazo, esto debido a su necesidad de consumir oligoelementos -zinc, manganeso, molibdeno- para el feto en gestación; la segunda teoría defiende un compulsivo e inconsciente sistema de autopurgación contra las amebas.

En la lectura de segundo nivel hecha a este episodio se descubre que García Márquez no prefirió ninguna de las anteriores posibilidades, privilegiando una marcada y cuestionable resolución del conflicto por la vía psicoanalítica clásica. Rebeca, a pesar de estar abandonada en un lugar extraño, de ser huérfana a tan temprana edad, lo único que tiene es una profunda y pulsional represión sexual. La aparición del protomacho José Arcadio Buendía revela el lado oculto de ella y, con esporádicas recaídas, los festines de tierra desaparecen en la entrepierna de José Arcadio, siempre presto a apaciguar el volcán de deseo incontrolable presente en Rebeca.

El psicoanálisis más freudiano, como todos conocemos, termina relacionando la mayoría del comportamiento humano con conflictos relacionados con el sexo. Muchos terapeutas descuidan el tratamiento de las afectadas por anorexia o bulimia al buscar en el pasado de su paciente abusos sexuales escondidos por la mente, incluso llegan a destruir familias con esas solas sospechas.

Es cuestionable que García Márquez haya obviado los conflictos emocionales-afectivos de su personaje a favor de una, en cierta forma, simplista explicación freüdiana. Todos los que han leído '100 años de soledad ' en una lectura de segundo nivel "realizada por el inconsciente", hemos interiorizado ese concepto. Esas influencias escondidas en nuestra cultura perjudican los tratamientos y las formas de entender estos trastornos.

"Conozco a un padre a quien acusaron de haber abusado sexualmente de su hija, simplemente porque ella tenía anorexia. No había ninguna prueba de que él hubiese violado a su pequeña hija. Aunque ninguno de los miembros de la familia podía concebir cómo podía haberse producido tal situación, su esposa se divorció de él debido a esa acusación sin fundamento. Tanto la niña como el padre negaron que algo así hubiese sucedido, y yo les creí: me llevó dos años volver a unir a la familia."202

-Religión-

Las cosas no pueden ser blanco o negro cuando relacionamos en un mismo punto a Santa Catalina de Siena, Lacan y al sentido común. La primera era una devota practicante del ascetismo, doctrina moral que impone una vida de mortificación del cuerpo y de renuncia a los placeres sensoriales, con objeto de alcanzar la perfección espiritual. Lacan no cree, no comparte la idea de identificar a las anoréxicas como "heroínas, huelguistas de la potsmodernidad, militantes del deseo común". El sentido común nos obliga a preguntar ¿por qué la anorexia de Catalina de Siena es loable y santificada mientras Calista Flockhart -Ally McBeall- no.

Santa Catalina de Siena murió con apenas 25 kilos de peso tras pasar varios años de ayuno total. Al dedicar su anorexia a un propósito místico, le dio un aparente uso correcto a su trastorno de la alimentación. Podría cuestionarse que su inanición no era un desorden alimenticio, pero siendo pragmáticos, si no comía, si desaparecieron sus caracteres sexuales secundarios, si murió por complicaciones generadas en su bajo peso, era anoréxica.

El fin del hecho no cambia el hecho en sí. Aceptar lo contrario sería la unión definitiva entre maquiavelo -el fin justifica los medios- y el muy devaluado misticismo católico.

Lacán, el cual buscaba siempre no caer ni en el estándar ni en la mística, debió haber encontrado en este caso dificultades para no tirarse hacia uno de los extremos.

La anorexia es la enfermedad psicosomática y somatopsíquica por antonomasia. Su importancia en el mundo de los místicos religiosos se apoyaba, en última estancia, en la idea del mito como idea, teoría, doctrina, etc., que expresa los sentimientos de una colectividad y se convierte en estímulo de un movimiento.

Desde esa óptica podría hacerse un estudio de vidas paralelas entre Santa Catalina de Siena y Calista Flockhart. Ambas expresan los sentimientos de una colectividad -el misticismo católico; los cultores del cuerpo-, ambas se convierten en estímulo de un movimiento -la anorexia con fines místico-religiosos; la anorexia como imposición del nuevo 'dios', la sociedad de mercado-.

-La divinidad de las/los modelos-

"La desnudez, la verdadera, la seguimos reservando para los verdaderos dioses: los anónimos e innumerables cuerpos desnudos de la publicidad de autos, de bebidas, incluso -paradójicamente- de ropa. Porque el mercado es hoy nuestro único Dios, y la desnudez sigue siendo lo que fue siempre, con Afrodita o con el Crucificado: Propaganda religiosa". 203

La moda y las modelos son hoy en día objeto de un culto tributado a su divinidad fugaz. Divinidad nunca concretada -como un coitus interruptus repetitivo- en la medida en que su cúlmen se alcanza en un desfile de modas donde brillan sólo segundos en pasarela; divinidad efímera en la medida en que sus rostros y cuerpos impresos en las carátulas de revistas no se guardan para la memoria -como los libros- sino para una impresión fugaz o para el olvido; divinidad proteica en la medida en que son sólo plastilina en las manos de los diseñadores, quienes las cambian de formas, de ideal simbólico, y de aspecto; divinidad simulada en la medida que ellas son sólo un escaparate para mostrar el objeto, no el objeto en si.

Cuando el ideal corporal de las/los modelos es uno de los dogmas y prácticas propias de las sociedad globalizada y para alcanzar ese ideal muchas personas desarrollan un trastorno de la alimentación, debemos reflexionar sobre la digresión ocurrida entre la calidad de símbolo de esa idealización y su recreación literal.


-El 'yo Proteíco' en contra de Lipovetsky-.

"El psiquiatra norteamericano Robert J. Lifton define el 'yo proteico' como la creencia de que la propia personalidad siempre sufre cambios fundamentales, o que es capaz de ello. No hay un núcleo de naturaleza humana 'innata' o de condiciones sociales fijas que la definan. Se trata de un yo tan totalmente inmanente al mundo que es una criatura de apariencias y sensaciones inmediatas. Esta condición del yo estimula inmensamente las experiencias 'directas' con el prójimo; detesta las reservas o las máscaras tras las que parecen esconderse las personas, porque al distanciarse parecen inauténticas y no toman el modelo inmediato del contacto humano como un absoluto ".Richard Sennet243

Una persona con un 'yo proteico' quizás viva de manera muy particular su relación con la publicidad y los medios de comunicación masivos. Lifton escribe que este tipo de persona "puede llevar una vida inmediata rica, pero sólo a costa de su acomodo al medio que le rodea" 243, por lo tanto, si estar de moda en su medio es lo normal el siempre va a seguir esa corriente, porque lo más importante para el, para la constitución de su personalidad, son las experiencias del aquí y el ahora. En cierta forma su 'yo proteico' se asemeja a la moda con sus procesos de obsoletismo y amor por lo nuevo.

"El mundo de la necesidad impersonal es borrado y la realidad se convierte en materia de sentimiento, los cambios en el sentimiento -impresión y sensación- parecen ser cambios fundamentales del carácter ". 243 Pero aunque Lifton no menciona las influencias culturales como los medios de comunicación y la sociedad de consumo -con su principal herramienta, la publicidad- es absurdo desligar estos aspectos de la realidad, incluso imposible. El solo hecho de relacionarnos con otras personas involucra a la sociedad de consumo porque nuestros sentimientos por alguien muchas veces los comparamos, modificamos o hasta "copiamos", de los de algún personaje musical, televisivo, o del mundo del cine. Mas básico aún es que a veces, debido a la publicidad y a los condicionamientos culturales, los sentimientos se expresan con objetos como rosas, sufragios, preservativos o comida.

"En el reino de la sexualidad, esta creencia en un yo proteico sugiere a la gente que 'quienes' son depende de quiénes son sus amantes y cuál es el grado de experiencia que obtienen del amor, elegir a alguien para dormir se convierte en un acto reflexivo que dice quien es uno". 244

Por lo tanto, las teorías del filósofo galo Gilles Lipovetsky acerca de que la actual cultura del consumo y de la moda permite, entre otras cosas: reforzar la libertad individual para escoger según criterios subjetivos lo que se desea tener y lo que no; deshacernos del amor a lo material al cambiar con frecuencia -debido la moda- los objetos de afecto; y reconocer que la publicidad carece de un poder totalitario e impositivo para alterar nuestras vidas -ya que sólo afecta una esfera superficial en la cual escogemos si un artículo u otro levemente distinto- ; se ven fuertemente cuestionadas ante la existencia del nuevo tipo de hombre moderno descrito por Lifton.

Lipovetsky cree que la publicidad solamente afecta instancias de decisión intrascendentes a nivel personal, pero si esa decisión fugaz y banal es para el sujeto algo que puede definir sus sentimientos, por el objeto mismo o por su relación con algo o alguien, la tesis del francés falla. Esa instancia inmediatista y cambiante que es la moda afectará al hombre con un 'yo proteico' en su personalidad inmediatista y cambiante, convirtiendo el asunto de la libertad individual de elección en algo, en este caso, muy relativo. ¿Hay libertad individual de elección cuando las decisiones se toman guiadas por apariencias y sensaciones inmediatas que se originan en la reacción a estímulos externos, antes que en una escogencia basada en la memoria y los gustos subjetivos personales?

El materialismo de una persona así dependerá de las características de sus acompañantes o amigos de turno y, dependiendo de "quien pueda llegar a ser", comprará ciertos productos para pertenecer a un estilo de vida u a otro. Su sexualidad se convierte en una reafirmación momentánea del yo resultante frente a la interacción con otra persona, es el instrumento último de sus cualidades protéicas.Todos los anteriores factores pueden producir un deseo exagerado por agradar a los otros, además de un yo mutable facilmente vulnerable al medio en el que se vive e influenciable por la sociedad de consumo. Una combinación complicada que puede ser parte de las potencialidades para desarrollar un trastorno del comportamiento alimentario.

Pero los problemas no son sólo de los individuos. Richard Sennet en su libro "Narcisismo y cultura moderna" esboza con presteza un asunto aún más cuestionante y delicado que el antes expuesto: "En una cultura -la sociedad moderna- en que las relaciones familiares son psicológicamente absolutas, la lucha por la legitimación del yo supone una lucha por el dominio psicológico de los otros. Es un juego sin puntuación en el que uno no puede sentirse plenamente legitimado a no ser que despoje de legitimidad a algún otro miembro de la familia. Este proceso, del mismo modo que conduce a una tiranía sobre los ancianos, plantea un profundo problema en las relaciones entre los adultos y sus hijos y entre los mismos niños". 245

Los miembros de las familias modernas a quienes se les deslegitima su yo terminan inexorablemente buscando una valía -que no obtienen en sus hogares- en interacciones con sus amigos o personas cercanas. En su afán de ser aceptadas pueden adoptar o imitar los patrones culturales que popularmente se relacionan con el éxito -como la delgadez y la belleza física- y, en cierta forma, aunque no como lo plantea Lifton, desarrollar una personalidad o una identidad proteíca que les permita estar entre la gente actual y novedosa, los que siempre están a la moda y parecen ser la personificación del éxito que vende el paradigma más utilizado en la publicidad y en la televisión. De entre estas personas son las que, al unirse todos los factores determinantes, saldrán los enfermos de trastornos alimenticios del mundo.

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Pedro Mendoza-Chadid, Eduardo Posada-Hurtado © Copyright 2001.© Las Ilustraciones han sido tomadas de varios portales en Internet y revistas. Estas han sido adecuadas por Pedro Mendoza-Chadid. © Última revisión: noviembre de 2001© Última modificación de la página: 15 de noviembre de 2001