EVOLUCIÓN
"Cogí los espaguetis que habían sobrado y la salsa de carne con la mano derecha y me los metía en la boca. Sentí un zumbido en los oídos. Excitada, nerviosa, sentí cómo una energía conspiradora invadía mi cuerpo. Comer lo que había quedado en el plato de mamá, comer lo que había quedado en la olla.Tenía salsa en las uñas, salsa en la cara. "Límpiate la salsa, respira rápido, agarra el pan, cómetelo en el cuarto de baño sentada en el inodoro". Esa noche habían quedado suficientes sobras para que me las comiera pero otras noches tenía que escarbar en la basura o coger los restos que echaban en el plato del perro. Comía cualquier cosa que encontraba, daba igual lo que fuera."Marianne Apostolides 135
La bulimia se puede desarrollar después de un fracaso amoroso, laboral, intelectual o social, pues sus causas subyacentes -sensación de vacío interior, terror emocional a "ser" una persona con defectos y faltas, cosas inherentes a cada ser humano, entre otros factores- están en la psique de la persona, esperando las situaciones problemáticas o disparadores que le permitan exteriorizarse.136 La adicción a la comida -bulimia en este caso- ,por lo tanto, intenta llenar el vacío que la persona tiene y que puede descubrir su vulnerabilidad interna extrema, su necesidad de afecto que en algunos casos se traduce en una ausencia materna.137 Como consecuencia de esos vacíos y carencias las personas bulímicas sufren de un grado realmente bajo de autoestima, son seres indefensos, son como "hojas secas que arrebata el viento", sus vidas se dirige al camino de su propia destrucción. 138
Pero no sólo una experiencia negativa puede ocasionar que las personas propensas a la bulimia traten de encontrar una razón para ese fracaso y la encuentren finalmente en su peso. Esta reacción también puede ser motivada o acompañada por las exigencias sociales de delgadez y por el hecho de que los seres humanos de este siglo tienen cada día más en cuenta los paradigmas impuestos por los medios, para compararse con ellos y determinar su grado de belleza y/o aceptación. "Ese pensamiento procede, en parte, de una falta evidente de confianza en sí mismas. Pero en parte es una percepción realista del problema: en nuestra cultura es más probable que las mujeres delgadas consigan lo que quieren."139 140
Esa conclusión en la mente de la persona afectada, hombre o mujer, le puede llevar a desarrollar un ferviente deseo de perder kilos de forma inmediata, casi compulsiva. Comenzará una dieta y es posible que piense que si controla su peso -el motivo de sus derrotas- entonces puede llegar a manejar cualquier cosa y tener el control. Pero tarde o temprano su autocontrol fracasará y la inanición hará que "el hambre pueda más". "Se siente con hambre y abatido, y cuando fracasa lo más probable es que lo haga a lo grande. Como todas las personas hambrientas se estará atiborrando."
La Psicóloga Mary Phiper lo describe claramente en su libro "Hambre a la moda": "Una dieta puede ser el primer paso en la dirección de un trastorno de la alimentación. Una vez que la mujer ha perdido contacto con el mecanismo interno personal que regula la sensación de hambre, se vuelve muy vulnerable a cualquier influencia sobre su conducta alimentaria". 141
Tarde que temprano el tomar y dejar una u otra dieta de forma alternativa llega a alterar de forma absoluta las pautas alimenticias cotidianas de una persona. Esta puede terminar convirtiéndose en bulímica y dejará de disfrutar de una comida normal, empezará el juego "del todo o nada". Lo más difícil de allí en adelante será comer con moderación y dejar de sentirse culpable por hacerlo, más complicado aún será verse, percibirse, como un ser normal y no como una potencial "montaña de grasa". Estas personas llegan a convencerse de que solo la bulímia les librará de ser gordas, por eso no quieren dejar este hábito. Irónicamente esa obsesión con la pérdida de peso tiene poca incidencia en el peso real; la mayoría de afectadas por la bulimia por más que fluctúen su peso una y otra vez, el promedio de este será el mismo con el cual comenzaron la enfermedad. "Casandra me dijo una vez: 'Es de locos. Después de estar siete años sin hacer otra cosa que preocuparme por mi peso, peso exactamente lo mismo que cuando empecé'."142
Las bulímicas por estar "todo el día" pensando en comida, peso, forma y talla dejan de disfrutar todo lo que hacen, sus pensamientos obsesivos no las dejan literalmente en paz, todas sus energías emocionales están centradas en la comida, pero: "comer ha dejado de ser un placer y se ha convertido en una actividad compulsiva, animal y culpabilizadora".143
Es por eso que ante cualquier dificultad emocional, en particular aquellas ligadas a experiencias de abandono o soledad, las personas bulímicas suelen entrar en crisis y darse una comilona. La crisis es posible porque no se percibe la normal sensación de saciedad. La necesidad de atragantarse no calma a ningún enfermo de bulimia, es una necesidad urgente que los domina de un momento a otro, pero también puede ser planeada con antelación con todos sus detalles de "menú", lugar, horario, y método para "deshacerse" de las calorías. 144
"En los ocho años siguientes, mi comportamiento con la comida siguió la misma pauta testaruda. Primero, mi cuerpo y mi espiritu reclamaban a gritos comida. Segundo, cuando calmaba el hambre, el acto de comer se cargaba emocionalmente de un sentimiento de culpabilidad, riesgo y odio hacia mí misma porque creía que no debía comer; que no era placentero, ni saludable ni seguro comer pan o tarta; que tenía que escoger entre la obesidad y la delgadez. Y esa carga emocional a menudo era en su intensamente violencia, incluso sexual. Necesitaba y deseaba comer con todo mi cuerpo y toda mi alma, y cogía toda la comida que podía sin pensar en las consecuencias. Tercero, la comida había desaparecido, y surgían la culpa y el odio, porque no había conseguido mantener la dieta, había roto la norma; una galleta era tan mala como una caja de galletas, tan mala como dos cajas de galletas, tan mala como los helados, los cereales tostados con miel, el chocolotate... Cuarto, cuando sentía que mi cuerpo hinchado ahogaba mi espíritu, eliminaba la comida de mi cuerpo matándome de hambre durante varios días, haciendo muchisimo ejercicio o, a veces vomitando. Quinto, después de limpiar mi cuerpo, volvía a sentirme desposeída física y emocionalmente. A pesar de que me decía a mi misma que nunca más volvería a comer desmesuradamente, comenzaba a necesitar comida. Y ahí era cuando mi cuerpo y mi espíritu gritaban que querían comida. Y en ese momento, el quinto paso se convertía en el primer paso y el ciclo comenzaba de nuevo." 145
Los efectos físicos de una comilona, como la que acaba de describir Apostolides, son: dolores en el estómago y en el abdomen -por comer mucho y rápido- Este tipo de estrés físico que sigue al estrés físico y emocional de una comilona, hace que una bulímica se sienta exhausta. Es probable que el atracón tenga efectos emocionales muy graves para la persona afectada; se sentirá ser "la peor persona del mundo", llena de culpa, endeble y sin fuerza interior, se indignará consigo misma, se odiará por ser fea, sobretodo por ser gorda, se sentira como un tren sin frenos, descontrolada.146
Las personas enfermas de bulimia desarrollan rutinas con respecto a la comida, los horarios en que pueden comer e incluso el número de veces en que pueden tener deposiciones. Como en apariencia llevan una vida normal, para ocultar esas costumbres rigidas ante su familia, de las cuales se avergüenzan, intentan ser más amables y ocultar cualquier síntoma o actitud que permita sospechar de ellos. Es básicamente una enfermedad clandestina que implica o demanda del afectado gran parte de su tiempo, esto hará que se aleje en cierta forma de su familia, amigos y conocidos con tal de que no "entorpezcan" el desarrollo de su obsesión. 147 148
Las rutinas con la comida se vuelven casi incompatibles con la vida social. Pueden salir a comer con un amigo o un grupo de amigos en lugares donde puedan controlar qué comen y estar seguras de que todo es bajo en grasa. Incluso se niegan estas salidas si saben que en ese restaurante o lugar las ensaladas se cargan de demasiados ingredientes o tienen demasiado aceite. Ese control de la comida las obliga a dar grandes rodeos para evitar pasar por los sectores comerciales de venta de comidas y así llegar a casa sin posibilidad de caer en tentación, sin aumentar un gramo más del que tenía cuando salió. A pesar de ser tan evidentes esas conductas estas personas muchas veces no las reconocen concientemente.149
Muchos padres se resisten a ver la realidad de la enfermedad de sus hijas, aunque detecten sus rituales obsesivos, y creen que sus hijas solo experimentan cambios metabólicos extremos o alteraciones pasajeras en la dieta, aunque las ven hincharse como un pez globo que defiende su territorio y adelgazar como joroba de un camello en plena sequía. 150
Los rituales obsesivos y el atracarse, purgarse, vomitar, las fuertes jornadas de ejercicios, en muchos casos revelan una personalidad obsesiva que ha escogido su adicción a la comida como pretexto para "distraerse" de todos sus temores ocultos. Estos rituales entran a formar parte de la regulación de la ansiedad y la depresión y se incorporará en un mecanismo de defensa al igual que otros rituales obsesivos.151
Es el mismo principio por el cual existen adictos al alcohol o a las drogas, razón por la cual hay muchas similitudes entre las bulímicas y los alcohólicos. La comida, en cantidades enormes, se vuelve más importante que las relaciones personales, el trabajo o la diversión. Del mismo modo que las alcohólicas no pueden beber moderadamente, las bulímicas no pueden comer moderadamente. Cuanto más antiguo es un hábito, más cuesta romperlo. 152
Pero no es solo la necesidad de llenar el vacío interior, cuando una mujer se da cuenta de su trastorno alimentario se le dificulta mucho librarse de el ya que los patrones rutinarios de comida, el estrés producido por el estudio, por el trabajo o por la familia y sobre todo el propio cuerpo, desarrolla la necesidad de continuar con ella. No es sólo la mente la que ordena a la persona llenarse de comida, el cuerpo llega también a pedirlo, adaptándose de forma precaria a un sistema que le hace daño pero con el cuál sobrevive malamente.153
Hans Hueber probó esa dependencia que el cuerpo tiene a la bulimia al describir lo que parece ser la razón por la cual la ingestión desordenada y compulsiva de comida de las bulímicas les produce un cierto "placer". Así lo explicó en la "Conferencia Internacional Albert Eistein sobre desórdenes alimenticios, (Nueva York, 1986): "...es la descarga repentina de fluidos gástricos, debida al hecho de atracarse, cuando esto pasa se desencadena la emisión de endorfinas, los asesinos naturales del dolor en el cuerpo, lo cual crea una sensación momentánea de bienestar. Asimismo, señala que la secuencia atracón-purgarse embriaga al individuo."154
Muchas personas que padecen de bulimia crónica o de otros trastornos alimentarios, en su inmenso temor de aumentar de peso, o en su angustia ante la situación que viven, se vuelven adictos al alcohol, a las sustancias psicoactivas o al cigarrillo. Luego son incapaces de dejarlos, convencidos de que la nocividad de los mismos es preferible a la posibilidad de subir de peso. La bulimia es la hermana del alcoholismo y, además, muchos terapeutas desintoxicadores tratan a mujeres que son al tiempo alcohólicas y bulímicas. Ambos trastornos encajan en un mismo ciclo de adicción. 155 156
"La mayoría de las personas bulímicas no conoce la razón de su ansia desmesurada de comer, aunque percibe que se acentúa cuando está alterada. Muchas bulímicas abusan de sustancias múltiples, es decir, es posible que también beban demasiado alcohol, consuman drogas, sedantes, somníferos, píldoras de adelgazamiento y laxantes, a pesar de sus períodos cotidianos de caos emocional."157
Las mujeres que han desarrollado un trastorno alimentario saben que están inmersas en un laberinto del que no pueden salir y que el minotauro las persigue impidiéndoles didfrutar de su vida. El ser incapaz de alcanzar la salida del laberinto, el no poder alcanzar la siguiente etapa de desarrollo en su vida se origina principalmente en la cabeza de cada persona en donde una orden imperativa de parar arrasa con todas las demás. 158
CICLO BULÍMICO
A - La persona pierde el control de su conducta (o bebe en exceso o se atiborra de comida).
B - Se sacia o se intoxica y a menudo se queda dormida como efecto del atracón.
C - Sufre remordimientos, además de resaca. Tanto la resaca de la bebida como la de la comida influyen fuertes dolores de cabeza, mal aliento, mareos, irritabilidad y agotamiento. Llegadas a ese punto, tanto las personas bulímicas como las alcohólicas se sienten culpables y avergonzadas por su conducta.
D - Promete no volver a consentirlo de nuevo y siente un optimismo temporal porque cree que vuelve a tener control sobre su vida.
E - El estrés de la vida ordinaria reaparece y la víctima no tiene armas para luchar contra él. Comienza a sentirse tensa y a necesitar darse un atracón.
F - Comienza a buscar justificaciones para el asalto inmediato. Por ejemplo. "Sólo lo haré una vez más" o "Como ya me he demostrado que puedo frenarme, también puedo celebrarlo".
G - Decide dejar de resistir y se congratula por anticipado de la reducción de estrés que le va a producir esa decisión.159
La persona bulímica siempre está ubicada en cualquier punto de ese círculo de la adicción. Luego del episodio bulímico, que es clandestino y casi siempre nocturno, sobrevienen sentimientos intensos de naturaleza depresiva y de culpa y vergüenza. 160
Es posible que la bulimia se vuelva una actividad crónica a perpetuidad; las respuestas físicas al atascamiento o dietas restrictivas pueden ser parcialmente responsables por este ciclo insidioso y perpetuo. Algunos expertos creen que el metabolismo se adapta al ciclo bulímico de atascamiento y purgación mediante la desaceleración, de ese modo aumentando el riesgo de aumentar de peso y perpetuando el proceso. El proceso de vomitar y el uso de los laxantes puede estimular en el cerebro la producción de narcóticos naturales que causan una adicción al ciclo bulímico. Otros investigadores creen que las personas con bulimia tienen una cantidad baja de serotonina, un producto químico en el cerebro que reduce la depresión y el estrés. El comer dulces aumenta la serotonina y causa una dependencia psicológica en la persona que padece de bulimia. 161
Independiente de cual sea la razón exacta por la que el cuerpo de una persona bulímica se habitua a esta práctica poco deseable, cuando ella descubre que puede enfrentar la vida concentrándose en asuntos de comida y peso le costará mucho salirse de su particular adicción. Es posible que los modelos establecidos por la sociedad de consumo, las presiones económicas, la exigencia en el trabajo, y sobre todo la perpetuación biológica de este trastorno del comportamiento alimentario -debido a que el cuerpo se ajusta a los cambios biológicos provocados por esa conducta creando la necesidad de continuarla- se conviertan en las verdaderas barreras que no dejen que el ser afectado salga de la cárcel de la bulimia.
" No puedo dejar la bulimia, no puedo dejar mis pepas; me engordaré y pareceré una vaca o una mamá de barrio bajo. Quisiera coger una lija y lijarme y templarme cuanto quiera. A veces me canso de tanto spinnig, gimnasio, comer y vomitar, laxantes, diuréticos, vomitivos... pero por alcanzar la perfección el sacrificio es mecánico. " Sandra Chica, 21 años.
Síntomas | |
Peligros | |
Teorías sobre causas (etiología) | |
Tratamientos | |
Recomendaciones generales | |
Contribuciones y comentarios:
pedromendozachadid@hotmail.com /eduposad@terra.com.co
Pedro Mendoza-Chadid, Eduardo Posada-Hurtado © Copyright 2001.© Las Ilustraciones han sido tomadas de varios portales en Internet y revistas. Estas han sido adecuadas por Pedro Mendoza-Chadid. © Última revisión: noviembre de 2001© Última modificación de la página: 15 de noviembre de 2001