MERCADO Y MODOS DE PRODUCCIÓN

"Nunca tantas personas han podido poseer tanto. Somos dueños de bienes de consumo en una escala que generaciones anteriores ni siquiera soñaron y de los que todavía no dispone la mayoría de la población del mundo. Este desarrollo ha sido respaldado y aumentado por la industria de la publicidad, que nos enseña a querer cosas y nos educa sobre lo que debemos desear. La adquisición de las cosas probablemente no nos hará personas más felices o satisfechas si no se colman nuestras necesidades humanas más profundas. La publicidad nos enseña que nuestras nuevas posesiones nos traerán todas esas cosas más profundas que tanto anhelamos." Julia Buckroyd 221

Introducción
La importancia del vestido y las dos caras de la globalización
Moda y anatomía en la sociedad moderna
La publicidad y la globalización: más de lo que te imaginas

 


INTRODUCCIÓN

Algunos trastornos alimentarios son desarrollados por personas que imitan los principales patrones estéticos imperantes en la moderna sociedad de consumo. Esa es una verdad inobjetable, como que el cigarrillo causa cáncer y enfisema pulmonar, pero en ambos casos algunos sectores dominantes de la economía acallan tales hechos con constantes simulaciones de escándalos con fines regeneradores, 222 presentando casos dramáticos de enfermos de cáncer en la garganta o de anorexia aguda en sus medios de comunicación, para luego, en una dinámica de obsolescencia -desuso de algo en buén estado en aras de la última novedad- propia del mundo de la moda y el espectáculo, relegar y olvidar tales manifestaciones y continuar participando de la dinámica de la sociedad de consumo.

"¿Cuánto Cuesta un hombre Nuevo? Hacerse de un nuevo look para seducir a un hombre es un propósito que puede conventirse en una nueva actitud hacia la vida: más seductora y feliz. Te presentamos un presupuesto que incluye desde la renovación del rostro y el guardarropa, hasta una variedad de cursos para impresionarlo con tu conversación, ya que ahora el encanto ha sustituido a la agresión sexual..." Revista Elle Colombia, febrero de 2000.

 

En esa dinámica se deconstruye y vuelve a construir las imágenes ideales de belleza y perfección que son la referencia a seguir para quien se preocupa por ser alguien exitoso y ganador según su apariencia. Este fenómeno, común a gente de todas las edades pero en especial a los jóvenes y a quienes viven el paradigma de ser -aparentar ser- jóvenes por siempre, se da porque estas personas pueden tener unas personalidades inestables, donde sus imágenes de si mismas -de su yo- están unidas al modo en que los otros reaccionan a ellos. "El interés por la aceptación social y como consecuencia, por la propia imagen, se puede encontrar también entre individuos de intensa actividad dentro de la sociedad, entre quienes quieren ser aceptados en determinados grupos. Todo ello explica la razón por la cual muchos ancianos y también con frecuencia muchos disminuidos físicos y psíquicos cuidan tan poco su propio aspecto, precisamente porque se sienten marginados y, por tanto, sin motivaciones." 223

La delgadez y la apariencia de juventud están incompletas sin la ropa adecuada que sumerja a la persona en el mundo de lo actual, de lo momentáneamente exitoso, de la moda, entendiéndose esta como uso pasajero que condiciona, según el gusto del momento, costumbres y tendencias en cualquier aspecto. En gran parte la imagen misma de juventud se debe a cierto tipo de ropa la cual, dependiendo de la imagen imperante, realza o esconde ciertas partes del cuerpo, provocando la concentración de la mirada en nuevas o viejas regiones de significado sexual, jugando con el "pudor" y el "exhibicionismo". Los vestidos que permiten esas argucias en la imagen sexual a veces no son asequibles a tallas medianas o grandes, provocando dietas extremas en las personas que pueden conducir a un trastorno alimentario, o benévolamente permiten a los consumidores con cuerpos imperfectos -según los estándares de la industria de la moda- disimular sus falencias al realzar sus virtudes físicas, convirtiendo a parias sociales en modernas representaciones -momentáneas- del Richard ll triunfante de Shakespeare.

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LA IMPORTANCIA DEL VESTIDO Y LAS DOS CARAS DE LA GLOBALIZACIÓN

Nuestros antepasados eran seres con un temor reverencial hacia todo lo que sus mentes no entendían y, creyendo en la existencia de la magia en gran parte de los acontecimientos diarios y en el ambiente que les rodeaba, empezaron a usar las pieles de los animales que cazaban como ornamentación, protección contra las magias adversas y también con el fin utilitario de protegerse contra el ambiente, aunque esto no fuera lo más importante. "La cuestión de si la motivación primaria del vestido ha sido la función mágica y utilitaria o la función ornamental, entendida esta última como fenómeno estético y lúdico, creo que se esclarece correctamente considerando cada tipo de cultura por separado, habiendo prevalecido una función o la otra según el grado de exposición a las catástrofes naturales que presenta cada grupo étnico. Se trata, de todas formas, de una relación de interacción entre las exigencias de protección típicas del hombre como "ser desprovisto", inseguro, insuficiente y limitado, con necesidad de refugiarse en la magia y la instintiva creatividad del homo ludens, que se expresa en el fenómeno estético de la ornamentación del cuerpo". 224

A estas funciones de la indumentaria hay que añadir otra -que en realidad es la explicación de la ornamentación- la cuál es de inmensa importancia en la relación entre trastornos alimentarios y el mercado de la moda y del espectáculo: Cuando el hombre nace no se diferencia del resto de sus semejantes, es a su vez el genérico del ser humano y la representación del ser aún no modelado por sus creencias, forma de vestir, entre otras. Es una pulsión natural en el hombre el ser diferente de los otros, el pertenecer a una comunidad y ser uniforme en ese grupo que lo acepta socialmente, pero a la vez lo diferencia de diversos grupos de gentes extrañas o foráneas. Etimológicamente "extranjero" significa enemigo y el hombre primitivo siempre deseó identificarse con un grupo -amigos- para luego diferenciarse en esa agrupación y todos juntos pelear contra sus enemigos. La ornamentación del cuerpo permite diferenciarse de los amigos pero tener los suficientes elementos comunes para demostrar su relación con ellos. En un mundo globalizado los amigos dejan de ser sólo los de la barriada o los compañeros de colegio o universidad y el que antes, por sus diferencias culturales o lejanía geográfica, era un "extranjero" ahora es una persona con la cuál se tiene elementos en común de la cultura global con los cuales identificarse.

La moda para gente joven, el "pret-a-porter" juvenil, se alimenta de ese deseo innato a las personas de ser única y a la vez encajar en un grupo específico de gente de todo el orbe, como por ejemplo los fans de los dibujos japoneses -Manga- o los admiradores de las nuevas estrellas pop Britney Spears o Cristina Aguilera.

Esto puede traer consecuencias negativas, por ejemplo, la excesiva idealización de la figura delgada entre las adolescentes y preadolescentes -quienes por culpa de la cultura gringa de los "ídolos" imitan todo lo que admiran- pero también consecuencias positivas como crear cercanía entre las personas: "La cultura global no significa solamente más aparatos de televisión o más tenis Nike. Crear lazos es un impulso natural del ser humano, su destino común. Pero los nexos que unen a la gente alrededor del mundo no son nada más tecnológicos o comerciales, son los poderosos lazos del corazón". 225

 

Sin embargo, la competencia continua de triunfar socialmente, de ser diferente y a la vez parte de algo, puede ser terrible para las personas extremadamente sensibles que temen no poder lograr cumplir a satisfacción todo lo que se espera de ellos. Algunos pueden desarrollar, como consecuencia de la ansiedad producida ante el aparente fracaso, trastornos de la alimentación.226

Más la competencia es un factor importante en el desarrollo de la humanidad y aunque numerosos pensadores han escrito sobre cómo reestructurar la competencia entre los escolares, para hacerla menos nociva a largo plazo y evitar crear seres inhumanos y avariciosos, sin ética o moral -o niños inadaptados incapaces de enfrentar al "hombre lupus"-, nada nuevo al respecto brilla bajo el sol.

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MODA Y ANATOMÍA EN LA SOCIEDAD MODERNA

Durante cientos de años la indumentaria ha sido una forma de mostrar diferencias sociales en torno al sexo, a la religión y a la actividad laborada. Hoy la sociedad de consumo continúa teniendo esa clase de discriminaciones, veladas o manifiestas, que generan varias teorías explicativas al respecto, algunas contradictorias entre si, pero todas interesantes. Estas teorías intentan explicar porqué el sistema mantiene de forma activísima ciertos paradigmas culturales cuestionables en aras de la todopoderosa economía mundial. Los trastornos de la alimentación parecen ser, en ese contexto, sólo un efecto secundario lamentable de la economía y cultura global.

El sociólogo Nicola Squicciarino, autor del libro "El vestido habla", cree que "aunque se dé una mejora del nivel de vida -en las sociedades de consumo-, subsiste, a pesar de las apariencias, una relación piramidal disfrazada entre clases sociales en la que de forma oculta y a través de los medios de masa, se sugieren constantemente a las clases inferiores modelos de comportamiento con un esquema del tipo 'consumo-dependencia'. Cuanto más "narcotizados" estemos a causa del bombardeo publicitario de la moda y del consumo, más alta será la posibilidad de ser 'manipulados', 'engañados' por los hilos invisibles del poder económico". 227

En cambio el brillante sociólogo frances Jean Baudrillard considera que la aparente igualdad en los niveles de vida que da la sociedad de consumo es solamente una apariencia, una simulación: "Es la democracia de la posición social... la que disfraza la democracia ausente y la igualdad inalcanzable" 228. "El deseo generalizado de bienes como la moda, el automovil o la televisión suscita la imagen de una democracia aparentemente concreta, pero que en realidad es solamente formal". 229 Los bienes que antes eran públicos y ahora son más escasos, como el silencio, los parques dentro de las unidades residenciales, el tiempo libre, se convierten en los nuevos símbolos del estatus y la jerarquía social se manifiesta de forma sutil "en el tipo de trabajo, de responsabilidad en el nivel de educación y de cultura o en el grado de participación en decisiones. El saber y el poder se han convertido o están por convertirse en dos grandes bienes poco frecuentes en nuestra sociedad de la abundancia". 230

Quizás entonces, en el esquema de la sociedad de Squicciarino, el desarrollar una enfermedad como la anorexia se pueda leer como un intento de acceder a lo 'mejor de lo mejor', a la estética de los ricos y famosos, de los modelos sociales sexualmente atractivos, " títeres" protagonistas en primera instancia de la "obra" que los "Masters of puppets" -dueños de la economía mundial- han planeado para la sociedad y entre cuyos ingredientes la moda y la sociedad de consumo son indispensables. Para Baudrillard, a pesar de todo el dolor originado en las causas subyacentes que existen en todas las personas con tendencias a desarrollar trastornos alimenticios, el imitar el modelo estético de juventud y delgadez extrema no las conduciría -en un nivel formal o simbólico- a ser parte de la verdadera jerarquía de la sociedad. Esas personas sólo tratan de alcanzar el ideal aparente de perfección, no el real, que se ha transformado desplazándose a cosas y particularidades alejadas, en parte, del consumo tradicional, de la imagen popular.

En la sociedad occidental el individuo, cual si estuviera en una utopía negativa, se ha convertido en trabajador y en consumidor antes que en un ser humano de diversas facetas e intereses. Toda la educación, la "cultura" que recibe es para volverlo un "mejor consumidor". A medida que va aumentando su capacidad adquisitiva se da la sustitución del papel del trabajador por el de consumidor, convirtiéndose la cultura en la que el se mueve en una "cultura de masa", termino acuñado por el sociólogo Edgard Morin: "Su punto clave es la revalorización de lo privado a través de la expansión del consumo y su característica dominante es la de ser una cultura del ocio, empapada de erotismo, en la que se pretende desplazar los aspectos trágicos de la vida y proponer en cambio ideales de juventud, de belleza y de felicidad. La cultura de masa proporciona a la vida privada modelos de comportamiento en relación con los valores de consumo a través de la distribución de la información, cuya misión es precisamente la de provocar la necesidad de nuevos bienes introducidos en el mercado". 231

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LA PUBLICIDAD Y LA GLOBALIZACIÓN: MÁS DE LO QUE TE IMAGINAS

Es aquí donde entra la publicidad con toda su fuerza, con su categorización axiológica correspondiente -no tan evidente como se puede creer-. Sociólogos como C. Lasch o psicoanalistas como Erich Fromm son críticos frente a la publicidad y a las consecuencias de ella en la sociedad. Ellos nunca dudarían sobre la relación entre trastornos alimentarios y el fenómeno de la moda y la publicidad.

En primera instancia, en este escrito, se defenderá también esa idea, que se contrapone a la del filósofo frances Gilles Lipovetsky, quien tiene una visión particularmente positiva -e inquietante- del fenómeno de la moda y la sociedad de consumo.

Muchas veces al ver televisión se hace "zapping" para evitar los comerciales y la única manera de ver 30 minutos seguidos de publicidad es sintonizando un programa donde muestren las mejores propagandas del mundo -la publicidad como argumento central y no como subproducto mercantilista-. Los periódicos o revistas con demasiados anuncios terminan en la jaula del canario y los folletos publicitarios sobreviven sólo si tienen algo momentaneamente innovador, por ejemplo, cuando hace unos años los folletos mostraban productos de empresas varias y resaltaban un 'estilo de vida' en común inherente a ellos.

Podemos interpretar la publicidad -aunque parezca un chiste- como el enemigo del Budismo ya que hace desear a las personas muchos productos, aunque no puedan comprarlos o no los necesiten. Vende cigarrillos y productos nocivos a la salud con modelos de cuerpos esculturales y hace del sexo la connotación de cualquier cosa, desde una gaseosa dietética hasta un taladro portatil.

La manipulación es evidente -publicidad parece ser sinónimo de manipulación- y el darle valores simbólicos, significados atractivos y diversos a productos efímeros es su misión. Está a favor de la liberación sexual, de la emancipación de la mujer, del deseo de 'independencia y libertad de los jóvenes', pero sólo para aumentar el número de consumidores adultos -que quieren ser (aparentar ser) jóvenes- y someterlos a un nuevo paternalismo. Y es que "la industria publicitaria -observa C. Lasch- apoya la pseudoemancipación... presentando como autonomía la libertad de consumir". 232

Puede decirse entonces que la gente -nosotros- es educada para encontrar en la sociedad de consumo -de 'bienestar'- la cura contra la crisis existencial moderna. "Erich Fromm habla de irracionalidad en gran parte de los comportamientos consumistas, los cuales cumplen la función totalmente impropia e ineficaz de pretender aplacar ilusoriamente la angustia y llenar el vacío existencial del hombre de hoy. Los bienes de consumo son adquiridos no por su valor técnico, práctico o funcional, sino por su valor extra funcional: están sobrecargados de significados y de valores que derivan de las nuevas formas de inseguridad y alienación, así como de las más diversas necesidades de carácter psicológico, convirtiéndose en distribuidores de gratificación y asumiendo un carácter mágico". 233

En el caso de los trastornos alimentarios la publicidad y la información recibida a través de los medios masivos influye no solamente bombardeando a los posibles enfermos con imágenes de gente delgada -o esquelética-, joven, bella y por ende exitosa, etc. También afecta al representar todo el mundo corrupto y postizo, lleno de gente narciza extremadamente egoista, de cocaina y conflictos bélicos, que los niños y adolescentes deben recibir de sus padres. Un lugar horrible para vivir, tanto que es preferible ensimismarse en un problema que les permita evadirse de esa realidad también alienante, que les de una salida lenta pero final a esa existencia abigarrada en la cuál no pueden complacer a quienes se los exigen, no pueden ser perfectos y no desean serlo. La publicidad muestra a muchos pacientes con trastornos del comportamiento alimentario -personas extremadamente sensibles- la inhumanidad y el 'salvajismo' del hombre y, conscientes o no, evitan -hasta la muerte- convertirse en parte de eso. 234

La actual publicidad contribuye a romper las ya escasas barreras sexuales existentes, quizás porque ahora los roles sexuales, aunque muy liberales, son también más decididos y honestos. Los cuerpos ahora gozan de una erotización permanente por lo que una espalda, o un brazo, que antes carecían de atracción sexual directa, ahora la poseen. Los senos femeninos dejan de ser tan llamativos a fuerza de desaparecer el tabú en mostrarlos. Todas las imágenes de la publicidad y de la sociedad de consumo pueden estar cargadas de significaciones sexuales nuevas u ocultas.

Por eso no debe ser fácil para la mujer bulímica que llega a sufrir de una especie de "prostitución enmascarada", permanecer incólume psíquica y emocionalmente frente a los 'rictus de placer' de las modelos o a las publicidades con fuertes connotaciones sexuales. Su propio descontrol sexual, alimentado por su necesidad de afecto y por la cultura, choca con frecuencia con su incapacidad de lograr orgasmos y con su pasividad en el acto coital. Muchas mujeres anoréxicas han narcisizado su sexualidad y el observar a una modelo tan delgada como ellas, las reta a ser más esqueléticas y así lograr mayor satisfacción de su físico. Ante su falta de deseo sexual otras ignoran todos los contenidos sexuales y se concentran en evitar la satisfacción que produce el comer, ya que se niegan a si mismas todo tipo de placer.

Pero no sólo algunas mujeres anoréxicas han narcisizado su sexualidad. En nuestra sociedad individualista -egoista- y narcisa las personas se visten para sí mismas, no para impresionar sexualmente al otro, como si fueran la malvada reina-bruja del cuento de Blancanieves preguntándole al espejo -que refleja su propio criterio de perfección- cuán hermoso o hermosa es. "El juego erótico del vestido, imitando a la sexualidad, puede apartarla de su fin natural y reducirla a un juego puramente estético que se alimenta de la exhibición de lo oculto y se limita a ello, subrayando paradógicamente lo secreto". 235

La idealización del cuerpo femenino, propia de nuestra cultura, expone a la mujer a una tendencia excesiva hacia la autocomplacencia y a la admiración de sí misma, aunque el hombre ya está atravesando por lo mismo. La vigorexia en los hombres puede comenzar cuando estos, al "preguntarle" al espejo sobre su apariencia, obtienen una respuesta negativa de su reflejo a causa de las idealizaciones de figuras masculinas que la cultura le ha proporcionado, y que ellos han interiorizado -debido a su yo débil- como un requisito para el éxito social y personal.

Baudrillard explica ese fenómeno de manera concisa: "La seducción y el narcisismo se convierten en comportamientos promovidos a través de modelos que los medios de masa producen de forma industrial y que presentan signos bien definidos, como, por ejemplo, un tipo de peinado concreto o determinados rasgos en las prendas de vestir, necesariamente comunes a todos. En la realización de estos modelos con los que nos identificamos y que constituyen el verdadero objeto de consumo, la mujer, como el hombre, "se consumen", porque su relación con ellos mismos está materializada y alimentada a través de los signos que componen el modelo masculino o femenino". 236

Pero la connotación negativa de ese narcisismo -y de la sociedad de consumo actual- y la evidente satanización que muchos hacen -hacemos- de la publicidad son cuestionadas, replanteadas, de forma brillante por el galo Gilles Lipovetsky en su libro "El imperio de lo efímero". El resalta que la moda plena contribuye a desligar al hombre de sus objetos. Las cosas ahora sólo valen en la medida en que nos prestan servicio, nos procuran placer, y son de una funcionalidad perfectamente intercambiables. "Cuanto más se desarrolla el consumo, más se convierten los objetos en medios desencantados, en instrumentos, nada más que en instrumentos; así avanza la democratización del mundo material". 237

No se puede hablar de alienación según Lipovetsky, porque lejos de ser desposeidos por los objetos, son los individuos quienes se despojan de estos. Además ante las múltiples escogencias de artículos de consumo las personas se ven obligadas a informarse sobre ellos y a escoger según sus preferencias subjetivas y las novedades existentes. Cada cual es más dueño de su existencia privada y libre ejecutor de su vida, por medio de la superselección en que estamos inmersos. "!Que error no haber visto en el neohedonismo más que un instrumento de control social y de hipermanipulación, cuando ante todo, es un vector de indeterminación y de afirmación de la individualidad privada", escribe el filósofo francés en su inquietante libro. 238

La cultura y economía frívola y cambiante se convierten en el desarraigamiento de las normas y comportamiento tradicionales y generan el gusto por lo nuevo, en todos los aspectos, produciendo una existencia cambiante en la que el individuo no tiene lazos profundos, es móvil y de personalidad y gustos fluctuantes. Esto beneficia a una sociedad innovadora comprometida en la competencia internacional y que tiene que desarrollar unas actitudes adaptables y mentalidades flexibles. "El sistema pleno de la moda sitúa a la sociedad civil en proceso de apertura cara a cara con el movimiento histórico, y crea mentalidades emancipadas de carácter fluido, dispuestas desde el principio a la deliberada aventura de lo Nuevo". 239

Sin embargo: "A corto plazo la moda contribuye a la inmovilidad, a las inmovilidades defensivas y al reforzamientos de los arcaísmos. Pero no sucede lo mismo a mediano o largo plazo, en lo más profundo, la época frívola de las sociedades liberales modera los comportamientos y legitima ampliamente la modernización, la adaptación y la mutabilidad". 240 La moda es entonces un instrumento de consolidación de la democracia, de las sociedades flexibles y liberales y un vehículo de la dinámica modernizadora de las sociedades.

La publicidad para Lipovetsky no posee significaciones, connotaciones o simbologías profundas que afecten a las personas de maneras dramáticas, reconstruyéndoles sus patrones de vida y convirtiéndolas en seres alienados por la sociedad de consumo. La publicidad "influencia pero no amenaza, sugiere pero sin pretensión de dominación doctrinal, funciona sin maniqueismo ni culpabilización, en la creencia de que todos los individuos son capaces de auto corregirse 'casi' por sí mismos, sea por advertencia mediática o toma responsable de conciencia.

Tal y como sucede en la publicidad de las marcas, no se trata en modo alguno, en contra de lo que parece, de inventar 'ex nihilo' un hombre nuevo a partir de exigencias ideológicas y políticas, y a contracorriente de los deseos espontáneos de la masa. Se trata de difundir normas e ideales en realidad 'aceptados por todos', pero poco o insuficientemente practicados". 241 Además "la influencia publicitaria no es tanto abolición del reino de la libertad humana como acción ejercida en los límites de su 'grado más bajo', ahí donde reina la indiferencia y la confusión de tener que elegir entre dos opciones poco diferenciadas". 242

En esa interpretación de la sociedad, la publicidad y la moda en su constante dinámica de lo efímero y lo novedoso no tendrían el poder de moldear a la gente según patrones totalitarios de fondo. La constante movilidad del proceso de la moda en la sociedad de consumo y en los medios masivos hace que las personas hagan uso de ella como de un referente entre diversas opciones posibles, todas asequibles, y que la permanencia de los contenidos simbólicos de esa moda sean tan fugaces como la moda misma.

Las personas en el neohedonismo son más libres de escoger cómo desean verse o comportarse ya que como consecuencia del fenómeno de la globalización y a pesar de que existen paradigmas omnipresentes en la cultura de masas como el de la belleza y la delgadez, también coexisten en la misma sociedad 'contraculturas' donde la apariencia física es algo insustancial y la belleza es algo que está en la personalidad y no en la apariencia.

En Estados Unidos estrellas como Rossie O'Donnell, Oprah Winfrey, Danny de Vitto, Kate Winslett, la cantante La India, el cómico Drew Carey, entre otros, legitiman la libertad de lucir como se desee, sin importar lo que un sector grande -pero no el único- de la sociedad, alimentado ideológicamente por intereses comerciales diversos, desee.

El Internet hace posible conseguir amistades en todo el mundo con intereses particulares diferentes a los del común de la gente. La mundialización no es la instauración de una sola dinámica de significados y de ideologías ligadas en última instancia al consumo, es la superposición de muchas culturas e ideologías dispuestas a aceptar en su seno a quien se sienta identificado con ellas.

Quizás las personas que sufren de anorexia o de bulimia ante la ansiedad y la frustración de su miedo al fracaso tratan de alcanzar el ideal de perfección caracterizado por la hiperdelgadez -uno de los muchos ideales que ofrece la sociedad de masas-, solamente están haciendo uso erróneo de su libertad de elección en medio de la variedad de opciones disponibles. Guiadas por sus problemas emocionales o de aceptación social imitan el modelo más extendido, sin considerar que hoy la capacidad de diferenciarse de 'los muchos' y de integrarse a "tribus" donde la uniformidad y la diferenciación se rige con criterios alternos a los más conocidos es una opción, que quizás connota más jerarquía que las convencionales -al utilizar las ventajas de la globalización y las nuevas formas de interacción posible- y que representa, sobre todo, más felicidad.

La moda y todo lo que gira alrededor de ella desencadenan parte de las causas de los trastornos alimentarios, pero ¿aún así debemos condenarla sin considerar a Lipovetsky, sin comprobar su versión del asunto?. La decisión es difícil y quizás innecesaria porque el mercado y los modos de producción -sacrificando inocentes en pos de una causa positiva a largo plazo o actuando como el peor de los criminales- tienen, sin duda alguna, un largo e inalterable futuro.

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Contribuciones y comentarios:

pedromendozachadid@hotmail.com /eduposad@terra.com.co

Pedro Mendoza-Chadid, Eduardo Posada-Hurtado © Copyright 2001.© Las Ilustraciones han sido tomadas de varios portales en Internet y revistas. Estas han sido adecuadas por Pedro Mendoza-Chadid. © Última revisión: noviembre de 2001© Última modificación de la página: 15 de noviembre de 2001