TEORÍAS SOBRE LAS CAUSAS DE LA ANOREXIA, BULIMIA Y OTROS TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN (ETIOLOGÍA)

Introducción
Enfermedad emocional/Falta de maduración normal del yo-
Causas Familiares
Una aproximación desde el psicoanálisis
La especificidad femenina de la anorexia/bulimia se hace recaer sobre la madre
Los psicólogos cognitivos
Teoría Sociocultural
Aspectos biológicos o genéticos
Marianne Apostolides

 

 

 


INTRODUCCIÓN

“Todas las verdades pueden ser percibidas claramente, pero no por todos, a causa de los prejuicios.” René Descartes

Aunque existen antiguos precedentes de la anorexia y la bulimia es desde el siglo anterior, más específicamente desde los años sesenta, que se ha registrado un aumento vertiginoso de personas víctimas de estos males.

Este paulatino aumento de enfermos ha generado un movimiento en torno a las posibles causas de estos síndromes; este suceso es bien descrito por el psicoanalista Michel Sauval en su ensayo "Anorexia y locura": "En los últimos tiempos la anorexia ha dejado de ser un síntoma, objeto de estudio y práctica de "profesionales" específicos, para constituirse, poco a poco, en lo que podríamos denominar un "cuadro de época", es decir, en objeto de tratamiento por una gama amplísima de autores y personajes." 99

Los actuales investigadores han rescatado algunas teorías preliminares -de un amplio espectro de disciplinas y ciencias- apoyándose en ellas para constituir hipótesis sobre las posibles causas de estas enfermedades y así no cometer errores en la apreciación correcta de las mismas. Algunas -de la destacable cantidad de propuestas para la delimitación conceptual de la anorexia nacidas desde disciplinas como la psicología, con sus numerosas ramas, o la Psiquiatría- son:

Enfermedad psicosomática (defendida por Deutsch, 1940; Blitzer, 1961; Sperling, en Wilson, 1983; Strauss, 1987); trastorno del comportamiento alimentario (creado por la American Psychiatric Asociation); patología del peso o fobia al peso (por Crisp, 1970; Kalucy, 1977; Hall, 1986) y desregulación del balance narcisista (Jeammet, 1991). Todos los anteriores sistemas tienen en común el diagnóstico de los problemas de pérdida, incomplitud y límites con respecto a sí mismo (la motivación que desencadena el trastorno) y a ciertas conductas (los procedimientos extremos a los que se recurre para la pérdida de peso como vómitos autoprovocados, laxantes, diuréticos que generan una dinámica de autocentramiento, rituales y aislamiento) y síntomas (la pérdida de peso, la alteración del juicio sobre la imagen corporal, la desnutrición) como responsables de la afectación corporal y del riesgo de muerte. 100

Aclarado esos pequeños problemas de lenguaje y terminología a continuación se especifican algunas de las posibles causas de los trastornos del comportamiento alimentario desde diversas disciplinas.

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Enfermedad emocional/Falta de maduración normal del yo

En el imaginario colectivo se cree que los trastornos de la alimentación se originan por que situaciones adversas en la vida de la persona afectada desencadenan el problema. Esto es parcialmente cierto para los autores que creen que las situaciones adversas son los que producen el desarrollo d eun trastorno alimenticio. Para otros autores estos problemas son sólo los detonantes -disparadores- que al "encender el mechero" revelan el verdadero problema que es la existencia de un yo débil o inmaduro. Para Peggy-Claude Pierre, las víctimas de la anorexia desde pequeñas han desarrollado lo que ella llama un Síndrome de Negatividad Confirmada -SNC-; otros autores acordes con esta hipótesis le dan otros nombres, pero aún así se refieren a una falta de maduración normal del yo. "Una y otra vez en mi trabajo con pacientes, he visto que la necesidad de ser perfectos para los demás reemplaza la maduración normal del yo". La mejor manera de explicar el SNC es con un ejemplo clarificador:

- Kristen, yo soy lo suficientemente buena como para merecer un bizcocho. ¿Qué te hace pensar que tú no lo eres?.

Nos detuvimos frente a un semáforo. Ella respondió entonces:

- Mamá. ¿Ves esa luz? Es verde. Lógicamente, yo sé que es verde, pero mi mente me dice que es roja y que no puedo avanzar. Esa es la mejor analogía que puedo encontrar para explicarte algo que tampoco tiene sentido para mí. Por eso hago cosas absurdas -respondió ella".

Kristen me dio otros indicios acerca de cómo operaba su mente. Más tarde me di cuenta de que con la analogía del semáforo, Kristen me había hecho comprender que había dos mentes luchando en su cabeza. Ella era una persona decidida y traté de persuadirla de que luchase contra esa fuerza que le impedía comer en paz."

Esta autora cree que dicho síndrome es la verdadera causa del trastorno y que quienes lo padecen son personas extremadamente bondadosas, altruistas, con ganas de servir a la humanidad. Cree además que en su afán por alcanzar su perfección se dan cuenta que tal hazaña no es posible, se sienten fracasados y tratan de alcanzar modelos establecidos socialmente que se asocian con el éxito y la aceptación social a través de la perfección"101

“Los niños y las niñas con tendencias anoréxicas quieren crear la perfección y, ya que la belleza y el éxito son altamente valorados, frecuentemente a estas personas les atraen cosas como la gimnasia y la profesión de modelo. Pero ese impulso hacia la perfección no lo es tanto para conseguir una gratificación personal, sino que quieren mejorar el mundo, o creen que así habrá menos dolor. Ellos asumen las responsabilidades del mundo, sin comprender que no pueden afrontarlas. Tienden a pensar que deberían afrontarlo todo, así que su estado es, esencialmente, una crisis que surge de una sobrecarga. Esta percepción tan distorsionada empieza probablemente a una temprana edad, pero en el momento que aparecen los síntomas, las víctimas ya no pueden controlar su impotencia y se niegan todo derecho a vivir.”102

La psicoterapeuta inglesa Julia Buckroyd cree que la anorexia y la bulimia tienen una causa subyacente en la falta de fortalecimiento del yo de las personas afectadas. Estas mismas esconden tras su deseo de delgadez -que logran y no les colma ninguna satisfacción- y el manejo del peso y la comida, conjurar angustias ocultas. Son en cierta manera la forma en que se enfrentan con la vida, una especie de "tabla de salvación". Ella cree que cuando la víctima se recupera por medio de un tratamiento eficaz -mutidisciplinario que ataque todos los frentes- que logre fortalecer el yo debilitado, la persona sale fortalecida, con una personalidad definida que no poseía antes de padecer el mal. 103

Steven Levenkron, psicoterapeuta neoyorkino, cree que todas las características de la anorexia, como los rituales de seguridad, los rasgos perfeccionistas y rígidos, la conducta enérgica, agresiva y desafiante, esconden la pretensión de llenar una sensación de vacío y recuperar la confianza en sí mismo mediante estos comportamientos aparentemente absurdos.

También cree que se debe diferenciar a la depresión, el retraimiento, la ansiedad y la excesiva preocupación por la comida como causas de la anorexia, manifiesta que estos últimos síntomas son consecuencias de la enfermedad, que esta subyace en una personalidad vulnerable, poco definida y con límites permeabilizados. Que la enfermedad y su evidente manifestación de alteración del cuerpo -desfigurado-, junto con todas sus características, se confabulan para crear una identidad pseudofuncional que le aliviará de la pavorosa sensación de vacío que le envuelve.

Levenkron cree que en el caso de las bulímicas estas tienen una personalidad más arraigada que la de las anoréxicas, por ello pueden en cierta forma limitar su obsesión y manejar su trastorno a su acomodo. Él cree que las bulímicas buscan regular, con su manejo de la comida y el uso de laxantes, sensaciones de ansiedad, pánico y depresión. Que esto se demuestra cuando la anoréxica "muestra orgullosa su enfermedad", mientras que la bulímica prefiere que sus hábitos pasen desapercibidos.

Él cree que ambas enfermedades causan retraimiento emocional, rigidez, forma de pensar obsesiva y, a largo plazo, la sensación de perdida de la identidad. 104

Colette Dowling, autora del libro 'Mujeres Perfectas", investigadora experta en el tema de las mujeres con problemas de dependencia, cree que las personas con trastornos de la alimentación tienen un sentido de identidad frágil, experimentan bruscos cambios en su salud emocional, con grandes problemas para ordenar su ingestión de alimento. Situación que revela que la raíz del mal se halla en un problema crítico de identidad y autoestima; no saben quienes son y no conocen tampoco su verdadero estado de ánimo y estos cambios repentinos de humor alteran su relación con la comida, como si ese sube y baja emocional les impidiera conocer sus mecanismos naturales y conscientes con los cuales podrían controlar sus hábitos alimenticios. 105 Son seres con una inmensa sensación de vacío interior, extremadamente inseguras e incapaces de tomar decisiones; "Están perdidas, vacías, inquietas, confusas e insatisfechas." En esta particular esterilidad "yoica", la persona afectada trata de luchar secretamente por su desarrollo personal. La autora cree que en esa pretensión de querer ser se halla la base de todos los problemas alimentarios. 106

Claude-Pierre -Canadá-, Buckroyd -Inglaterra-, y Levenkron -USA- coínciden en que estas enfermedades yacen de forma latente en el trasfondo de la personalidad de la potencial afectada, y que estas son disparadas a la superficie cuando diversas circunstancias adversas ponen en evidencia su incapacidad para enfrentar situaciones adversas, en donde las emociones y la fortaleza interior son necesarias para "sobrevivir". Como por ejemplo: la muerte de uno de sus padres, la enfermedad de uno de sus padres, un accidente, un fracaso emocional, la ruptura de una amistad íntima, violación o agresión sexual, burla o acoso de sus pares en el colegio o centro de estudio, entre otros.

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Causas Familiares

Hilde Bruch, psiquiatra que en los años sesenta se convirtió en pionera del tratamiento de la anorexia y de sus posibles causas, descubrió que sus todas sus pacientes anoréxicas tenían padres que tenían ideas muy rígidas acerca de cómo deberían ser sus hijas y se mostraban intolerantes con cualquier manifestación de independencia por parte de ellas. En su libro ¨The Golden Cage¨ (1978), Bruch también encuentra que la enfermedad se había incrementado en los últimos 15 a 20 años debido al énfasis que ha hecho el mundo de la moda por mujeres delgadas y de buena apariencia física en general.

Salvatore Minuchin, un teórico del sistema familiar, ha observado que las chicas anoréxicas proceden de familias controladoras, sobreprotectoras, rígidas e incapaces de resolver los conflictos de forma efectiva. Las chicas se educan aprendiendo a subordinar sus necesidades a las de la familia convirtiéndose en seres siempre dependientes de sus padres y con la responsabilidad permanente de no hacer nada que perjudique a la familia. Como las anoréxicas renuncian a cualquier modo apropiado de influir en quienes las rodean, acaban haciendo lo único sobre lo que tienen poder: renunciar a comer. 107

Lucía Restrepo, jefe del departamento de trabajo social del Hospital Psiquiátrico San Isidro en Cali, considera que:

"A pesar de la normalidad exterior aparente, las comunicaciones interpersonales dentro de esas familias tienen tendencia a ser insuficientes y a regirse por un modelo donde el padre trata de obtener éxito en su trabajo y la madre se vuelca en los hijos para realizarse, y en ese momento se vuelve demasiado severa. Los límites entre los miembros de la familia -sus propias individualidades- se han borrado y la vida y los problemas de los padres y los hijos están íntimamente relacionados. Son familias que hacen dramas de todo lo que les sucede en su cotidianidad, por pequeño que sea; además se cuidan mucho en sus relaciones con el entorno externo.

"En estas familias cualquier cosa que se salga de lo aceptado por ellos como correcta es una deslealtad muy grande. En cuanto a la comunicación son familias en donde nada se aclara, pueden suceder cosas incómodas o verse inmiscuidos por situaciones difíciles pero sus miembros no harán, ni dirán nada que ofenda o haga sentir mal a otro miembro de la familia. Es usual que en estos casos un miembro con inquietudes primero se enferme antes que lograr expresar su inquietud."Hay muchas familias que están metidas en el mismo esquema y sin embargo no tienen anorexia; todo juega, la familia, lo cultural, la televisión, lo social, lo psicológico, lo biológico, pero eso se da en un contexto específico, no en el vacío.

"Yo lo que no creo es que uno le pueda poner toda la responsabilidad a la sociedad; la enfermedad -afirma Lucía Restrepo- tiene que ver con todas esas cosas que mencioné antes pero en interacción, contextualizadas, cada quien las significa de una manera distinta. Entonces ponerle la culpa a la sociedad, o a la mamá es algo facilista. Yo creo mucho en la familia, por ejemplo, hay gente que ha tenido mucha posibilidad de contacto con la droga, pero no se mete en eso simplemente por su historia de vida, por su estructura, por su momento, por su situación familiar. El individuo tiene la suficiente fuerza yoica, la suficiente sensación de ser capaz el mismo, que no necesita eso otro".

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Una aproximación desde el Psicoanálisis

Algunos psicoanalístas insisten en considerar a la anorexia como un mecanismo mediante la cuál la afectada recuperará la libertad e independencia perdida a manos de su padre. No está clara la forma en que esta secuencia podría causar el intenso temor a volverse obeso, que es el hecho central tanto de la anorexia como de la bulimia.

Para aquellos que tienden a considerar que el trastorno es de índole psicosomática estos rasgos no son sino la expresión de un defecto constitucional en la capacidad de formular las fantasías -cuadro denominado alexitimia por Sifneos y Nemiah (1967), quienes lo describieron en pacientes que padeciendo enfermedades orgánicas presentan dificultades para expresar emociones-. Lo consideraron, en principio, un defecto de origen neurológico que ocasiona dificultades en la simbolización y una mayor tendencia a resolver las situaciones de tensión a través del cuerpo, causando la anorexia y la bulimia.

Marty y Col (1992) creen que ciertas fallas en la constitución del aparato psíquico impedirían la tramitación del afecto por vía psíquica. El registro de las sensaciones corporales se hallaría alterado por condiciones que pueden variar entre: 1) un cuerpo excesivamente narcisizado por la madre con una imposibilidad de reconocimiento de los límites corporales propios y ajenos, base de frecuentes expresiones tales como: "me siento llena, atascada, invadida, ahogada"; 2) un cuerpo deficientemente libidinizado, no semantizado que se expresa a través de frases como " estoy vacía, no llegó al fondo, no conozco mi límite". 108

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La especificidad femenina de la anorexia/bulimia se hace recaer sobre la madre

Al revisar la literatura sobre el tema, el papel otorgado a la madre resalta con tanta contundencia que pareciera que la especificidad femenina de estos trastornos tuvieran como única responsable a la madre.

Emilce Dio Bleichmar, psicoanalista creadora del enfoque Modular-Transformacional, expone en su texto "Anorexia/bulimia. Un intento de ordenamiento desde el Enfoque Modular-Transformacional" que existen varios prototipos de patrones de crianza materna -configurados por diversos autores- que potencializan que sus hijos sean terreno fértil para un trastorno del comportamiento alimentario. Algunos de los perfiles maternos considerados patogénicos son:

Madres extremadamente dadoras, perfeccionistas: Por Kestemberg, (1976) Son esas madres que se preocupan en exceso por su familia y están representando 24 horas al día un papel de mamá perfecta similar al de las mujeres norteamericanas de los anuncios publicitarios de los años 50. Sus propias necesidades son reprimidas o inhibidas por completo por lo que en el fondo tras su servicio hacia los otros, especialmente hacia su marido, siente una irritabilidad y resentimiento no expresado, ya que expresar sus sentimientos podría ser autoindulgente.

Madres dominantes, controladoras, intrusivas: Likierman (1997); Beattie, (1988); Gianna Williams (1996). Son aquellas que usan a sus hijas como barrera contenedora de su confusa mezcla de sentimientos y emociones no asimiladas o procesadas, las cuales oscilan entre infantilismo y sexualidad. Por supuesto esta desorientada madre es incapaz de controlar las emociones de su propia hija.

La madre de la madre: Por lo demás, casi todas las madres de anoréxicas relatan con cierta facilidad haber tenido malas relaciones con sus propias madres. Por ser estas demasiado autoritarias o demasiado sumisas y vulnerables, no han podido, en todo caso, tener contactos íntimos tiernos con ellas, y han tenido que aprender, no sin haber sufrido. De este modo, han tenido tendencia, de acuerdo con su marido, a asegurar a sus hijos la posibilidad de un desarrollo autónomo que les ponga al abrigo de este sufrimiento que fue el suyo, aun lamentando no haber conseguido establecer una intimidad cálida, a la que habían aspirado de niñas" (Kestemberg y col. 1976; p.132). Se produce entonces una posición depresiva mal elaborada o dependencia profunda de la madre hacia su propia madre, causa profunda que interfiere en una madre para poder adoptar una posición maternal en relación a la hija (Jeammet, 1971). 109

La trabajadora social Lucía Restrepo, Jefe del Departamento de Trabajo Social del Hospital Psiquiátrico San Isidro, cree sobre el papel de la madre en el desarrollo de un trastorno de la alimentación que: "La relación de la persona afectada con su madre es importante; la afectada tiende a vivir pegada a su progenitora y no sabe cómo separarse sin ser desleal, sin agredir y ser violenta". La niña debe afianzar sus propios limites y se crea un conflicto entre ella y su madre por una latente dependencia, que ocasiona incapacidad en ambas en el momento de la ruptura y fortalece en la chica el deseo de afianzar su yo por medio de la restricción o el descontrol alimenticio, que seguramente ha nacido de una semilla sembrada en la temprana niñez.

Colette Dowling, autora del libro 'Mujeres Perfectas", hace en el capítulo 4 de este libro -episodio titulado "Atiborrarse y sentirse vacías"- un inquietante análisis de los patrones de conducta que varios autores expertos en trastornos de la alimentación han encontrado en sus pacientes anoréxicas, bulímicas y comedoras compulsivas, y cómo estos revelan vacíos interiores y necesidades que las afectadas tratan de llenar o de suplir con sus comportamientos alimentarios. Esta autora después de sopesar los pros y los contras de varios subtemas concreta que:

Una adolescente puede llegar a sentirse alterada por las similitudes con su madre, pues cuestiona su sentido de identidad; algunas al tratar de afianzar su propia identidad llegan a extremos dramáticos como alterar sus cuerpos; relacionan íntimamente los fracasos de sus madres con la forma de sus cuerpos y pueden llegar a ser capaces de "retroceder a la niñez a base de matarse de hambre". No quieren repetir la experiencia materna. Dowling considera que muchas de las mujeres que entrevistó presentaban desconcierto y confusión respecto a sus cuerpos -una extraña impresión respecto a su forma y tamaño-. La autora concluye sobre la relación imagen de la madre/construcción de la personalidad que las mujeres usualmente necesitan medirse con algo externo porque no son conscientes de su sentido de identidad; que estas revelan en su preocupación por la comida los temores internos relacionados con la estabilidad del yo, y que esto se transmite mediante la relación madre/hija. 110

Dowling cita a Hilde Bruch, refiriéndose a su tratado clásico: Eating Disorders -Trastornos de la alimentación-, en donde Bruch explica que el problema de los trastornos del comportamiento alimentario comienzan en la primera infancia. "Cuando crecemos, nos es importante aprender a 'cifrar' o utilizar los mensajes de nuestro cuerpo. Ése es nuestro único medio de aprender a identificar las necesidades orgánicas y satisfechas".

El médico pediatra Alberto Pradilla, Ph.D. -Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle- quien tiene una amplia experiencia con la nutrición, considera que los niños nacen con por lo menos unos 15 mecanismos de control del apetito; por lo tanto si se deja a un niño de un año frente a una mesa llena de comida, permitiéndosele que escoja lo que él desee, el come hasta sentirse satisfecho, sus mecanismos internos se lo indican. Las mamás muchas veces hacen que el niño coma en demasía en aras de nutrirlo bien y resulta que alteran el mecanismo normal de control de apetito que los niños a cierta edad ya pueden manejar por sí mismos. La excesiva publicidad de alimentos hipercalóricos a la que se ven expuestos los niños y los condicionamientos relacionados con comida a los cuales recurren los padres -como que si el chico se porta bién le dan unos chitos o algo por el estilo- también están destruyendo los mecanismos de control de comida internos de los niños.

Bruch cree que cuando la madre ofrece alimento como respuesta al llanto del bebe, la niña desarrollará la sensación de hambre y podrá diferenciarla de otras necesidades, pero que si la madre no atiende adecuadamente esta necesidad la pequeña confundirá esa sensación normal de apetito con otras sensaciones desagradables y cuando grande interpretará de manera equivocada cualquier tipo de frustración. "De hecho, un componente fundamental del yo queda fuera de la estructura psicológica de la niña: ese componente es, sencillamente, la capacidad de saber cuando necesita algo."

Esa vaguedad en la elaboración de su yo, en el confrontamiento de sus necesidades impiden que la persona se haga cargo de su vida. Tendrá problemas para controlar su alimentación, para expresar sus emociones, pues no saben como se sienten por dentro. Han perdido contacto, de un modo profundo, con su yo. En la adolescencia la lucha de un individuo que presente un trastorno de la alimentación, pretenderá lograr mediante este la liberación del concepto que sus padres tengan de él "...porque lo que puede ahogar el yo que florece es la poderosa idea que nuestros padres tienen de nosotras", concluye Dowling. 111

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Los psicólogos cognitivos

Algunos psicólogos cognitivos estudian la alteración mental de las chicas anoréxicas. El psicoterapeuta Eric Button cree que esas chicas han desarrollado una visión de la realidad tan pobre que les es imposible enfrentarse adecuadamente a las complejidades de la vida adulta. Como todas las personas, las anoréxicas necesitan experimentar cierto control sobre la vida y que ésta sea, siquiera en parte, predecible. Perder peso significa que se sienten bien y seguras, mientras que engordar significa que son un fracaso y que son malas. No se tolera ninguna ambigüedad.

Su manera de pensar, excesivamente simple, no les permite resolver los problemas a los que se enfrentan. Y como fracasan a la hora de encontrarle sentido a la vida, las anoréxicas evitan tantas situaciones de la vida real como pueden.

David Epston, psicoterapeuta Neozelandés, ve la anorexia como una especie de lavado de cerebro. Según su análisis, las chicas anoréxicas han desarrollado un conjunto de creencias rígidas y equivocadas acerca de sí mismas que debe ser destruido antes de proceder a su rehabilitación. Aman a su peor enemiga: la anorexia. Epston sostiene que el terapeuta se ha de convertir en una especie de desprogramador que anime a las chicas a pelear con esa enemiga.

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Teoría Sociocultural

Finalmente, la teoría sociocultural de la anorexia sugiere que los trastornos alimenticios se dan más frecuentemente en grupos que valoran la delgadez sobre todas las cosas. Entre los bailarines, un colectivo conocido por la exagerada delgadez que buscan sus miembros, existe una alta tasa de anoréxicos. Cualquier sector de la población cuya forma de vida dependa básicamente de la delgadez es un sector de riesgo. 112

En un trabajo de investigación realizado por Garner y Garfinker (1980), donde se compararon estudiantes normales de danza, música y modelaje, los resultados revelaron que la anorexia nerviosa y las dietas excesivas se sobre-presentaron en las estudiantes de danza y modelaje. Dentro del grupo de danza los ambientes de mayor competencia tenían mayor frecuencia de anorexia nerviosa. En el grupo de modelaje, la mayoría se volvieron anoréxicas después de comenzada su carrera. Los resultados muestran que las actitudes anoréxicas y la anorexia nerviosa se dan más en ambientes con alta exigencia de competencia y de éxito.

Otro trabajo de Garner, Garfinkel, Schwarta y Thompson (1980) encontró cambios en los últimos 20 años en revistas como Playboy y en el reinado de Miss América, donde se prefieren los físicos delgados y angulares. También se encontró un incremento de artículos de dietas en 6 revistas femeninas conocidas, esto ha creado conflictos en las mujeres que quieren hacer parte del ideal impuesto culturalmente.

Una experta (Steiner- Adair 1985), en un estudio a profundidad de un grupo de 13 niñas de un colegio privado, pareció comprobar que la tendencia en las mujeres a desarrollar polos opuestos o alternos al ideal impuesto culturalmente es menor al que se cree. Pidió al grupo de niñas que describieran a la ¨supermujer¨ ideal y cada una la describió como: delgada, atractiva, inteligente, activa, independiente, autónoma y dominante dentro de una relación, además que sea capaz de establecer una carrera, ser esposa ejemplar y criar una familia. 11 de las 13 que se identificaron con ese ideal sacaron 85% o más en un examen de probabilidad que a modo de test demostraba las tendencias a los desordenes alimenticios.

Otro estudio realizado por Weeda-Mannak (1985) concluyó que la necesidad de ser exitosas origina -en las afectadas por la anorexia nerviosa- un temor negativo, miedo al fracaso. En un estudio previo (1972), Horner encontró que las mujeres que no alcanzaban a desarrollar en sus profesiones u ocupaciones su potencial completo, tenían miedo al éxito y que la mayoría de las mujeres tenían un motivo para evitar el éxito o se volvían ansiosas ya que el éxito les traía consecuencias negativas como rechazo social o pérdida de femineidad. 113

Enfocado al aspecto local, el Psicólogo Alvaro Reveiz, jefe de Psicólogos de la Universidad Santiago de Cali, sostiene que la idea de que "las Caleñas son como las flores, unida a lo que es el prototipo de reina de belleza vallecaucana -flaca pero con buen cuerpo- influye de forma determinante en la idea que muchas mujeres de Cali tienen de si mismas. Por eso muchas mujeres de Cali le apuestan a esa imagen y en Cali la proliferación de gimnasios, peluquerías y cosas por el estilo es altísima. En Medellín, capital colombiana de la moda y uno de los centros de modelos del país, ese culto a la belleza y al cuerpo también toma características casi enfermizas.

"Yo creo -afirma también Reveiz, refiriendose a Cali- que la descomposición social que se ha formado aquí y que ha contribuido a que no exista un referente de familia tradicional, en muchos casos ha originado que en el desarrollo psicológico de los jóvenes no se establezca un claro modelo de referencia para poder identificarse con el. Si esos modelos están ausentes, los medios ofrecen otros... Aquí en Cali hay muchas situaciones representativas, por ejemplo hay mucho madre-solterismo. En circunstancias así el ideal de la flaca que es aceptada socialmente puede ser adoptado por muchas adolescentes como modelo a seguir".

" Y es que entre el 85%y 90% de las mujeres del mundo no están satisfechas con su peso, con su cuerpo -asegura la psiquiatra caleña María Adelaida Arboleda-. Resulta que uno tiene una imagen corporal real que es la que todo el mundo ve; una imagen corporal ideal dictada por sus fantasías y una imagen corporal que es dada por las expectativas del medio -lo que el medio quiere que seas-. Se supone que lo normal es que uno pueda combinar equilibradamente las tres para así sentirse bien, pero llega el momento muy frecuente en que las tres no coinciden. Puede que el medio te exija una cosa a la cual tú no te ciñas pero el mismo medio no te permite cuestionar o evitar esa exigencia. Lo que le pasa a las bailarinas, ellas pueden sentirse bien con su cuerpo pero la maestra les dice "tienes que estar más flaca". Entonces aunque la niña tiene su cuerpo ideal el medio le exige otra cosa. El problema en las anoréxicas es que ellas tienen en la cabeza una imagen que no corresponde ni correspondería con la realidad o con lo social. Socialmente no se espera que la niña llegue al raquitismo, se espera que llegue a la delgadez y eso que en las latinas no tanto. Aquí admitimos las caderas y los senos, pero en Europa y en Estados Unidos mientras menos caderas mejor. Aquí, por el machismo, a mayor cadera, el hombre ve una mujer con mayor capacidad para hijos. Cuando esos tres 'cuerpos' mencionados anteriormente no coinciden, es cuando viene la culpa, la angustia, la sensación de que una no sirve para nada, entre otros. Eso lleva a estas mujeres a hacer cantidad de cosas que las llevan a enfermarse".

La doctora Phiper también considera que la presión sociocultural por la esbeltez, junto a la estigmatización de la obesidad, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la bulimia. Pero para ella es evidentemente necesario que aparezcan otros elementos para que se desarrollen los trastornos alimentarios, como pueden ser: un contexto educativo y familiar que particulariza el modelo estético-corporal, una baja autoestima, un estilo de afrontamiento deficiente y el mito de la ¨Super mujer¨.

Cree además que cualquier dieta puede ser el primer paso en la dirección de un trastorno de la alimentación. Una vez que la mujer ha perdido contacto con el mecanismo interno personal que regula la sensación de hambre, se vuelve muy vulnerable a cualquier influencia sobre su conducta alimentaria. Afirma que cuando la mujer vive pendiente del modelo aceptado por atractivo a nivel social, hará lo que sea por obtenerlo. A veces la sugerencia de una amiga juega un papel clave en el desarrollo de la bulimia. Las mujeres que están obsesionadas con el peso a menudo ofrecen su "ayuda" a otras mujeres también obsesionadas con lo mismo: "Vomita y no engordarás". Esa transmisión boca a boca de la bulimia se da frecuentemente en las residencias universitarias y Cali no es la excepción a esa lamentable costumbre. 114

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Aspectos biológicos o genéticos

En cualquier página en la red, o libro que trate sobre trastornos alimentarios, aparece escrita la posibilidad de que ciertos desequilibrios en los neurotransmisores, o factores genéticos aún no específicados, sean responsables de la anorexia y la bulimia. Esa parcialización en la información es errónea ya que se han efectuado en el mundo varias investigaciones sobre genética y neurotrasmisores con resultados alentadores pero no concluyentes. Esa falta de resultados definitivos, en la mayoría de los casos, se debe a que es casi imposible atribuirle toda la culpa de una anorexia o una bulimia a factores en los que no estén involucrados los patrones de comportamiento familiar, el grado de formación psíquica de la persona y el constante bombardeo de unos medios de comunicación que reclaman belleza y delgadez a las mujeres como forma de ser exitosas y triunfar socialmente. Los siguientes párrafos explican a nivel muy superficial algunos de esos hallazgos.

Uno de esos descubrimientos es que parece que sí existe un riesgo hereditario tanto para bulimia como para anorexia. En las personas que tienen parientes que han sufrido anorexia la posibilidad de enfermarse del mismo mal aumenta 8 veces comparado con otras personas, más no se sabe a que factor heredado o no se debe ello. Quizás todo se deba a ciertas condiciones heredadas en grupos de familias y que las hacen tener predisposición hacia la delgadez. Si estas personas -además!- también heredan o incluso desarrollan patrones familiares que repiten los posibles desencadenantes u causas subyacentes de los trastornos alimentarios, la situación se complica para ellos, pero se ilumina para los científicos. Otros expertos creen que las personas anoréxicas heredan una cantidad extraña de narcóticos naturales llamada opioids, las cuales son descargadas en condiciones de inanición y promueven una adicción al estado de hambre. Esa última teoría parece un chiste para los descendientes de los ingleses colonizadores de Hong Kong pero los científicos se la toman muy en serio. 115

También existe la posibilidad de que todo el horrible asunto de la anorexia, o una variedad de ella, se deba a simples y comunes bacterias. En una investigación publicada por el Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry se revela una relación entre la familia de bacterias del grupo A beta-hemofílico estreptocócico (GABHS, por sus siglas en inglés), las que le dan a uno cuando se infecta la garganta y la anorexia. Al parecer si un joven con comportamiento obsesivo compulsivo, de esos que tiene que limpiar su habitación 20 veces en el día para escapar de los ácaros del polvo, empieza a desarrollar síntomas anoréxicos, es buena idea comprobar si cumple algunos de los síntomas que se conocen para diagnosticar la anorexia. En caso contrario existe la posibilidad de que su afección sea una consecuencia secundaria producida por los anticuerpos provocados por los organismos al lesionar accidentalmente el cerebro durante el proceso de lucha contra la infección. Los antibióticos, la terapia inmunológica y una vacuna experimental contra la fiebre reumática pueden inclusive ayudar a tratar la anorexia en estos pacientes.

Por otro lado, varios estudios han revelado cantidades bajas de ciertos neurotransmisores -mensajeros químicos en el cerebro- en algunas personas con anorexia y bulimia severas, que permanecen bajas incluso después de que han recuperado el peso. Niveles reducidos de estos neurotransmisores, la serotonina y la norepinefrina, también se encuentran en las personas con depresión, y se ven anormalidades de serotonina en las personas con trastorno obsesivo-compulsivo. Un estudio reciente ha encontrado que los niveles sanguíneos bajos del aminoácido triptofano, un componente en la comida que es esencial en la producción de serotonina, pueden producir depresión. Las personas que comen excesivamente después de una dieta severa pueden estar respondiendo a este estado emocional de estímulo proteínico, mucho más si son mujeres, ya que el doctor Joseph Toro, experto español en Trastornos alimentarios, ha comprobado que las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad genética al estrés de la desnutrición. 116

Utilizando la más alta tecnología en escaners cerebrales y cámaras de resonancia también se confirmó la incidencia de la química del cerebro en ciertos trastornos de la alimentación. Los estudios por imágenes escanográficas de los cerebros de pacientes anoréxicos han encontrado altos niveles de proteínas conocidas como factores de secreción de corticotropina (CRF, por siglas en inglés), las cuales se secretan durante períodos de estrés y bloquean la sustancia neuropéptido Y (NPY, por siglas en inglés), un estimulante de apetito potente. Estos productos químicos relacionados con el apetito pueden servir como los enlaces biológicos entre las enfermedades estresantes extremas en la vida de una persona joven y el desarrollo posterior de anorexia, aunque algunos estudios por imágenes indican que estas anormalidades ocurren después de desarrollada la anorexia. Otro estudio vincula niveles inestables, generalmente bajos, de leptin con la anorexia; esta sustancia está bajo escrutinio por su papel en la obesidad.

Otro estudio realizado plantea que Babe, el puerquito valiente -aunque quizás con más énfasis Miss Peggy de los Muppets- puede tener una fuerte predisposición a desarrollar anorexia. Así se determinó en aquellos cerdos que son alimentados con una dieta baja en calorías para satisfacer las demandas de consumo de tocino sin grasas. Según se reportó en el congreso de psiquiatras del Royal College de Inglaterra, el 4 % de estos animales muestra signos de sobreactividad y de no quieren comer por su propia voluntad. Los científicos creen que estos porcinos tendrían rasgos genéticos que los predisponen a la delgadez y a la anorexia, ya que se trata de familias completas. El fenómeno, por supuesto, ofrece nuevas pistas para descubrir si el origen de la anorexia humana también es genético

Una disfunción química en el cerebro también podría ser la causa de la bulimia. Las mujeres que sufrieron la enfermedad y lograron recuperarse, resultaron más afectadas psicológicamente a causa de una falta de triptofán, un aminoácido que juega un papel indirecto en la regulación del apetito. El triptofán se encuentra en varios alimentos y el organismo lo utiliza para producir serotonina, un elemento químico que funciona a nivel cerebral como regulador del humor y del apetito. Comparado con las mujeres que nunca padecieron la enfermedad, las bulímicas recuperadas presentaron mayores cambios de humor, intensa preocupación por su imagen corporal y mayor temor de perder el control sobre sus hábitos alimenticios luego de ser privadas de triptofán durante 17 horas, señalaron los investigadores. 117

Diez bulímicas recuperadas y 12 mujeres sanas participaron en el estudio antes mencionado, difundido por los Archivos de Psiquiatría General de la Asociación Médica Estadounidense. Las mujeres ingirieron alimentos y bebidas de igual apariencia, sólo que algunos contenían triptofán y otros no - cualquier similitud con las pruebas a ciegas entre Pepsi y Cocacola son pura coincidencia-. Las conclusiones de ese experimento, dirigido por la doctora Katharine A. Smith de la Universidad de Oxford, Inglaterra, sugieren que un nivel menor de serotonina puede generar algunas de las manifestaciones clínicas de la bulimia nerviosa en individuos vulnerables a este tipo de desorden¨.

Pero no es sólo Inglaterra el único país del viejo mundo que se preocupa por descubrir la causa de los trastornos de la alimentación. Nueve países europeos, entre ellos España, impulsarán un estudio multicéntrico de búsqueda de factores de riesgo en trastornos de la alimentación, mediante un proyecto que costeará la Unión Europea con 400 millones de pesetas. Esta investigación, que comenzará en enero, tendrá una duración de tres años y contará con una muestra de unos mil pacientes de nueve países (Austria, Italia, Francia, Alemania, Finlandia, Inglaterra y Rusia) y se dividirán en tres grupos: anorexia, bulimia y obesidad.

Una de las principales novedades de ese estudio es que no sólo se centrará en aspectos biológicos y genéticos, sino también en los psicológicos y sociales. Este estudio europeo, en que se reclutarán tríos (padres con hijos afectados), analizará por ello las bases moleculares ya conocidas para otras patologías psíquicas relacionadas con los trastornos alimentarios (ansiedad o depresión). "La susceptibilidad de los sujetos está ahí y 'es igual en Africa que en Europa', dice el doctor Estivill, quien coordina la investigación genética del proyecto para España. Luego será el entorno el que favorezca su desarrollo".

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Marianne Apostolides

Esta mujer sufrió de anorexia y de bulimia durante muchos años y se ha dedicado a estudiar el tema con el apasionamiento y el interés propios de quien ha sido parte del hecho y no un espectador. Sus teorías sobre las causas de la anorexia son brillantes y presentan a una mujer que, a pesar de vivir el infierno de los trastornos alimentarios, se graduó en La Sorbona y construyó una vida exitosa tras entender y superar los problemas familiares y las influencias culturales y vacíos personales que la orillaron hacia la anorexia y luego hacia la bulimia. Aquí un resumen de su teoría:

- Los trastornos de la alimentación se producen cuando una persona necesita encontrar la manera de funcionar en su mundo y no logra hacerlo de un modo saludable. En lugar de cambiar su forma de relacionarse con ella misma y con su entorno -su familia, sus amigos, su comunidad y su cultura- la persona se vuelca en la comida, ello le permite olvidar, le proporciona una ilusión de control, la protege de la vulnerabilidad. En lugar de escuchar las señales de su cuerpo, crea reglas; se obsesiona con cifras y rutinas en vez de confiar en la intuición y sentir y ser lo que es bueno para ella.

- No existe un gen que sea la causa de los trastornos de la alimentación, y no hay una sola experiencia o presión cultural que obligue a nadie a aferrarse a la anorexia o la bulimia. Sin embargo, hablando en términos más generales, la biología y las experiencias de una persona -su naturaleza y su educación- se pueden combinar para hacer de la manipulación comida-cuerpo el estabilizador más efectivo.

- Nuestro ser físico se encuentra, en parte, predeterminado y nuestro ser psicológico también. Cada persona nace con una tendencia que la lleva a gravitar hacia ciertos estados emocionales: melancolía, depresión, optimismo, obsesión, timidez, curiosidad, etcétera. Unas personas aceptan y exploran esos estados emocionales; otras aprenden a manejarlos de una manera saludable, y finalmente otras intentan suprimirlos a través de una manera destructiva.

- Muchos progenitores tienen problemas con la comida; a menudo hacen dietas, comentan lo que pesan, y siguen escrupulosamente las instrucciones de alguna organización para personas con problemas de peso. Con su comportamiento envían mensajes sesgados a sus hijos sobre la manera de comportarse ante la comida, el hambre, el cuerpo y el peso. La forma que tiene una familia de tratar las emociones implica otros tipos de mensajes: una adolescente puede ver cómo sus padres; suprimen sus sentimientos o los manifiestan peleándose, bebiendo, volviéndose huraños, etc. Si los padres no ofrecen a sus hijos un espacio cómodo donde puedan expresar sus propias experiencias y emociones -llorar, hablar, discutir-, la adolescente aprenderá a suprimir sus sentimientos igual que hacen ellos. Otras adolescentes aprenden que deben sacrificar algunos aspectos de sí mismas -su apetito, necesidades, sentimientos y metas- para obtener apoyo, aceptación, atención y amor. De estas adolescentes se acostumbra a decir que son ¨complacientes con la gente¨; son aquellas que intentan congraciarse con todo el mundo, y en el camino, se pierden a sí mismas.

Sin saberlo ni pretenderlo, los padres pueden favorecer una atmósfera que vuelva a su hijo vulnerable al uso de la manipulación cuerpo-comida como manera de enfrentarse a las situaciones. El desconocimiento es, en parte, responsable del desarrollo y la continuación del trastorno de la alimentación de la persona afectada.

- La cultura global en general envía, también, a las adolescentes el mensaje de que se las valora y juzga por su cuerpo. Se las anima a compararse con una versión retocada y realzada por ordenador de una mujer que coincide con el estereotipo, prácticamente inalcanzable, del ideal femenino actual: cuerpo de muchacho con caderas estrechas, brazos estilizados y estómago plano, pechos grandes y una larga melena. La mayoría de las adolescentes absorben estos mensajes culturales y comienzan a resentirse de la forma natural de su cuerpo, un resentimiento que se acentúa cada vez más a medida que llega la edad adulta.

Algunas personas no pueden reconocer lo que les ha sucedido porque no son conscientes de una serie de tensiones que los afectan. En algunas personas estos trastornos parecen disparados por el sentimiento de no reunir los requisitos para ser el tipo de persona que la gente espera de ellas. Por eso es probable que utilicen los trastornos de la alimentación para hacer frente a los sentimientos que surgen de situaciones que no encuentran cómo resolver, esa incapacidad de ser, de enfrentar sus problemas, de dejar la dependencia de la opinión ajena y construir la propia pone "contra la espada y la pared" a la persona, en estos casos la enfermedad puede ser una especie de "tabla de salvación" para quien no puede determinarse, para quien tiene un cuerpo, una mente y un espíritu, sin un yo fuerte que lo comande. Esa ausencia de "control interno" es llenada cuando el afectado descubre un comportamiento obsesivo compulsivo en un trastorno de la alimentación, que le permite tener el control de algo, aunque ese algo tenga como meta final la muerte. Buscan ser los mejores en eso de suicidarse lentamente porque es lo único que les permite hacer algo por ellos mismos.118

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