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CONTRA LA SOMNOLENCIA Y EL
CAMBIO DE PÁGINA
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Para un periodismo científico “leíble”
y “vendible”.
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Un periodismo científico que forme,
informe y divierta.
Ana Sofía Franco Zafra
anasofia@univalle.edu.co
Lo mejor de la siguiente lista de opciones
para hacer un periodismo científico entretenido es que puede seguirse
extendiendo cada que se escribe sobre un nuevo tema. Lo más importante
es descubrir este terreno virgen, lleno de riquezas y tal vez satisfacciones
para quien se decida a explorarlo.
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Escribir pensando en los niños
y en las personas más alejadas de los conocimientos científicos
y tecnológicos, pero sin tratarlos como absolutos ignorantes.
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Ser consciente de que en la mayoría
de los casos partimos de cero en el conocimiento e interés que el
lector tiene sobre los temas científicos.
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Usar analogías de lo más cercano,
de lo actual y, así mismo, ubicar los temas en la cotidianidad de
la vida de los posibles lectores, no olvidar que aún hay muchos
que creen que la ciencia está sólo en libros y laboratorios,
y que está en nuestras manos cambiarlo.
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Tomar herramientas de la literatura, de géneros
como el cuento, la fábula y hasta la poesía. Contar historias.
Crear personajes; los animales, las plantas, los iones y los volcanes pueden
hablar y sentir.
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Tomar herramientas del periodismo “light”
en lo que se refiere a la forma, jamás al contenido. ¿Por
qué tener miedo si es por una buena causa?
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Se puede utilizar un lenguaje didáctico,
si éste no suena paternalista y “alfabetizador”.
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El humor sano, y a veces la ironía,
es una herramienta básica.
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No pretender abarcar mucho en los contenidos
y explicaciones de procedimientos y teorías, ya sabemos que “el
que mucho abarca poco aprieta”.
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Los títulos deben ser atractivos, pero
no deben prometer lo que el artículo no va a cumplir. Que el título
no resulte ser lo único entretenido del texto.
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No dejar decaer los textos a la mitad del
camino. Sucede a veces que los títulos y el encabezado son muy llamativos
y agradables, pero después el texto se torna aburrido.
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Subtitular de una manera divertida y coherente,
no sólo para partir el texto.
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Se pueden hacer ínter textos muy cortos
dentro del relato para anclar y explicar las cosas más técnicas
del tema pero que son necesarias, como fechas, nombres de investigadores,
explicaciones claves, etc, para que el texto no alcance a decaer en esos
puntos.
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Pensar no sólo en la estructura del
texto sino también en su diagramación, sus ilustraciones
y hasta en el formato y diseño de la publicación. Cuando
es sólo de ciencia, evitar la rigidez, la frialdad y la sobriedad
con que tanto se relaciona a la ciencia y se espanta al lector.
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Algunas veces las fuentes son emotivas y nos
conectan de inmediato con el tema. Si esto no sucede entonces somos nosotros
mismos quienes debemos buscar esa conexión, pues si el tema no nos
toca, no podremos tocar a nadie más con él.
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Tener en cuenta que a veces es necesario escribir
el texto plano para entenderlo mejor y precisar las ideas, y sólo
después pensar en la forma. Y que otras veces es la forma la que
nos lleva a entender el tema y preguntarnos por la información que
falta. V
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Visualizar y oír los contenidos. ¿Por
qué no pensar en un lenguaje radiofónico o audiovisual para
escribir? ¿Y por qué no pensar en un periodismo científico
entretenido radial y/o audiovisual?
Además de ser cuidadoso y exigente,
practicante del amor a la verdad, explicativo, riguroso y modesto,
como plantea Manuel Calvo Hernando en su “Decálogo del divulgador
de la Ciencia", un periodista científico que quiera llegarle a su
público debe ser muy paciente, muy astuto, creativo, imaginativo,
arriesgado y tenaz.
La lista continúa, usted... ¿qué quiere agregar?
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